La pesadilla

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– H-hola mamá. – sonrió de lado al ver a su madre, Linda,  plasmada frente a la puerta.

Su expresión era como si hubiera visto a un mismísimo fantasma, y antes de que pudiera decir algo más: se desplomó en el suelo desmayada.

George, su padre, corrió desde la cocina al oír el golpe, y al ver a Kion en la puerta sus ojos se abrieron como dos platos.

– ¡Kira! – exclamó sin poder creerlo.

– ¡Cielos, mamá! – exclamó ella, arrodillándose al lado de Linda.

George se encaminó hasta el par y sin poder quitarle los ojos de encima a Kira, tomó a Linda en sus brazos para llevarla hasta el sofá.

– ¿Q-qué haces aquí? ¿Dónde estabas?... – musitó en estado de shock.

– Hola papá... Es una larga historia.– Su madre finalmente despertó en el sofá, y casi se vuelve a desmayar. – Tranquila... Tranquila, soy yo. Ya estoy aquí...

– H-hija... Estuvimos tan preocupados. – balbuceó su madre casi inaudible.

– Está bien, ya hablaremos de eso después.

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Luego de esperar a que su madre se recomponga un poco, su padre preparo café para todos y en la sala ya más cómodos y tranquilos comenzaron a interrogarla.

– ¿Pero qué diablos ocurrió?  – preguntó George exaltado.

– ¡La empresa dijo que estabas desparecida! ¡La policía te estuvo buscando por semanas! – exclamó su madre al borde del llanto.

– Tranquila mamá, papá... Estoy bien. Es... Era necesario. – mintió. – pero ahora conseguí un trabajo donde la paga es mejor.

– ¿Y qué trabajo es? – preguntó su padre sin comprender. – Hija tu... Tú estudiaste duro para estar donde estabas, no puedo comprender qué sucedió...

– Nada, no sucedió nada malo. Escuchen, no me pasó nada malo. ¿Me ven? Estoy bien, estoy en perfecto estado. – repitió para tranquilizarlos. – Solo lamento no haber llamado antes, necesitaba explicarles lo ocurrido en persona... Y tampoco pude venir hasta ahora.

– ¿Pero dónde estás?

– Con... Unos amigos. Yo los ayudo en su... Trabajo. Sigo ejerciendo mi carrera. Sólo no hagan más preguntas por favor. Estoy bien. – repitió otra vez.

– Está bien, está bien. Comprendemos que estás bien. Pero ponte en nuestro lugar, hija... – explicó su madre.

– ¿Hay algo que podamos hacer por tí? ¿Podemos ir a verte?

– No, pero volveré. – explicó incorporándose del sofá. – Está vez no pude traerles recuerdos, pero la próxima vez vendré con más tiempo.

La verdad, no sabía si aquello era verdad. Teniendo treinta años volver a casa de papá y mamá no era una obligación, pero después de todo eran sus padres y siempre se preocuparían por su bienestar.

Sus padres insistieron en que se quedara a cenar, y aprovecharon a comentarle lo preocupados que estaban todos sus amigos.

Ella les pidió que les expliqué a todos que estaban bien, y que en otro momento volvería para visitarlos a ellos.

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Al volver a su antigüo departamento, se sentía debastada. Ver a sus padres tan preocupados por ella la había hecho trizas y sin poder evitarlo, llegó llorando.

– ¿Kion? ¿Eres tú? – preguntó 2-D volteando la mira del televisor, y al verla en aquel estado se incorporó rápidamente caminando hasta ella. – Hey, hey... ¿Qué ocurrió?

Rhinestone Eyes | Gorillaz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora