Un nuevo trato

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Los últimos días habían pasado como cualquier otro para la banda, pero para Kion aún era muy difícil estar lejos de su hogar, en un país completamente distinto al suyo.

Por momentos los demás notaban cómo ella se encontraba con la mirada ausente, absorta en sus pensamientos. O cómo le brillaban los ojos cuando le preguntaban sobre su pasado o antigua vida, y al notar ésto Murdoc les había aclarado al resto que no le toquen el tema, o podría volver a intentar huir.

Pero no todo era malo allí. Si bien las primeras semanas fueron súper difíciles conviviendo con cuatro personas totalmente distintas, poco a poco se fue amoldando a aquel lugar, a sus costumbres... A su nueva vida.

Ya no era más aquella Kira Ion: la científica de Los Angeles que vacacionaba en Miami, que comía comida sana y los fines de semana se iba de compras al centro comercial. Ahora era Kion, formaba parte de Gorillaz (del grupo en general, no de la banda musical) y trabajaba para ellos. Era una más. Era una nueva Kion.

Sentía que aquella Kira había quedado en el pasado, uno muy lejano. La nueva yo, Kion, hasta tenía el cabello de un color totalmente distinto. Ahora disfrutaba nuevos pasatiempos, tenía un humor algo distinto y después de todo aquel desorden que tanto odiaba no era tan malo – Aunque siempre intentaba que su habitación no se contagie, por así decirlo–.

Y lo peor de todo para ella: notó que Murdoc, en el fondo, era algo divertido. Quizá eran sus comentarios absurdos, el sonido de su risa o su humor negro. Pero había descubierto algo nuevo en él, algo que en un principio ni siquiera habría aceptado ver.

✧ ✧ ✧

– ¿Y? ¿Me veo diferente? – preguntó Murdoc impaciente.

Aquella era la segunda semana que estaba tomando la dosis de la sustancia que Kion había preparado para aclarar su piel.

Pero no estaba funcionando, su piel seguía igual de verdosa que siempre.

– No lo sé... ¿Tú qué opinas?

– Yo me veo igual que siempre. – contestó con una mirada algo desilusionada, mirándose al espejo de mano que ella le había tendido.

– Hey, escucha... Ésto puede pasar. Es decir, no olvidemos que hiciste un pacto con el diablo, Murdoc – Murmuró. – Pero yo intentaré hacer todo lo que pueda, de verdad...

Murdoc se quedó en silencio, observando su reflejo en el espejo. Hizo una mueca de disgusto, a veces le incomodaba verse a si mismo.

Jamás se había sentido cómodo con su imágen, y menos los últimos años que parecía descomponerse en vida cada día más.

Dejó el espejo sobre la mesada del laboratorio sin decir nada más, y se paró.

– ¿Y que tal la pólvora? – cambió de tema.

Kion notó que no ver ningún cambio le había molestado, o lo había desilusionado. Pero era demasiado orgulloso como para demostrar debilidad enfrente de ella, o de cualquiera.

– Ya te dije lo que opino sobre eso, Murdoc.

– Tu trabajas para mí, si quieres obtener tu paga debes hacer lo que yo te pida.

– Te recuerdo que puedo huir cuando yo quiera. – alzó una ceja desafiante.

Él volteó a verla.

Rhinestone Eyes | Gorillaz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora