Una tarde, después de buscarla por toda la casa, Murdoc finalmente encontró a Kion en el patio trasero, sentada en el césped desprolijo ya que nadie lo cuidaba.
– Ahí estabas, te estuve buscando por todos lados. – Acotó caminando hasta donde estaba.
Ella volteó desganada, y notó una expresión de tristeza en el rostro. También vió que traía consigo una especie de bola de cristal.
– ¿Y eso? – preguntó curioso.
– Me lo obsequió 2-D. Es una bola de nieve de Los Ángeles. ¿Irónico cierto? Allí casi nunca nieva...
– Si no te conociera lo suficiente, diría que estás triste. – observó.
– Algo así. Supongo que aún no supero del todo mi pasado... Daría lo que fuera por ir a ver aunque sea a mis padres. – Murmuró agitando aquella bola de nieve.
Él se quedó pensativo mirándola. Iba a proponerle ir a aquel bar de aquella vez, ya que extrañaba pasar el rato con ella por más extraño que suene.
Últimamente ella había estado pasando el rato con Russel y su nueva motocicleta, y con Noodle quién los acompañaba con Declan.
Solo la veía cuando trabajaban juntos en su proyecto, o para la cena.– Oye, Stuart me lo comentó hace un tiempo... Y quiero que sepas que yo no me opondría si quisieras viajar a Los Ángeles a ver a tu familia...– dijo Murdoc. Ella alzó la mirada esperanzada. – Pero escucha, nadie debe saber lo que ocurrió aquí. ¿Sabes? Eso me dejaría mal parado, y me traería problemas. Confío en que no harás un escándalo...
– Por supuesto que no, ten mi palabra. Solo iría a verlos...
– Bueno, puedes ir con alguno de los muchachos. Sólo... Por seguridad. – rascó su nuca pensativo.
Ella mordió su labio inferior, no podía creerlo. Por fin él le estaba permitiendo volver a casa, sentía tanta felicidad que podría saltar a abrazarlo allí mismo. Pero se contuvo, no haría un escándalo tal como lo prometió.
Más bien se incorporó y lo miró sonriente.
– Gracias... De verdad, significa mucho para mí. Y confía en que no hablaré nada sobre ésto, ni nuestro trabajo.
– No me agradezcas... No te acostumbres a mis buenas acciones.
Ambos rieron.
– Oye, estaba pensando en que podrías enseñarme tu colección de discos... Ya sabes, aquella vez dijiste que ibas a enseñarme tu música y no hemos tenido oportunidad. – Acotó Kion y el alzó las cejas sorprendido, no era la idea que tenía en mente pero era algo similar.
– ¡Claro! De hecho, iba a proponerte ir al bar... Ya sabes, siempre es buen momento para embriagarse y escuchar buena música. Pero podemos quedarnos aquí, y te enseño mi colección valiosa de los mejores discos. – Acotó con aires de grandeza haciendo reír a la muchacha.
Acto seguido ingresaron a la casa, Kion sintiéndose un poco más animada.
.
– Punk británico, indispensable en mi colección. – Acotó tomando una de las cajas llenas de vinilos que tenía en su habitación.
Allí él tenía un viejo pero cuidado tocadiscosy equipo de música, y entre todo el desorden de su habitación yacían algunas cajas llenas de vinilos y simples cubiertos por una película de polvo.
A unos metros, habían más cajas de plástico que contenían cassettes y cd's un poco más actualizados.
Kion se acercó a una caja y comenzó a pasar uno a uno los discos, curioseando cuáles poseía el pelinegro.
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Rhinestone Eyes | Gorillaz
Fiksi PenggemarDesesperado en busca de un cerebro para salvar algunos problemas de su banda Gorillaz, Murdoc Niccals pone su mira en Kira Ion, una científica investigadora recién llegada a Londres Su historia no comienza del nada bien. Aunque para su suerte, en l...