Mha - El pasar de las nubes

46. Oboro

Knock, Knock...

—¡Ahora voy! — gritó a quien llamara a la puerta mientras volvía a ponerse el maquillaje, escondía la nota y apagaba el portátil. —¿Sí? — preguntó abriendo. Hasta que se percató de quién era. Se quedó observando a su profesor, tenía esa mirada que desearía no conocer tan bien. Pero al fijarse más detalladamente se dio cuenta de que no era la misma que el día que murió su madre, ni la de cuando fue hablar de las residencias a su casa, ni cuando la vio golpeada... Tenía los ojos rojos y no por que su quirk los dejara secos. Sus ojos estaban de todo menos secos, había estado llorando.

—¿Puedo pasar? — la chica se apartó y se sentó en su cama mientras el adulto cerró la puerta y se sentó en la silla de escritorio. —¿haciendo deberes?

—Por favor, no alargues más esto. ¿Qué ha pasado esta vez?

—Capturaron a Kurogiri... descubrieron que era un nomu. — El adulto no la miraba pero aún así ella asentía tratando descubrir que tenía que ver todo eso con ella. —Si no lo sabes, los nomus son gente a la que le han implantado dones, acaban mutando para poder resistir la cantidad de dones que poseen. Kurogiri... Está hecho... Su cuerpo original... Kurogiri se creó con el cuerpo de Oboro Shirakumo.

Kurogiri... es Oboro?

O b o r o   S h i r a k u m o

¿Es un villano?

—Algunos nomus conservan la personalidad de sus vidas pasadas. Mic y yo tratamos de recordarle su pasado para sacarle información pero fracasamos.

¿Aún queda algo de Oboro en ese villano?

—Hiroko...

—Me estás pidiendo que lo intente.

—Sí... ¿Estás bien con esto?

«¿Bien? Mi padre está aliado con una banda de lunáticos que le están haciendo perder la cabeza y hasta haces menos de 5 minutos creía que Hawks también estaba con ellos y ahora resulta que no pero estoy en la mira de un villano. Y para rematar hasta los muertos me persiguen. Mi tío que lleva muerto desde que tengo memoria lo han mutado y lavado el cerebro para convertirlo en un villano pero todo está genial. » quiso gritar pero no pudo. Quería llorar, destrozar algo o dormir hasta olvidar ese día pero no podía hacerlo. Aizawa era amigo de su tío... lo recordaba mejor que ella, sin duda.. Podía leerlo como un libro abierto. No podía ni mirarle a la cara, entrelazaba los dedos con más fuerza de la normal. Trataba de mantener la compostura pero estaba segura de que si ella soltaba una sola lágrima todo esa fachada se desvanecería. Así que no la dejó caer. No quiso hacer las cosas más difíciles para él. Solo se levantó y buscó las cosas de su tío, tal vez algo serviría.

•••

Ahí se encontraba abrazada a su chaqueta sintiendo su insignificancia frente a aquel edificio descomunal. La prisión Tartarus, conocida por albergar a los peores criminales y diseñada para ser impenetrable incluso para gente con quirks. El héroe Gran Torino y el detective Tsukauchi esperaban en la puerta.

—Hiroko Katana, hablamos cuando sucedió lo de USJ. — recordó el detective dando un apretón de manos. —Siento que tengas que pasar por esto.

—¿Qué quieres que haga?

•••

Cerró la puerta detrás de sí quedando sola en aquella habitación gélida frente al que juraron que alguna vez fue su tío. Solo un cristal la separaba del héroe que había iniciado sus sueños. 3 metros...Solo 3 metros... Nunca 3 metros le habían parecido tan lejos. El villano esperaba a que la chica empezara a hablar mientras la heroína esperaba alguna señal. Buscaba en aquellos ojos dorados la familiaridad que sintió en USJ pero igual que no la sintió en el campamento no la sentía ahora. Esto no iba a funcionar. Ese no podía ser su tío y si lo era, el poder del amor no lo traería de vuelta. Miró hacia la ventana a su izquierda. Donde ella solo podía ver su reflejo, sabía que detrás la observaban los 2 héroes y el policía y suplicó con la mirada que la dejaran acabar con esto.