Una desastroza noticia

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– M-Murdoc... – Murmuró sorprendido.

Realmente, preferiría haberse encontrado primero con Kion.

Frunció el ceño al verlo así vestido.

– ¿Qué estás haciendo aquí? – preguntó con un tono molesto en su voz.

– Y-yo... ¿Kion no te lo dijo?

– Si, pero jamás creí que fueras tan ingenuo de venir... No me digas que has venido aquí por ella. – rió de lado con maldad.

– Si. Ella dijo que... Que quería volver a Londres.

– ¿Y por qué crees que aún sigue aquí? – preguntó socarrón, mientras bajaba finalmente hasta la sala.

– Escucha... Tú y yo debemos hablar.

– ¿Sobre qué?. – se acercó hacia el dando fuertes pasos, casi molesto. – ¿Sobre cómo todos ustedes me abandonaron?

Se acercó tanto que podía respirar su mismo aire. Stuart tenía miedo, la verdad no quería repetir el patrón con él. Quería que las cosas ésta vez salgan bien.

– Creí que habías cambiado... Creí que al estar aquí tanto tiempo, habías pensado mejor las cosas. – Murmuró Stuart, intentando mantener su compostura firme.

No iba a flaquear ante él. No otra vez.

– De hecho si pensé. Y sigo convencido en que todos ustedes me abandonaron. La única que vino por mi fue Kion.

– ¿Y dime, qué hago aquí entonces?

– ¿A qué viniste realmente Stuart?.

Iba a responderle, pero una presencia llamo su atención en las escaleras.

Volteó la mirada y la encontró allí, en pijama bajo una bata de satén negra. 

Lo miraba confundida, e incrédula.

– ¿Stuart? – preguntó sin poder creerlo, mientras refregaba uno de sus ojos adormilada. – ¿Q-que haces aquí? ¿Cambiaste de opinión?

El no dijo nada, sino que espero a que ella se acercará. Se abrazaron con fuerza, y cerraron sus ojos.

– ¡Finalmente estás aquí! ¿Pudiste encontrarnos con las direcciones que te dí?

– De hecho tuve que hacer más investigación que sólo eso... ¿Cómo estás? ¿Estás bien? ¿Estás bien aquí? – preguntó separándose un poco para tomarla por los hombros y mirarla de arriba abajo.

– Claro que si, y mírate. Estás igual que siempre... ¿Cómo estás tú?

– Ha sido un viaje largo...

Murdoc miraba aquella escena con una expresión de disgusto y malhumor en el rostro.

– Lamento interrumpir su amoroso reencuentro, ¿Pero puedes decirme que hace el aquí?

– Yo le dije que venga.

– ¿Tú? ¿A mi casa?

– Así es. Después de todo necesitas un cantante para tu nuevo álbum.

– ¿Nuevo... Álbum? – preguntó Stuart volteando a verlo ofendido. – ¿Estás haciendo un álbum sin nosotros?

– ¿Qué pregunta es esa? Por supuesto que estoy haciendo un álbum sin todos ustedes. Es mi banda, y ya encontré reemplazo para todo. No los necesito. No te necesito... Así que puedes irte por dónde viniste.

Volteó furioso, y desapareció de allí yendo hacia la cocina.

Kion volteó a verlo apenada.

– Lamento ésto... Ya se le pasará. Es hasta que se ablande un poco.

Rhinestone Eyes | Gorillaz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora