Kion guardó las muestras en el refrigerador del laboratorio para que éstas no se descompongan, cuando oyó que alguien bajaba por las escaleras.Volteó curiosa y se encontró con Russel.
– Hola Kion... ¿Es un mal momento?
– No Russ, ya acabé. De hecho ya iba a subir.
– Venía a hacerte compañía y hablar contigo un rato... ¿Cómo estás?
– No muy bien la verdad. – confesó haciendo una mueca.
– Ya lo creo... Lamento lo que ocurrió. Si te sirve de consuelo, las cinco veces que intente huir Murdoc ha sido peor conmigo. ¿Sabes?
– Gracias Russ pero eso me alarma aún más. – lo miró haciendo una mueca que hizo reír al moreno.
– ¿Te parece si vamos por una pizza?
–¿Por... Una pizza? Creí que no podíamos salir.
– En teoría no, pero él sabe que no vas a escapar si voy contigo. Murdz confía en mí. – respondió con aires de grandeza.
– Bien, supongo que unas pizzas están bien. De todas formas no pensaba escapar... – confesó con una pizca de temor en su voz.
– Creeme, una vez que tengas resultados mejores que tú vida anterior, vas a amar estar aquí.
Ella hizo una expresión dudosa, pero no dijo más nada. Sino más bien apagó todas las luces allí abajo y subieron hasta la sala.
Russel tomó las llaves del auto, y una vez se pusieron sus abrigos se encaminaron hacia la puerta principal.
– ¿A dónde van? – preguntó 2-D curioso, asomándose por la puerta de la cocina.
– Iremos por pizza. Regresamos al rato.
– ¿Puedo ir? – preguntó sonriendo amplio.
–¿Puidi ir? – Russel lo imitó agudizando su voz. – No, no puedes venir. Mejor pon la mesa. –le respondió riendo, y salieron de la casa junto a Kion.
Mientras conducían a la pizzería más cercana que quedaba a unas veinte cuadras de distancia, Russel prendió la radio y puso un cd que tenía en su guantera.
La versión en vivo "Valerie" de Amy Winehouse comenzó a sonar por los parlantes, mientras él comenzaba a mover su cabeza al ritmo suave de la canción y tamborilear con sus dedos en el volante.
– ¿Te gusta Amy Winehouse? - preguntó curioso.
–No conozco muchos temas la verdad... Solo los más conocidos.
– Yo la adoro, tiene grandes temas y una voz única. Del también la adora, cada vez que pongo algún tema el sale como loco a cantar y hacer un dueto con ella. – rió divertido.
Kion lo miró extrañada. ¿Del? Quién rayos era ese.
– ¿Quién...? – preguntó.
– Oh cierto, aún no sabes quién es Del. Te contaría la historia, pero es mejor que se introduzca el mismo cuando tenga ganas. – le guiño un ojo rápidamente y volvió la vista hacia el camino.
– He visto tantas cosas en esa casa que ya nada me sorprende. Por cierto, ¿A caso nadie limpia?
Russel soltó una carcajada divertido.
– No, la última vez que Noodle limpio la casa no duró ni una hora limpia. Murdoc cada vez que alguien limpia desordena todo a propósito.
– Cielos. – alzó ambas cejas sorprendida, y desvío su vista por la ventana.
– Sé que debes pensar que Murdoc no es una buena persona... Pero es hasta que lo conozcas bien.
– Bueno, ¿ Él me secuestró sabes? – acotó obvia mientras entrecerraba sus ojos. – Además por todo lo que me cuentan de él, y claro lo que pude observar mis conclusiones no han cambiado.
– Conmigo hizo lo mismo. Con todos se ha portado muy mal, pero con el tiempo te das cuenta que es su forma de ser... Y no lo sé, luego de conocer su historia creo que pude comprenderlo un poco y llegar a perdonarlo por todo lo que ha hecho.
Kion lo miró curiosa, esperando a que prosiga.
– ¿Qué historia?
– Su pasado, claro. Él no te lo ha contado todo...
– ¿Y cuál es su pasado?
– No se si sea correcto que yo te lo cuente. – hizo una mueca mientras se estacionaba en la acera, enfrente de la pizzería.
– Bueno, no es como si fuera a decirle.
– Sé que no. – sonrió mientras bajaban del auto. – Bien, te lo contaré muy resumidamente ya que creo que Murdoc lo haga pronto.
Entraron a la pizzería, y Kion dedujo que le contaría la historia mientras esperaban las pizzas.
Russel hizo el pedido por ambos, y el cajero de la pizzería los miraba realmente extrañado. Ahora entendía a lo que se refería Stuart cuando decía que "estaba acostumbrado a que lo miren como a un fenómeno".
Pero no le dieron importancia, salieron del local a esperar su pedido y se sentaron en un banco de espera.
– Bien, volviendo al tema de Murdz... Él no tuvo un buen pasado. – miró hacia el horizonte, mientras sacaba un paquete pequeño de papas fritas de su abrigo. Kion lo miró extrañada preguntándose de dónde había salido eso. – Tuvo una infancia que apesta, su padre lo trataba realmente mal. – explicó y tomó unas papas, luego le acercó el paquete a ella.
– No, gracias. – sonrió de lado amable. – ¿Tiene padres?
– Tiene padre, pero él ya no tiene trato con Sebastián. Su madre lo abandonó cuando el nacio. Su padre desde pequeño lo explotaba para hacer dinero con él y su hermano. – explicó, mientras Kion lo miraba atenta. – Digamos que en la escuela no era muy diferente. Luego comenzó a relacionarse con el satanismo y ahí creo que fue donde se fue todo a la mierda. – negó con la cabeza apenado, mientras se terminaba aquel pequeño paquete de un solo puñado.
Arrugó el paquete en una bola y lo lanzó en el cesto más cercano que encontró.
– Creo que eso explica mucho... – Murmuró Kion. – Pero aún no entiendo por qué le tienen tanto cariño, es una asco de persona con ustedes.
– No siempre. No es una persona muy demostrativa, pero cuando hace pequeños detalles materiales es cuando te das cuenta que poco a poco empieza a darse cuenta de la importancia que tiene en él la banda más allá de lo económico. – se encogió de hombros.
– ¡Orden 64! – oyeron su pedido dentro de la pizzería.
Kion quería seguir con la conversación, pero Russel desapareció de allí para tomar las cuatro cajas de pizza que habían comprado.
– Todo listo, ¿Vamos? – pregunto sonriente mientras se dirigía al auto.
– Claro.
Kion lo ayudó con las cajas y subieron al auto para emprender su camino nuevamente a la casa.
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Rhinestone Eyes | Gorillaz
FanfictionDesesperado en busca de un cerebro para salvar algunos problemas de su banda Gorillaz, Murdoc Niccals pone su mira en Kira Ion, una científica investigadora recién llegada a Londres Su historia no comienza del nada bien. Aunque para su suerte, en l...