37. Vuelta a la tranquilidad

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El viento que arrancaba las hojas teñidas de ámbar anunciaba el inicio de octubre. Asistieron al funeral de Nighteye, y ahora volvían a clase a organizar un festival cultural. Aizawa dejó que los delegados se encargaran de la votación. Todos tenían proposiciones: café de maids, casa encantada, puestos de comida... Para cuando llegó el final de la hora no se habían puesto de acuerdo así que debían escogerlo para el día siguiente.

    —Hiroko-san ¿Vienes a comer con nosotros? — preguntó Iida.

    —Lo siento, he quedado con los de apoyo.

    —La verdad es que casi nunca hablo con gente de otros departamentos. — constató Midoriya.

    —Excepto algunos de apoyo, el resto nos odia así que... lo siento, no debí decirlo...

Kata fue al comedor y se sentó junto a Kenzo, Mei y algunos amigos suyos. Kata se quedaba a un lado y les oía hablar de proyectos y dudas que tenían sobre clases que Kata ni siquiera tenía pero les escuchaba atentamente. Todos acabaron de comer y volvieron al aula a acabar algunos trabajos excepto uno. — Kenzo-kun, oficialmente te declaro la persona más lenta de U.A. — se burló Katana recostándose sobre su asiento .

    —Sabes, es malo comer rápido. — reclamó señalándola con sus palillos a modo de reproche. —¿No te aburres con nosotros?

    —¿Tú te aburres cuando te hablo sobre los entrenamientos?

    —Normalmente los héroes tenéis mejores historias que contar. Además, la mayor parte del tiempo ni sabes de qué hablamos.

    —¿crees que los de heroísmos somos unos cabezas huecas? — bromeó la chica pero el chico la miró con un semblante serio. — Solo era una broma, sé que no piensas eso...

    —Lo vuelves a hacer.

    —¿El qué?

    —Cada vez que trato de hablar sobre el por qué estás evitando a tus compañeros o cambias de tema o haces una broma para quitarle hierro al asunto.

    Kata se giró hacia la mesa donde se encontraban Iida, Midoriya, Todoroki y Ochako. —¿Tienes idea de cuántas veces alguno de mis compañeros ha estado apunto de morir en los últimos 6 meses?

    —Es cierto, había olvidado que yo soy inmortal.

    —No es lo mismo.

—¿Crees que dolerá menos dentro de 50 años? Además, ¿Quién dice que no me puede atropellar un coche mañana?

—No hagas bromas con eso.

—¿Entonces vas a decirme que si muriera alguno mañana no te importaría? — no recibió respuesta. — ¿Y ahora? ¿Vas a decirme que alejarte de ellos no te duele?

—¡¿Y qué más puedo hacer?! —dijo levantando la voz más de lo que querría ya que algunos curiosos se giraron en su dirección. —Qué más puedo hacer... yo no... yo no puedo perder a nadie más...

—Pronto llegará el festival cultural, aseguráte de hacer algo memorable. Pásatelo bien con tus compañeros. Al menos si alguno de vosotros... se va, tendréis algo que recordar. No te arrepentirás del tiempo que pasasteis juntos pero sí de todo el tiempo que perderás si sigues evitándolos.

—Está bien... —suspiró derrotada. —Pero aún no te has librado de mí. Tengo ganas de ver que habéis preparado para el festival, reconozco que no he entendido todo pero por lo que he oído sé que valdrá la pena.

•••

    —Con esto terminamos con las clases de recuperación por hoy. —finalizó su tutor. —Antes de iros, Eri-chan quiere ver a Midoriya y Togata. Es lo único que ha pedido desde que despertó. También ha mencionado a una chica, creí que era una enfermera hasta que dijo que tras verla apareció un animal con orejas largas que daba saltitos. completamente negro. — Miró fijamente a Kata esperando una explicación.

    —Teníamos prohibido entrar... nadie dijo nada de conejos. Además los míos no tienen pelos así que no hay riesgo de alergia.

•••

    Los residentes acabaron de recuperar las clases perdidas y al fin podían reunirse con sus compañeros para organizar el festival. Planeaban un concierto por lo que se dividieron en tres grupos: la banda, los bailarines y la puesta en escena.

    —Hiroko-san ¿Tú te unes a la puesta de escena? — preguntó Kirishima.

    —A menos que necesitéis mi quirk yo preferiría unirme al baile... —la verdad es que prefería tocar la guitarra ya que Jiro ya le había enseñado a las chicas algunos acordes antes de que empezaran la residencia pero ya habían decidido los miembros antes de que llegaran y Kaminari parecía muy ilusionado por lo que prefirió no decir nada.

    —¡Al menos 5 de las 7 chicas bailaremos! — dijo Mina abalanzándose sobre Kata y aunque no pudo corresponderle ya que estaba inmovilizando sus brazos deseó que no la soltara.

    Al día siguiente ya habían empezado a practicar y tras unas cuantas horas de práctica recibieron una agradable visita.

—¡Eri-chan!

—Hola Eri, a mi no me conoces. Yo soy Kirishima.

—Es algo tímida. — explicó Togata al ver que la niña se escondía tras él.

—La chica de los conejos.

—En realidad soy Katana Hiroko pero puedes llamarme Kata.

—Kata-san

—¿Te gustan los trucos de magia?

—No sé, nunca he visto uno.

Kata mostró sus manos vacías —¿Qué hay en mis manos?

—Nada...

Kata cerró sus manos y fingió concentrarse para después soplar sus manos y luego se las acercó a la niña para que haga lo mismo. Movió las manos como si opusiera resistencia y finalmente abrió las manos dejando libre a un pajarito. La niña miró con sorpresa, parecía recuperar el brillo en sus ojos o al menos parecían menos tristes, lo que hizo que la chica se alegrara.

—¿Y tú por qué te sorprendes? — preguntó al ver que Kirishima también miraba sus manos tratando de comprender el truco.

—Es un buen truco, sí... muy masculino. — trató de decir con un semblante serio.

Omotenashi (Japonés): La belleza de servir a los demás

Mha - El pasar de las nubesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora