60. Viejas amigas

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        —Hace mucho que no te veía Kat.

        —Creí que especialmente tú estarías en el turno de día. — Soy descendiente del primer quirk, aquel que permitía a su usuario brillar, puedo concentrar la energía solar al punto de hacer arder a alguien, es evidente que la noche no es mi hábitat.

       —Puedo acumular energía durante todo el día.

       —Haces la fotosíntesis... Qué bien. — dijo empezando a patrullar.

yonderly: mental y emocionalmente distante

        Después de 3 años no debería sorprenderme esta Katana, pero de todo el mundo no pensé que Kat y yo acabaríamos así. Probablemente porque nunca creí que nuestra amistad tendría un final. No hemos hablado desde la graduación de escuela media y ahora... es como si ya no supiera hacerlo. Hemos sido amigas desde que tengo uso de razón. No sabía cómo era el mundo sin ella y esperaba no tener que conocerlo. ¿Alguna vez habéis tenido una amistad así? ¿Esas que te marcan con gestos y manías de la otra y tantas primeras veces que probablemente no exista nada que no esté manchado por su recuerdo? Eso éramos. Y ahora reconozco cada gesto sin forma alguna de interpretarlo, como un idioma que alguna vez hablé y ahora soy incapaz de descifrar.

        La noche transcurre con tranquilidad, algún ciudadano en busca de refugios, un ladrón inexperto y alguna rata paseando por las calles desérticas.

       —No te ví en el exámen de licencias provisionales ¿No estás en clase con ese tal Inasa? — No esperaba que ella iniciara una conversación.

       —Sí, pero pedí ir con la clase B.

       —¿Por qué? Habría sido una victoria fácil.

       —Contra ti siempre ha sido una victoria fácil. Y aún así siempre parezco estar a kilómetros detrás de ti.

       —¿Por eso dejaste de hablarme? ¿Por eso me empezaste a odiar? ¿Por envidia?

       —Yo nunca te he odiado. ¿Envidia? Tal vez. Todos temíamos tu potencial, incluso tú lo hacías. Mientras todos intentábamos mejorar nuestro quirk tu intentabas frenarlo para no perder el control. — No conocían su poder, el resto de nuestros compañeros no tenían idea del poder de Kata, uno que creí nadie podría parar, ni siquiera ella. Conozco o al menos conocía cada cicatriz de la que su propio don es culpable y como en invierno, cuando anochecía pronto, apresuraba el paso entre farola y farola y ahora camina por las mismas calles, sin alumbrado alguno, como si siempre hubiera formado parte de esta oscuridad. Como si la oscuridad siempre hubiera formado parte de ella. — Abandonaste nuestro sueño e hice mi mayor esfuerzo para ayudarte de todas formas. Pero no querías mi ayuda. Y cuando volviste decidiste que yo ya no era suficiente, ni como amiga ni como rival. Así que me quité del medio y vi como volvías a la cima como si fuera pan comido. Como si todo mi esfuerzo no hubiera valido para nada. Así que sí, me dabas envidia.

        Kat nunca ha sido del tipo que se mete en peleas pero nunca se callaba por algo que creía injusto. Así que o cree que tengo razón o Ryuu no se equivocaba y realmente hemos perdido a Katana. —Siempre creí que tu quirk no encajaba contigo pero... tal vez solo tú encuentras esperanza en medio de la oscuridad, conviertes la adversidad en ventajas.

        —Tal vez tu eres demasiado poética, — dijo riendo entre suspiro. —Tal vez veías algo en mi que no existe. — Me miró directamente a los ojos por primera vez en 5 horas y no había ni prepotencia ni estaba a la defensiva. Solo había una sonrisa triste y una confesión.

         —Con los 4 que aceptaron la recomendación sólo quedaban 36 plazas. Yo fui la número 37. Y no sé qué odié más... No entrar por una plaza, o ser tan patética de haber querido, aunque solo fuera un segundo, que nunca hubieras vuelto. En ese momento me dí cuenta que alejarme de ti fue lo mejor, no necesitas a alguien tan patética en tu vida.

         —Merecías esa plaza. Llevas toda la vida matándote por ella mientras yo llevo los últimos meses tratando de recuperar el retraso acumulado.

        —Si no fuera por ti probablemente no habría entrenado tanto.

        —Nos hacíamos mejor la una a la otra.

        ¿Irónico no? La luz y la oscuridad formando un buen equipo... Dejando de lado nuestra competitividad nuestros quirks eran más compatibles de lo que parecen después de todo si yo consumo la luz es más oscuridad para ella y viceversa. Nos necesitábamos la una a la otra, al menos eso creí. Encontramos un grupo de ciudadanos descontentos, uno armado con una pistola de balines y el resto con latas y lo que pudieran encontrar en el suelo. Frente al ataque derretí los proyectiles antes de que nos alcanzaran mientras Katana usó sus sombras para desarmar al tirador con el mínimo esfuerzo.

        —Tengo licencia, no puedes quedártela.

        —Vale 007 con licencia para llevar un arma que no ha salido al mercado ¿Qué tal si me dices de dónde has sacado esta arma y yo no te llevo a comisaría por atacar a un héroe?

        —¿Nos vas a obligar a acompañarte? ¿Tú y tu amiga? — Como no, acabo siendo la amiga... Se escucharon unos gruñidos detrás mío erizando los pelos de todos. Había invocado dos de sus lobos y me preocupó lo preparados que parecían para atacar.

        —Vamos a buscar a quien te ha vendido el arma y luego os llevaremos a un refugio. — el hombre asintió, completamente paralizado ante la presencia de los animales. —Me alegro de que estemos de acuerdo, gracias por su colaboración.

•••

         Ya son las 4 de la mañana y estamos en el punto de encuentro esperando nuestro relevo. El cansancio ya hace rato que está presente pero Kat parece que lleva 16 horas de guardia en vez de 8, me extraña que no se haya dormido de pie.

        —Pero mira esto... Si es Katana. Cuánto te hemos echado de menos. — escuché a Ryuu burlarse mientras se acercaba junto a otro de mis compañeros, tenía que ser él nuestro relevo...

        —¿Tanto echas de menos perder? —Y vuelve la Kata prepotente...

        —Te lo tienes muy creído para alguien para alguien que estaba en el fracaso de misión que nos ha hecho acabar así. ¿Cuántos han muerto por tu incompetencia? Que tontería digo, ya debes de haber perdido la cuenta.

         —Ryuu déjalo ya. — le reproché viendo que Kata no parecía dispuesta a defenderse.

         —3... — Ambos nos giramos hacia ella. — contando a mi madre 3 personas han muerto sin poder ayudarles, otros 27 ya estaban muertos cuando llegué, entre ellos un civil y una de mis profesoras... Ryuu, algún día alguien morirá delante tuyo, sin que pudieras hacer nada. O peor, que si pudieras. Y cuando eso pase, espero que alguien siga creyendo en ti. Especialmente tú.

Mha - El pasar de las nubesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora