49. Rebelión

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El primer día de clases del nuevo curso se presenta cálido y bochornoso. El reencuentro con los amigos y compañeros se produce rebosante de la puesta en común de experiencias veraniegas compartidas y anécdotas vacacionales ocurridas en família.

Muchos de ellos se han visto durante los dos meses de descanso estudiantil, y los acontecimientos vividos durante las fiestas estivales de la ciudad aún sufren las consecuencias que ocasionaron algunos actos sumamente electrificantes y otros dignos de olvidar. Pandora apenas se ha acercado a Kanon, y la fiel custodia y protección que le brinda su novio Rhadamanthys pretende dejar claro al menor de los gemelos que él, ahí, no tiene ninguna opción.

Saga y Kanon siguen en la misma clase. Aspros se ocupó que así fuera después de amenazar muy seriamente a la directora con un cambio de instituto si llegaba a separarles con la burda excusa de propiciar una "notable mejora en su rendimiento".

Afrodita también sigue en el mismo grupo, y la pícara sonrisa que ha dedicado a Saga en el mismo instante de posar su vista sobre el gemelo mayor, a Kanon le ha resultado simplemente repugnante. Durante los cursos pasados, "la nena" de la clase no le había generado ningún tipo de sentimiento más a parte de las ganas de burlarse, siempre apoyado por la inestimable complicidad de otros alumnos, de su aspecto físico descaradamente afeminado. Pero este curso algo sucede con el despreocupado chico. A Kanon le molesta su presencia, y más aún las miradas que comparte con Saga, quién se las corresponde con un rubor que arrastra con él las reminiscencias de una escena protagonizada en la playa y disfrutada por ambos.

Los asientos en clase se han asignado siguiendo un orden alfabético que ya se alterará durante el curso, hecho que de momento dispone a Saga en el asiento posterior al que le ha tocado a Kanon. Afrodita queda lejos de ellos, pero alguna intención juguetona le ha llevado a acercarse al pupitre de Saga y dejarle un pequeño papel doblado entre el estuche y la libreta que su hermano ha abierto en la primera página en blanco. Kanon lo ha espiado todo de reojo, volteándose fingiendo buscar algo en la nueva mochila colgada del respaldo de su silla. A Saga le ha faltado tiempo para agarrar la enigmática nota, leerla, encenderse sin remedio y guardarla con extrema rapidez y torpeza dentro del bolsillo trasero de sus jeans recién estrenados. Afrodita ha seguido el camino hacia su lugar en la clase, sin dejar de observar al sonrojado y atribulado Saga, guiñándole el ojo cuando éste ha conseguido meter la nota a buen recaudo y le ha buscado con la mirada, tan sólo un precipitado instante para corroborar su proposición.

Durante las dos primeras horas de clase, dedicadas básicamente a la presentación y planteamiento de las materias, Afrodita no ha vuelto a buscar a Saga con su azul y bella mirada. Kanon ignora qué ha hecho su hermano, pero cuando el timbre que anuncia la pausa para el recreo suena, Saga se apresura a medio ordenar sus bolígrafos y papeles, y el nerviosismo y celeridad con la que se alza extraña a Kanon.

- Saga...¿vienes conmigo a comprar un par de refrescos a la máquina?

Nunca antes Kanon ha necesitado compañía para irse a comprar el refresco que acompaña el bocadillo de su desayuno, y que justamente hoy le proponga a Saga ésto desconcierta al mayor.

- Ve pasando...yo tengo que ir al wc...- contesta Saga, que se ha visto detenido abruptamente por la presencia de Kanon entorpeciéndole el paso con una dedicación fuera de norma.

- ¿Por qué? - insiste el menor, que ya se ha fijado que Afrodita no está en la clase.

- ¡Me estoy meando, Kanon! - exclama Saga sin mirarle a los ojos al tiempo que apoya una mano sobre el hombro de su gemelo y lo aparta del camino con la ayuda de un firme empujón.

Saga desaparece como alma que lleva el diablo, y Kanon casi se cree la excusa servida para ocultar un realidad mayor.

Casi se la cree.

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