Pequeño hallazgo

101 13 1
                                    


– ¿Y? ¿Ya tienes la cura? – preguntó Murdoc cuando el trío ingreso por la puerta principal.

Se encontraban jugando videojuegos con Russel, quién se veía bastante entretenido presionando los botones con furia.

– ¡Oye, oye! ¡Espera! – Murdoc empujó al moreno y le dió pausa al juego.

– ¡HEY, NO HAGAS ESO! ¡YA TE ESTABA GANANDO! – respondió Russel enfadado.

– ¡NO CUANDO ESTOY HABLANDO, IMBÉCIL!

– No Murdoc, ni siquiera continué con el trabajo porque como ves no estaba en casa. – respondió Kion obvia mientras se dirigía a las escaleras.

– ¡Oye, ven aquí! Debes terminar lo que te pedí.

Kion volteó de mala gana.

– ¿Ves ésto? – señaló a su cabeza. – Costará caro que se me pase el enojo.

Volvió a voltear, dejándolo con la palabra en la boca y desapareció subiendo las escaleras.

Murdoc volteó a ver a Noodle, quién se encogió de hombros y siguió a la pelirroja sin decir nada más.

✧ ✧ ✧

Habían pasado algunos días, hasta que a Kion más o menos se le había ido el enojo.

En aquellos días a penas le había dirigido la palabra a Murdoc, y éste estaba que estallaba de la furia. Odiaba que alguien lo ignore, ya que por lo general era él quien te ignoraba o te trataba mal.

Los demás solo se reían al ver cómo le daban una probada de su propia medicina. 

Pero tomarse unos días le sirvió para estudiar un poco más el proyecto que planeaba hacer.

Finalmente, con una brillante idea en su cabeza se dirigió a su laboratorio rápidamente. Tomó las muestras de Murdoc y comenzó a preparar a parte algunas soluciones con reactivos especiales, mientras leía sus apuntes.

.

– ¡Murdoc! – gritó desde la sala.

Éste tardo unos minutos en bajar.

– ¡¿Qué ocurre, demonios?!Estoy en medio de una negociación. –  Le contestó frunciendo el ceño de mala gana.

– Oh... Bueno, era algo sobre mi investigación pero puedo decírtelo cuando acabes.

Éste abrió amplio sus ojos con un repentino interés.

– No, no... Puedo continuar después. ¿Qué es lo que hallaste?

Ambos se dirigieron al sótano. Kion tomó una de sus muestras de piel y le enseñó como esta se había tornado un poco más blanquecina, eliminando a penas el tono verdoso que ésta naturalmente tenía.

Murdoc lo examinó, y alzó sus cejas interesado.

– Y eso... ¿Eso significa que ya podemos seguir con el procedimiento?

– Aún no lo sé, debo esperar un poco por si hay algún efecto secundario. Pero suministrándote de a pocas dosis, podemos ir viendo cómo va evolucionando en tí. – explicó.

Murdoc la miró esperanzado, y tuvo que ocultar la sonrisa en su rostro. Sentía que se veía como un estúpido al estar tan feliz por algo que ni siquiera sabía que iba a funcionar.

– Bien, bien... Es bueno oír eso. – respondió manteniendo su compostura sería. – Avísame cuando tengas algo más. Continúa con tu trabajo. – le ordenó como de costumbre, y se volteó para dirigirse a las escaleras.

Kion lo observó irse, sabía que había un brillo de esperanza en sus ojos aunque el no lo quiera admitir. Rió y continuó con su trabajo mientras negaba con la cabeza.


✧ ✧ ✧


Un sábado por la noche, Noodle y 2-D se encontraban arreglandose más que de costumbre en el cuarto de la jóven, y Kion los miraba tirada en la cama con el pijama puesto.

Noodle colocaba con su dedo anular brillos plateados en los pómulos de su amigo, luego de haberlo maquillado un poco con delineador negro. Planeaban salir a bailar a algún club, ya que era algo que disfrutaban hacer a menudo, aunque últimamente habían estado muy ocupados como para ir así que debían aprovechar esa oportunidad.

– ¡Quédate quieto! – lo regañó.

– ¡Estoy quieto! Pero por poco me dejas ciego cuando colocaste ese delineador negro. – se quejó.

– Stuart... Digamos que es como si ya estuvieras ciego. – se rió la nipona. Y éste la miró sería. – Listo. ¿Que tal?

2-D se miró al espejo y sonrió alzando ambas cejas.

– Me veo bien eh... ¿Kion, qué dices?

– Auténtico. – le guiñó un ojo y éste rió desviando la mirada, ruborizado.

– ¿Estás segura que no quieres venir? Debes conocer las noches de Londres. – preguntó Noodle, mientras guardaba una paleta de sobras y tomaba otra para comenzar a maquillarse ella.

– No, ya les dije que no soy muy amante de las fiestas... Ni de lugares con mucha gente. – hizo una mueca.

– Pero podemos ir a la zona vip, es donde usualmente vamos. – le explicó 2-D entusiasmado. – Debes probar venir con nosotros, no te vas a aburrir.

– De todas formas ya tengo el pijama puesto. – arrugó su nariz.

– Eso se puede cambiar en un instante. – Rió Noodle mirándola por el espejo de su habitación.

Un sonoro golpe retumbó en la puerta de su habitación. Noodle volteó frunciendo el ceño.

– ¡Adelante! – gritó.

Murdoc apareció tras la puerta luego de abrirla rápidamente, con una expresión de preocupación en el rostro.

– Emergencia de último momento, debo ir por unas cosas y necesito que me acompañen... No puedo ir solo. – habló con rapidez, como si hubiera venido corriendo.

– ¿Qué? ¿Acompañarte a dónde?

– Ni de chiste, ésta noche saldremos de fiesta. – respondió 2-D indignado.

– No fue una pregunta, es una orden. Pónganse algo cómodo y tomen todas las armas que necesiten, Kion tu te quedas aquí. – la señaló.

– ¿Pero a dónde van, y por qué no puedo ir?

– Necesito recuperar unas cosas que perdí en una apuesta hace un tiempo, y el lugar no es muy seguro que digamos. – explicó Murdoc.

– Estoy seguro que Kion sabe defenderse bien. – Stuart volteó a ver a Kion.

Ésta se cruzó de brazos con aires de grandeza. Pero Murdoc la miró de arriba abajo examinando el pijama rosado que traía y negó con la cabeza.

– No podemos arriesgarnos, aún debe terminar mi trabajo. – acotó y luego desapareció de allí.

Kion se lo quedó viendo con su boca entreabierta sorprendida.

– ¡Pero qué imbécil! Por lo único que me quiere con vida es por ese maldito trabajo. – exclamó indignada.

– ¡No quiero ir! Hoy por fin íbamos a salir. – Stuart miró apenado a Noodle.

– Quizá si nos damos prisa en ese asunto, aún tengamos tiempo para ir después.

Él bufó, y desganado salió de la habitación de la japonesa dispuesto a ir a su cuarto a cambiarse tal como Murdoc les había pedido.

Rhinestone Eyes | Gorillaz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora