Cuando la noche cayó en Plastic Beach, Kion decidió tomarse una ducha ya que en ese lado del planeta era verano y hacía bastante calor.Luego, salió del baño renovada vistiendo un vestido y una ligera bata de verano encima para reencontrarse con Murdoc en la sala.
– ¿Harás tu show de radio?
– No, hoy no habrá radio. Te tengo una sorpresa... – sonrió incorporándose del sofá.
– ¿Otra sorpresa? – sonrió divertida.
– Ajá, necesito que cubras tus ojos y me sigas.– le tendió una bandana color negra.
Ella la tomó dudosa y lo miró.
– Confía en mi. – añadió él riendo.
Ella se cubrió los ojos, y tomó la mano de Murdoc. Acto seguido éste comenzó a caminar guiándole el camino, y cargándola por las escaleras para que no carga.
Kion sintió que habían subido como diez pisos, cuando por fin llegaron a su destino.
Sintió una brisa remover su cabello, y él la guío unos pasos más.
– Bien, sorpresa... – Murdoc desató el nudo de la bandana, y descubrió sus ojos para que pudiera ver la sorpresa.
Se encontraba en la terraza de aquel edificio. Se sentía como en la cima del mundo.
Desde allí, tenías una vista hermosa a todo el océano Atlántico, y en el horizonte se podía ver un vago destello de los rayos del sol que ya estaba escondido.
– Cielos, Mudz. Ésto es hermoso... – Murmuró anonadada, sin poder quitarle la mirada a aquel hermoso paisaje.
– ¿Verdad que sí? Estar aquí no es de lo mejor, pero tiene sus cualidades. – dijo mientras caminaba hasta su lado, apoyándose en la baranda que separaba la terraza con el vacío.
– ¿Por qué aquí? – preguntó curiosa, mirando un viejo barco pirata que estaba abandonado en la costa de la isla.
– No lo sé... Debía huir y conocía éste lugar. Construí todo ésto yo mismo, aunque no lo creas.
– Ésto es sorprendente. Verdaderamente lo es. – dijo volteando a verlo. – Yo sabía que eras capaz de hacer grandes cosas, tienes mucho potencial...
– Bueno bueno, dejemos de tirarme flores y mejor hablemos de ti. – Rió acercándose a ella mientras posaba una mano en su cintura.
Ella se ruborizó un poco y bajó la mirada.
– ¿Por qué viniste por mi? – preguntó, retomando la conversación.
– ¿Por qué vine por ti...? – preguntó aún con timidez, alzando poco a poco la mirada para encontrarse con sus grandes ojos oscuros posados en ella.
– Ajá... – Acotó mientras acariciaba suavemente su cintura con sus largos dedos.
– Bueno... Creo que no nos despedimos como debimos. – respondió.
– Si, ya me dijiste eso y no me lo creo. ¿Cuál es la verdadera razón?
Ella rió y subió una mano a su mejilla, buscando las palabras correctas.
– Creo... Que estoy enamorada de ti. – confesó.
El abrió amplio sus ojos y se echó para atrás en un acto inconsciente.
No era que le disgustara lo que había oído. Lo había impactado, y si bien lo sospechaba, oírlo tan certero lo sorprendió.
Ella se sintió algo mal al ver su reacción, se alejó un poco y avergonzada miró hacia el horizonte.
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Rhinestone Eyes | Gorillaz
Fiksi PenggemarDesesperado en busca de un cerebro para salvar algunos problemas de su banda Gorillaz, Murdoc Niccals pone su mira en Kira Ion, una científica investigadora recién llegada a Londres Su historia no comienza del nada bien. Aunque para su suerte, en l...