42. Festividades

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Junto al frío y el algodón que cubría el paisaje llegaban las festividades de fin de año. Toda la clase se reunió en la sala común aunque algunos con más espíritu navideño que otros.

Aizawa apareció por la puerta de los dormitorios junto a una Eri disfrazada de Santa Claus llamando la atención de todos los presentes.

—Truco o trato — dijo mirando al adulto en busca de confirmación de que lo que a dicho es correcto.

—Eso se dice en Halloween.

—Fuera los demonios, dentro los demonios

—Eso es otra festividad

—He... pintado huevos... — dijo repartiéndolos entre los alumnos más cercanos. «Voy a guardarlo como oro en paño» pensó Kata sosteniendo el huevo que con tanto esfuerzo pintó la niña.

—Los huevos son de Pascua.— le corrigió Ochako

La noche continuó comiendo, hablando y repartiendo regalos anónimamente.

—Midoriya ¿irás a la agencia de Nighteye? — preguntó Kirishima — Ahora la dirige Centipies.

—Eso pretendía pero parece que están desbordados. Traté de preguntar a Gran Torino pero parece que él también estará ocupado. Pero esta vez es obligatorio así que seguro que la escuela me dará más opciones.

—Tal vez puedas venir a la agencia de Fatgum con Hiroko, Amajiki y yo.

—Gomen Kirishima, olvidé decirte que yo volvía a la agencia de Hawks. — dijo juntando las manos a modo de disculpa.

—Tenías muchas ganas de volver ¿verdad? — Se recostó en el respaldo del sofá. —Ahora es el número 2. Eso sí que es aspirar alto.

•••

Para año nuevo los estudiantes pudieron volver a casa acompañados por un profesor. En el caso de Kata, su tutor.

—Te invitaría a pasar pero...

—No es necesario, no quiero estropear el ambiente.

—Entonces nos vemos el año que viene. — se despidió entrando a casa después de 4 meses. —Ya estoy en casa.

Las decoraciones navideñas, las luces en la barandilla y el árbol daban un ambiente muy acogedor a su hogar.

—¡Kata! — gritó su hermano prácticamente abalanzándose sobre ella. —¿Sabes? aún no he abierto mi regalo de Navidad, así podemos abrirlo juntos como cada año.

Letobento: el hábito de olvidar qué tan importante es alguien para nosotros hasta que volvemos a ver a esa persona cara a cara.

—Claro, pero esperemos a después de cenar así tendremos algo con lo que matar el tiempo hasta las 12.

—Deja que al menos pueda dejar sus bolsas. —advirtió su padre acercándose para saludar a su hija.

«Pareces cansado ¿Has estado durmiendo bien? » pensó pero las palabras no salieron de su boca. Tras dejar sus cosas empezó a recorrer la casa como si la descubriera por primera vez. Empezó con la cocina aprovechando para coger un refresco el cual encontró entre latas de cerveza. Al llegar al taller de su madre notó que las estanterías estaban completamente vacías.

—Qué ha pasado con los aparatos de apoyo de mamá.

—A principios de otoño pensé llevarlos a la empresa para que pudieran acabarse. Estaban empezando a coger polvo aquí metidos ¿no crees?

—Sí. — «Parece que está pasando página. Tal vez solo estoy siendo paranoica.»

La cena transcurrió sin altercados mientras disfrutaban la ya extrañada cocina de su padre. Esa que con solo oler invade la nostalgia. Siempre dicen que en las festividades es cuando más se extrañan a los seres queridos. Ellos lo sabían bien. Ninguno sacó el tema para no arruinar el ambiente.

Mha - El pasar de las nubesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora