23. Campamento

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—Ha terminado el primer trimestre pero los que aspiran a ser héroes no pueden parar a descansar. En este campamento entrenaréis para superar vuestros límites.  

Todos los chicos parecían entusiasmados por ese campamento. Mina, Denki y Ochako incluso comenzaron a bailar lo que soltó carcajadas de muchos.

—¿Hay gente de la clase A con clases extras? ¿Quiere decir que algunos han reprobado? ¿No se supone que son mejores que la clase B? — Nadie necesitó girarse para reconocer la voz de aquella irritante persona. Pero un golpe seco hizo que cayera al suelo. Sin duda Kendo era indispensable para mantener a raya a Monoma.

—La clase B — mencionaron varios analizando a la otra clase. Pocos llegaron a la última ronda por lo que no conocían bien a todos. En el caso de Mineta... digamos que no analizaba precisamente los dones.

—Nos conocimos en el festival deportivo. — dijo una chica de pelo verde que Kata reconoció como Setsuna.

No pudieron presentarse ya que en seguida cada clase tuvo que dirigirse a su autobús. Kata se sentó al lado de Mina que con su energía y su animada música incluso una carrera de caracoles parecería lo más emocionante del mundo. El autobús paró después de un par de horas para hacer un descanso.

—¿Y la clase B? — preguntaron algunos.

—No hay razón para parar sin motivo. — al decir eso un coche negro paró a nuestro lado «Esto no puede ser nada bueno» pensó Kata retrocediendo, y su intuición no la traicionaba.

Dos chicas con trajes gatunos algo extravagantes salieron del coche junto a un niño. Midoriya las identificó como miembros de las Pussy cats. La castaña señaló un valle a lo lejos alegando que ahí sería el campamento a lo que muchos alumnos retrocedieron hacia el autobús, Kata la primera pero la chica rubia usó su quirk haciendo que un derrumbe los mandara despedidos por el acantilado.

—Es propiedad privada así que pueden usar sus singularidades. Si llegáis antes de las 12:30 os dejaremos almorzar.— dijo la castaña.

—¿Eso debía ser un consuelo? — dijo Kata desempolvando su uniforme.

No tardaron en ponerse en marcha pero eso no podía ser solo una prueba de orientación ¿verdad? Unas bestias de barro comenzaron a llegar, algunas aladas y otras simplemente grandes. Jirou y Shoji se encargaban de detectarlos, Hagakure los atraía, Tsuyu, Koda, Todoroki, Sero, mineta y Kata se encargaban de apresarlo y derribarlos y el resto los remataban. Era una estrategia simple pero efectiva ya que fueron cayendo todos de 1 en 1. A pesar de los árboles Kata pudo ver que el sol estaba alto en el cielo «Ya son las 12 y no estamos ni cerca del campamento ¿Nos hemos equivocado de camino? no... si hay tantas bestias debe ser por aquí». Tenía razón, no se habían equivocado de camino, para el atardecer habían llegado a su destino. No habían heridos pero muchos habían llegado al límite de sus quirks, al límite de sus fuerzas o de ambas. Por la sangre proveniente de la nariz de Kata y como se dejó caer rendida al suelo, ella era claramente el último.

—¿No debían ser 3 horas? — preguntó Sato estaba indignado pero su cansancio no le dejaba reflejarlo en su tono.

—Eso es lo que nos habría costado a nosotros. — dijo con un tono prepotente la rubia. —Pero la verdad, esperábamos que tardaran más. 

—Por cierto, ¿Quién es ese chico? — preguntó Midoriya.

—Es el hijo de mi primo, Kota. — dijo la gata castaña.

Deku fue a saludarlo pero a cambio recibió... un golpe en los testículos...

—¿Cómo has podido hacerle eso a su escroto? — se exaltó Iida.

—No pretendo pasar el tiempo con un grupo de aspirantes a héroes. — dijo el niño. «Apenas debe tener 5 años ¿Cómo un niño tan pequeño puede odiar tanto a los héroes? » se preguntó Kata al ver la cara de desprecio hacia ellos.

—Lleven sus cosas a sus cuartos y vayan a cenar, después se darán un baño e irán a dormir. Mañana empezaremos de verdad. — «¿Empezar de verdad? ¿Esto ni siquiera era el comienzo? »

Tras la cena se dirigieron a los baños, separados entre chicos y chicas por un muro por lo que podían escuchar de lo que hablaban los chicos. Mineta las estaba escuchando. «Ojalá te ahogues. » pensó Kata y seguramente no era la única. Kota evitó que Mineta escalara pero cuando las chicas trataron de agradecérselo se sobresaltó y cayó del otro lado de la barrera. Una de las aves de Kata lo atrapó y llevó al suelo.

—Parece estar inconsciente— dijo Midoriya del otro lado, donde estaba Kota. —Lo llevaré con Mandalay. — Kata fue a vestirse rápidamente y se reunió con el peliverde y la pussy cat.

—Parece haber quedado inconsciente por el miedo a la caída, no es nada grave. — dijo la heroína poniendo un trapo húmedo en su frente. —Aizawa me advirtió sobre Mineta y lo mandé a vigilar. 

—Kota-kun odia a los héroes ¿verdad? — preguntó el peliverde.

—Es raro que un niño de su edad piense así. —pensó Kata en voz alta.

—Él también solía admirarlos. 

—Sus padres también eran héroes. — dijo la gata rubia entrando con una bandeja. «Eran...» —pero murieron en el deber. 

—Fue hace dos años... protegían a unos civiles de un villano. Para un héroe, es una muerte honorable. Pero... para un niño que no entiende lo que le rodea, le habían arrebatado a sus padres. Mientras, todo el mundo alababa a los héroes. — Kata sintió un pinchazo en el pecho al escuchar esa parte del discurso. — Nosotras tampoco le agradamos, pero no tiene otro sitio donde ir. — y con ese sabor agridulce se fueron a dormir.

"Praeteria mutare non possumus" (latín). No podemos cambiar el pasado

Mha - El pasar de las nubesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora