Tú eres mi hogar | FIN

175 17 1
                                        

Murdoc y Kion bajaron del auto, luego de estacionar frente a la nueva casa.

Detrás del auto, también estacionaba un gran camión con las cosas que habían bajado del barco.

El día en Londres estaba peculiarmente soleado, los pájaros cantaban a lo lejos y el ambiente estaba más nítido que nunca.

Ambos sentían nervios de volver a Londres, y por ende a su nueva casa. No sabía qué los esperaba, y tenían temor por "volver a empezar".

Se miraron mientras bajaban a su vez dos de las tantas maletas que habían traído consigo, y sonrieron de lado.

– Hemos vuelto...

– A casa otra vez. – finalizó ella. luego, con un movimiento de cabeza lo animó a que sea el primero en golpear.

Pero antes de que Murdoc diera un paso más, la puerta principal de abrió de par en par.

Russel, salió de dentro a toda velocidad con una gran sonrisa en su rostro. Se reencontró con Kion, y la abrazo con fuerza elevándola unos centímetros del aire.

Seguidos de él, salieron Noodle y Stuart sonrientes a ver la escena.

– No sabes lo que te he echado de menos... – dijo Russel, con melancolía en su voz.

– Y yo... A ti... – Murmuró Kion en una voz entrecortada, debido a la fuerza de su gran amigo.

El río y la soltó dejándola con cuidado en el suelo, y aprovecho a verla de arriba a abajo.

– ¿Cómo estás? Noodle me lo ha contado todo... Cielos Kira... Creo que aún tengo el corazón en mi boca, te lo digo chica.

Ella rió y negó con la cabeza.

– Tranquilo, estoy bien... Todo ha salido bien después de todo. Tardamos un poco en venir porque habían varias cosas por traer. Pero ya estamos aquí. – volteó a ver a Murdoc, quien estaba algo nervioso y callado aún en la acera.

Russel le dió una mirada prejuiciosa, y se acercó a él dubitativo.

Murdoc le extendió la mano en señal de "tregua".

– Russ viejo, yo... Lo siento. – Murmuró Mudz, mientras Kion se adentraba a saludar a Noodle y Stuart con un abrazo.

Él lo miró unos segundos más, pero finalmente lo abrazó al igual que Kion, tomándolo por sorpresa.

Murdoc abrió sus ojos en el abrazo de su amigo, y después los cerro mientras le correspondía el gesto con cariño.

✧ ✧ ✧

Por la noche de aquel mismo día, la casa aún estaba repleta de algunas cajas con pertenencias de Murdoc que aún no habían alcanzado a desempacar, ya que eran varias.

La nueva casa era muy bonita y amplia, pero Noodle y Kion sabían que no importa que tan linda o lujosa sea, ya que no tardaría mucho en ser un completo desastre por el desorden de los muchachos... Y la verdad aquello ya no les importaba, más bien bromeaban con el asunto.

Kion se encontraba en el sofá de la nueva y amplia sala, abrazada a Murdoc mientras terminaban de ver una película de vaqueros.

– Bien rojita, creo que ya me voy a ir a dormir... Estoy exhausto. – dijo Murdoc desperezándose, mientras alzaba sus brazos en el aire.

– No me digas rojita... – se quejó Kion frunciendo el ceño. – Y no te vayas aún... Yo no tengo sueño.

–¿Por qué no? Es tu sobrenombre, a mí me gusta... Y ¿Por qué no vamos a la cama? Te prometo que te cansarás, y tendrás sueño. – Murmuró divertido con su ronca voz, haciendo que ella estalle en risas.

Rhinestone Eyes | Gorillaz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora