Rhinestone Eyes | Gorillaz

La idea

Murdoc Niccals , líder de la banda Gorillaz. Bajista y mente maestra de ésta, se encontraba en el baño una vez más: admiránddose al espejo con aspecto de desagrado. Parecía que con cada día que pasaba, su piel se ponía más y más verde. Su lengua no distaba mucho, ni sus párpados, ni sus manos. Parecía ser que lo único que quedaba normal en su cuerpo era su grueso cabello azabache.

Sabía el principal motivo: Aquella tonta idea de vender su alma al diablo. Ahora cada día tenía que pagar el precio de su estúpido arreglo, luciendo cada vez peor. Básicamente como un muerto en vida.

¿Qué podía hacer al respecto?.
Él, a pesar de todo, era una persona muy inteligente y capaz. Había podido crear un robot inteligente, y planeaba crear en un futuro una isla en el medio del mar con la basura que la gente usualmente arroja en éste. 

Pero cuando se trataba de su aspecto, y hacer todo lo posible por retrasar ese maldito proceso de descomposición, nada venía a su mente.

Salió del baño furioso, se vistió con rapidez y bajó a la cocina a desayunar algo antes de salir.

Al llegar a la cocina, 2-D ya estaba ahí leyendo el periódico mientras desayunaba.

– ¿Qué haces despierto tan temprano? – preguntó de mala gana.

– No pude dormir en toda la noche en realidad... – confesó el peliazul apenado.

– Espero que no te agarre el sueño repentino cuando vuelva de buscar el material, hay que ensayar – lo amenazó mientras buscaba comida de la alacena. Stuart no le respondió y éste volteó irritado. – ¡¿Oíste?! – exclamó.

– S-si... Si te oí. – respondió con temor agachándose un poco en su lugar. Luego siguió leyendo el periódico.

Una vez que el morocho terminó de preparar su desayuno, se sentó en la mesa y miró la portada del periódico.

– ¿Y esa ridícula quién es? – preguntó.

Éste decía:

" ENTREVISTA EXCLUSIVA Científica recién llegada de Los Ángeles: Planea estudiar la repentina muerte de ballenas en la playa Brighton, de nuestra costa Londinense".

– No es una ridícula, es una Licenciada en investigación de ciencias. Eso suena... Importante. – Admiró Stu, pasándole el periódico, mientras seguía comiendo su tostada.

Murdoc leyó unas palabras sueltas. Y como si una lamparita se hubiera prendido en su cabeza, abrió de golpe sus ojos y alzó la vista.

– ¡Eso es! – exclamó al tener una idea.

Stuart lo miró confundido. ¿En qué estaba pensando ahora?

– ¿Qué ocurre?

– Debo ir. ¿Dónde está? – preguntó buscando rápidamente entre las líneas de la nota. 2-D frunció el ceño.

– ¿Ir a dónde? ¿Para qué?

– Tengo mis propósitos. Necesito... necesito un cerebro más para realizar todas las cosas que tengo en mente... Por días espere una señal, es ésta. Claro que lo es. – murmuraba rápidamente como para si mismo.

– ¿Qué cosas? Murdoc, sea lo que sea que tengas en mente, no creo que sea buena idea...

Murdoc ni siquiera le prestó atención. Cuando algo se le venía a la mente era muy impulsivo, y nada lo paraba.

Se tomó el café amargo de un solo trago, tomó algunas cosas y salió disparado hacia la puerta principal para irse tirando algunas cosas a su paso apresurado