56. Entre nosotros

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En las puertas de U.A. la esperaba su hermano pequeño quién se levantó de un salto al verla. —¿Dónde estabas? Has tardado mucho...

—Tenemos que hablar. — la frialdad de su tono no era más que una vieja máscara tras la que se escondía desde hace 3 años, la misma que alejó a sus amigos y probablemente su falta de sinceridad fue lo que la alejó de su padre. ¿Pero dejar ver su debilidad? La hacía sentir como hace 3 años y no había nada que odiara más que volver a los 14. Así que detrás de aquella máscara reveló a su hermano las peripecias de aquel día.

—¿Qué va a pasar con papá?

—Papá ha hecho cosas malas y debe asumir las consecuencias.

—Papá... ¿es malo?

—La gente mala no se arrepiente de las cosas malas que ha hecho. — aquella respuesta no parecía reconfortar demasiado al niño quien abrazaba sus rodillas y escondía su cabeza detrás de estas. — Ey soldadito, pronto todo irá a mejor.

—¿Cómo lo sabes?

—Me voy a encargar de ello.

—¿Y a qué precio?

«Al que sea. Si tengo que morir, si tengo que matar para que estés a salvo no dudaré. Esos cabrones pagarán lo que le han hecho a la gente, a los héroes, a Midnight. » Todo su cuerpo se tensaba ante los recuerdos de aquel infierno hasta el punto de temblar. «Pero eso es lo último que quieres oír y esa es la única verdad que puedo responder. » — Nunca fue tu trabajo protegerme... Solo eres un niño.

—¡Y tú solo tienes 16! ¿Por qué tienes que ser tú quien se encargue?

quis custodiet ipsos custodes? (comúnmente asociado con Platón.): ¿Quién cuidará a los guardias mismos?

—Sabes que tengo que hacerlo, necesito hacerlo. — parecía que su hermano iba a rechistar pero no lo hizo, lo que fuera que pensara decidió que sería mejor guardárselo, una vez más. —Venga, vamos a cenar. Los abuelos deben estar esperándonos.

•••

En busca de una tetera y ramen instantáneo...

—Por encima de mi cadáver mis nietos van a comer eso. — apareció su abuela de la nada. —¿Cómo piensas recuperarte y luchar comiendo así? Aki tú ves a poner la mesa y Kata avisa a tus compañeros de que hoy hago yo la comida. Si los héroes no os cuidais mejor entonces sí que estaremos perdidos.

Iida, que no pudo evitar escuchar el alboroto, se acercó y ajustándose las gafas con seguridad contestó. —Señora, con mis más debidos respetos creo que no es momento de malgastar recursos.

—Malgastar comida... En mi época comíamos 4 durante una semana con un solo pescado.

—¡MIS MÁS SINCERAS DISCULPAS! ¿EN QUÉ PUEDO HACER PARA AYUDAR? ¡ENSÉÑEME CÓMO OPTIMIZAR LOS RECURSOS! — Parecía asombrado por la mujer y estaba preparado para tomar nota y aprender todo lo que pudiera. «¿De dónde ha sacado la libreta? ¿Y desde cuando Iida hace...? ...eso. Está imitando a Deku...»

—Eres un chico con mucha energía, está bien, si quieres ayudar, pela y corta las patatas.

—¡Hai!

El alboroto atrajo al resto de alumnos y todos acabaron ayudándo de una forma u otra a excepción de Kata ya que sus compañeros prácticamente la ataron al sofá para evitar que haga todavía más esfuerzos. En un principio se negó pero, hundida en el asiento, recargando su peso en algo externo a ella, el cansancio se hacía presente creando raíces de las que creyó jamás poder escapar.

Mha - El pasar de las nubesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora