Rhinestone Eyes | Gorillaz

Intento de huída

Algo de una semana había pasado, y a Kion aún le costaba asentarse en su nuevo lugar.

Y allí, observó varias cosas a lo largo de aquellos siete días: Observó que todos eran realmente desordenados, la casa no solo estaba sucia sino que llena de cosas por todos lados. La cocina era un desastre, y aunque no había ingresado a la habitación de otro integrante más que la de Noodle, se aseguraba que estarían iguales o peores.

También observó que nadie se despertaba antes de las doce del mediodía, por excepción de Stuart quien a menudo tenía problemas de insomnio.

Observó que Russel en efecto gritaba algunas noches cuando veía películas de terror, y ensayaba duro probando distintos ritmos de batería para complacer el oído de Murdoc.

Observó que 2-D tomaba demasiadas pastillas de diferentes colores (que no sabía para qué eran exactamente) y eso provocaba su andar algo torpe y descuidado.

Pudo llegar a conocer más a Noodle, que era la que más se relacionaba con ella. Era una muchachita muy divertida y simpática . Pero también podía llegar a ser todo lo contrario cuando se enojaba con Murdoc, y cuando molestaba a 2-D al igual que el resto de los muchachos.

Y finalmente Murdoc. Jamás había conocido a una persona que pase tantas horas del día de mal humor, ebrio o drogado. A veces le daba hasta pena el estado en el que estaba. Y si había algo bueno que rescatar de él es que era muy tenaz y disciplinado con él mismo y con la banda, tenían horarios fijos para ensayar y la mayor parte del día se encontraba organizando asuntos de la banda.

Y ella, a pesar de todo estaba agradecida por tener su propia habitación, y su propio lugar de trabajo.

Los muchachos se portaban muy bien con ella, y Noodle siempre se percataba de que ella la estuviera pasando bien, o apoyarla cuando tenía algún que otro día malo en la casa.

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- Hey, hoy hay un gran día afuera. ¿Qué les parece si vamos a la pista de skate? - sugirió Russel mientras almorzaban todos juntos en una esquina de la mesa que estaba repleta de cosas y comida.

- No iremos a ninguna parte, ustedes tienen que finalizar su parte de la canción y tú. - señaló a Kion.- Tu ni siquiera empezaste a trabajar desde que llegaste aquí. - se quejó de mala gana, mientras fruncía el ceño.

- ¿Disculpa? ¿Tú prácticamente me secuestras y quieres que de un día para el otro trabaje para ti como si nada hubiera ocurrido? - enfatizó incrédula.

- ¡Así es! Todos ustedes deberían estar agradecidos de dónde están, malditos desagradecidos. - se paró de la mesa furioso. - A las tres los quiero a todos en la oficina principal. Nada de salidas. ¡¿Entendieron?!- gritó al final, y tiró su cuenco con cereales al grifo de la cocina, para luego desaparecer de allí dando fuertes pasos.

Kion miró con temor a Noodle, y ésta negaba con la cabeza en desacuerdo.

-¿Qué rayos le pasa? - Murmuró Kion.

- Parece que alguien no tiene un buen día, y todos debemos pagar los platos rotos. - explicó.

- Oh, no es justo. Realmente quería estrenar mis nuevos patines. - se quejó Stuart apenado.

- Tranquilo, Stu. Podemos ir el domingo... - Noodle se paró para lavar sus trastes.

- No, Noodle, no es justo. Lo único que hacemos es trabajar y estar todo el día aquí encerrados. Nunca hacemos nada divertido.- se quejó Russel, apoyando a su amigo peliazul.

- Ya saben las reglas. - le respondió Noodle apenada.

Kion se preguntaba cuáles reglas. Después de pensar un poco, mientras se acababa el desayuno llegó a una conclusión: si quería empezar a salir y tener un poco de vida afuera de aquella residencia, debía intentar poner manos a la obra.