61. Nepenthe

5 0 0
                                    

¡Hola! sé que poca gente lee esta historia pero me alegra que haya alguien que le guste lo suficiente como para leerse 61 capítulos e incluso votar algunos. Así que gracias especialmente a Urss239 y franky367, sois la razón por la que esta historia sigue. 

 •••

         En la vuelta a la escuela acabó con el ya común sangrado nasal y un trozo de papel poco agraciado. Esperaba no encontrar a nadie pero su visera le permitió discernir a alguien entre las sombras y no fue hasta que se acercó lo suficiente como para reconocerle que pudo bajar la guardia. Era Kenzo. Parecía inmerso en sus pensamientos. Se sentó a su lado y ese fue el momento en el que él se percató de su presencia.

          —Akihiro me dijo que ibas incomunicada. —dijo con un tono extrañamente apagado, tendiéndole un teléfono. «Incomunicada es un poco exagerar, llevo un audífono para contactar con los héroes»—Conseguí salvar la memoria y la sim. — Por muy amable que fuera su amigo claramente esa no era la razón por la que estaba allí.

         —Empiezo a acumular una deuda contigo muy grande.

         —No tanta, la muñequera que te hice casi te cuesta la mano. —Los guantes de su traje nunca fueron rehechos por lo que todo su brazo cicatrizado quedaba expuesto.

         —Eso fue idea mía. Cuando lo hicimos creí que sería mi forma de ganar contra Todoroki pero está claro que fue un error... — «2 de 6 Todorokis ya me han pegado una paliza. » —¿Estás bien? Puedes decir que no.

         —¿Lo dices porque son las 4 de la mañana?

          —No, porque no llevas la corbata y tu uniforme está arrugado, no es para nada propio de ti. — esa broma logró un comienzo de sonrisa en el muchacho. —¿Quieres contarme qué ocurre?

          —No sé qué siento y eso es raro, suele ser mi especialidad.

alexitimia: inhabilidad para describir las emociones

          —Bienvenido junto al resto de mortales... Pero no pasa nada, no necesitas encontrar las palabras perfectas, tú solo inténtalo. Te escucho.

          —Creí que lejos del pánico generalizado, los llantos, el... el caos. Creí que lejos de todo el caos podría tomar un respiro de todas las emociones ajenas. Y llevo horas aquí solo y toda esa angustia, todo ese miedo sigue aquí. — Sus manos temblaban al igual que su voz y Kata las tomó entre las suyas. — Y no sé como hacerlo desaparecer.

         —Sé lo que es vivir con miedo. —Al decir eso no pudo evitar recordar el calor abrasador de Dabi, la claustrofobia bajo las ruinas que amenazaban con aplastarla y el camino infernal que tuvo que caminar entre cadáveres. — Y no creo que se vaya, al menos no de momento. Pero pronto todo estará mejor, te prometo que todo estará mejor. Sé que no es fácil pero hay que vivir hasta que ese día llegue. Y hasta entonces, yo estoy aquí.— sonrió sinceramente. Sin importar lo que piensen de ella, de los héroes; los que siguen en pie, los que no se han rendido están dispuestos a dar la vida por recuperar la sociedad. ¿Cómo podrían perder así?

            —¿Cómo encuentras esperanza en todo esto? ¿Cómo encuentras fuerzas para seguir adelante? — «evitando mis problemas intentando solucionar los de otros, trabajando hasta quedar exhausta para quedar inconsciente el minuto en el que llegue a mi cama porque el cansancio físico es mucho mejor que el cansancio mental por pasar la noche en vela recordando a todos los que han muerto. De todas las formas que no deberías hacerlo.» —¿Por qué no te rindes?

            —No te voy a mentir. A veces es tentador, quedarse aquí estirada bajo el cielo esperando a ver si salvan el mundo o acaban de destruirlo, pero luchar es la única forma de vivir que sé. Si rendirme fuera una opción la habría escogido hace mucho tiempo... Espero algún día tener una mejor razón pero de momento es todo lo que tengo. Y pienso aferrarme a ello.

             Quedaron un rato sentados en silencio. Por el cansancio Kata no pudo evitar tener que apoyarse en Kenzo y luchaba por mantener los ojos abiertos pero no tenía el coraje de irse a dormir sabiendo que él se quedaría aquí dándole vueltas a las cosas.

             —Levántate, — dijo finalmente la chica obedeciendo su propia orden y esperando a que su amigo hiciera lo mismo. —Venga, hazme caso.

             —¿Qué quieres hacer?

Nepenthe: algo que puede hacerte olvidar el sufrimiento.

             —Vamos a poner en pausa el mundo. — lo guió a un lugar con menos árboles y despejó sin prestar mucha atención los palos y piedras que pudieran haber. Sin su visera de visión nocturna y con la linterna del teléfono iluminando mínimamente la zona esperó en posición.

             —¿Un combate? ¿Ahora? — de una patada detrás de las rodillas Kata lo tumbó en el suelo.

             —1-0

             —Eso es juego sucio.

            —1-0 — Viendo que no tendría más opción el chico se quitó la chaqueta del uniforme y se arremangó la camisa pero acabó tumbado con la misma facilidad que la primera vez. —Nunca podrás ganar si no te centras en lo que tienes enfrente. —Después de la tercera victoria de Kata, Kenzo parecía cada vez menos convencido de poder ganar. —Si vas a perder de todas formas al menos asegúrate de dar una buena pelea.

            Ahora parecía más concentrado y la batalla era mucho más igualada ya que la experiencia de combate de Kata y la costumbre a la oscuridad ya sea con o sin su visera compensaba la mejor aunque oxidada técnica del chico. La balanza acabó decantándose por el chico cuando un dolor punzante en los lados de la cabeza desestabilizó completamente a Kata. No fue hasta que ella estuvo en el suelo que la luz de la linterna la iluminó lo suficiente para él pudiera ver la expresión tensa de la chica. Kenzo la soltó inmediatamente.

          —¿Estás bien? ¿Te has dado con una piedra o algo?

         —Estoy bien solo he abusado un poco de mi quirk esta tarde y estoy pagando factura con retraso. A estas alturas debería estar acostumbrada. —Mientras dijo eso hacía presión en los lados del cráneo par intentar aliviar el dolor sin éxito e hizo desaparecer 2 pájaros que había tenido merodeando «Creí que sería un buen momento para que el traidor actuara».

          —¿Cómo la resaca? — Ninguno pudo evitar reírse de aquella comparación aunque errónea. «Siento mentirte pero no voy a darte más motivos para preocuparte.» —Te vuelve a sangrar la nariz, del otro lado. — De un gesto le pidió la bolsa que llevaba consigo. Eran en realidad dos bolsas negras, una encima de la otra y atadas al cinturón y una cinta para sujetarlas a su muslo derecho. De la de arriba, que era considerablemente más pequeña, sacó un pañuelo y una pastilla que tomó en seguida.

 De la de arriba, que era considerablemente más pequeña, sacó un pañuelo y una pastilla que tomó en seguida

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Imaginad que hay una más pequeña en el hueco

—¿Sabes que es menos favorecedor que un trozo de papel en la nariz? Dos trozos de papel. —La sonrisa del chico fue pronto sustituida por un bostezo. —Al menos lo de los combates ha funcionado.

•••

8:12

—¡Kata despierta! ¡Es urgente!

Mha - El pasar de las nubesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora