Volviendo de la escuela decidió desviarse a comprar un ramo de flores para la tumba de su madre, era el primer aniversario... Saludó a la dependienta y comenzó a registrar toda la tienda con la mirada. Rosas, camelias, narcisos... habían flores coloridas en cada estantería tal vez demasiado coloridas pero no quería llevar flores apagadas, bastante deprimente era ya aquel lugar. siguió mirando durante un par de minutos cuando por el rabillo del ojo pudo distinguir unos girasoles blancos.
—Siempre estoy pensando en ti— dijo su madre colocando cuatro girasoles en un jarrón mientras una Kata de 10 años miraba confundida a su madre —eso significan los girasoles blancos, por eso he comprado 4.— respondió con una cálida sonrisa.
—¿La cuarta es para el tío Oboro? — la madre asintió. —¿La próxima vez podremos comprar una de mi parte?
—¿Podría darme un ramo pequeño de girasoles blancos por favor? — dijo sin titubear
—2500¥ (≃19€, ≃21$) — Eso definitivamente le dolió en la cartera pero después de un rato rebuscando todas las monedas de su monedero logró reunir la cifra acordada.
Tras salir de la tienda se dirigió al cementerio pero la calle por donde normalmente iba estaba bloqueada por un gran grupo de personas. Trató de adentrarse en el tumulto buscando una salida con los brazos en alto para que las flores no se aplastaran. Nada, habían precintado la calle por un villano. Era como un moco de 2 metros pero parecía estar dando problemas a los héroes. Entre tres o cuatro héroes no lograron sacar al chico del monstruo viscoso. Kata se quedó en primera fila observando las llamas que ardían alrededor y el miedo en los ojos de aquel chico que buscaba aire desesperadamente.
Todos los presentes tenían un poder, cualquier cosa que pudiera darle a ese chico una bocanada de aire pero nadie hacía nada, solo esperaban a que un héroe hiciera algo, y Kata era uno de ellos. Los héroes se decían entre sí que debían esperar a alguien con un quirk más apropiado y se limitaron a extinguir las llamas «Patético» pensó Kata a punto de marcharse del lugar cuando un destello verde la obligó a detenerse. No vió quien era, solo vió algo verde pasar a su derecha como un huracán. se giró para ver aquel chico, el peliverde lloraba, se veía el pánico en su rostro pero no dejó de correr, y en un acto de desesperación lanzó su mochila a aquella cosa mientras escarbaba tratando de liberar al chico. «¿Por qué se ha lanzado sin tener un quirk útil? »
Unas sombras rodearon al peliverde y al chico dentro del monstruo. Sin darse cuenta Kata soltó las flores y se adelantó de unos cuantos paso para controlar mejor las sombras que trataban de alejar al peliverde de aquella escena y tiraban del cuerpo del rubio en un intento desesperado de sacarlo pero era inútil cuando le empezaron a flaquear las fuerzas apareció el nº1. De un solo golpe hizo pedazos aquel monstruo sujetando a los dos chicos con la otra mano mientras Kata voló unos metros hacia atrás hasta chocar con el brazo de Mt Lady quien protegía a la gente de esa ventisca que poco después se convirtió en lluvia «Eso me dolerá mañana».
No lo admitiría jamás pero el brillo de sus ojos azules ligeramente más apagados que los de su madre delataban su admiración por aquel héroe, admiración que no sentía desde hace tiempo, tanto que en sus labios casi se podía percibir una sonrisa. Sabía que era fuerte pero jamás habría imaginado que su fuerza era capaz de cambiar el tiempo.
Pero aquella felicidad duró poco. Con dificultad por el dolor del golpe, Kata se levantó y caminó lentamente hasta el símbolo de la paz. Algunos periodistas empezaban a acercarse al héroe y le pedían que se apartara pero siguió caminando decidida. Se detuvo frente al héroe con la mirada al suelo, o mejor dicho, en los pies del héroe. Este estaba de pie sobre los girasoles.
—Deberías dejar el rescate a los profesionales pequeña — dijo aquel alto hombre —pero tal vez dentro de unos años seas uno de esos profesionales — prosiguió dedicándole una sonrisa y guiñándole un ojo, acto que Kata no vio por seguir mirando las flores, o lo que quedaban de ellas.
Aquel héroe tenía la habilidad de convertir una frase alentadora en una puñalada. «Yo no puedo ser un héroe.»
«Solo lo hice porque creí que los dejarían morir » pensó, pero prefirió guardarse su opinión. El héroe al no recibir respuesta siguió la mirada de la joven para ver que estaba mirando tan fijamente para finalmente apartarse. Kata agarró las flores como pudo para que no se rompieran más de lo que ya estaban.
—¿Para quién eran esas flores? — dijo el héroe rascándose la nuca al ver el ramo destrozado.
—Para alguien a quien no pudiste salvar. — escupió esas palabras sin pensarlo y antes de que tuviera tiempo de responder se alejó del héroe dejando paso a los periodistas.
Desidia: falta de ánimo o de disposición
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Mha - El pasar de las nubes
Fanfic"Tu deber nunca fue salvarme..." Katana Hiroko siempre ha sido una entusiasta de los héroes. Había escuchado cantidad de historias sobre el potencial de su tío, Oboro Shirakumo y por supuesto, del accidente. A pesar de no haber heredado su singular...