Del

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Kion se dirigió hacia el cuarto donde tenían todos sus instrumentos armados. Era una especie de sala de música bastante grande, donde ensayaban para los conciertos y grabaciones que posteriormente harían en los estudios Kong.

Allí ya se encontraba Noodle y Russel, tocando una melodía al azar para ensayar.

2-D estaba en una esquina leyendo las letras de algunas canciones que había compuesto, y Murdoc ni siquiera estaba allí.

– Hola chicos... ¿Puedo?

– Por supuesto. – sonrió Noodle parando de tocar, y le señaló una silla que estaba en una esquina. – Solo estamos tocando al azar. ¿Russ, te parece si empezamos con Clint Eastwood?

– No se si sea buena idea... –Murmuró haciendo una mueca.

– ¿Por qué no? ¿Ella aún no lo conoce?

–No...

Noodle estalló en risas.

– Bien, que sea 5/4.

Indicó, y comenzó a tocar con su guitarra la melodía de la canción. Fue inevitable que Kion comenzará a golpear con un pie en el suelo al ritmo de la batería, mientras Russel se unía.

2-D finalmente se unió en el coro, entusiasmado por aquella canción sonriente.

Kion sonrió y comenzó a aplaudir también al ritmo de la canción, uniéndose a ellos.

Tocaban realmente bien y en armonía, aquel tema le gustaba. Pero sentía que faltaba un instrumento más: el bajo.

Después de practicar unas dos canciones más, Noodle paró a todos haciendo un ademán con su mano en el aire.

– ¿Y Murdoc, dónde está? – preguntó frunciendo el ceño.

– No lo sé, desapareció desde el almuerzo.

– ¿Quieren que vaya por él? Así no tienen que parar. – sugirió Kion amable.

– Claro, gracias Kion. – sonrió Stuart. – Bien, continuemos chicos.

Kion salió en búsqueda de Murdoc, comenzó por la sala pero él no estaba allí.

Luego caminó hasta la cocina y allí estaba el de espaldas preparando algo. Le sorprendió verlo allí, como si nada mientras los demás ensayaban... Creía que se encontraría en su habitación haciendo quien sabe qué.

– ¿Murdoc?– lo llamó confundida.

Éste pegó un salto de el susto y volteó.

– Oh, Kion... Casi me matas de un susto. Yo... Yo te estaba preparando un café. Bueno, a todos en realidad. – sonrió enseñando sus puntiagudos dientes.

Kion entrecerró sus ojos.

– ¿Un café?

– Si, el otro día mencionaste que te gustaba el café y pensé que sería buena idea preparar un poco para todos. - arregló aquella frase rápidamente.

Ella aún lo miraba con desconfianza.

–¿Y desde cuándo haces algo por alguien?

– Todo el tiempo. – frunció el ceño molesto. –¿Vas a quererlo o no? Ya está listo.

Le tendió una taza mediana color blanca. Lo miró aún desconfiada, y examinó el contenido de la taza. Olfateó y en efecto parecía café.

El rodó sus ojos y bebió un sorbo de la suya.

– No voy a intoxicarte, no seas tan ingenua. – respondió obvio y salió de allí con unas dos tazas más en mano.

Kion lo observó irse, y luego miró la taza. La olfateó una vez más y probó un sorbo. Lo degustó y notó que sabía al café común y corriente de toda la vida.

Rhinestone Eyes | Gorillaz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora