Μεταμόρφωση

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Seis meses después de cumplir los once años Tom despertó en su cama, se vistió y bajó a desayunar, los demás hablaban y él sólo miraba su plato dando pequeñas probadas de él, llegó un punto en el que dejó de soportar el ruido y salió del comedor, una de las cuidadoras estaba en la puerta por la que pasó, le llamó, Tom volteó para verle a la cara, la mujer le sonrió de manera tierna.

—La directora quiere verte, cariño.

—De acuerdo —Respondió simple, caminando a la oficina de la mujer con aquel silencio sepulcral que lo caracterizaba, no pasó mucho cuando llegó por fin, llamó a la puerta y una suave voz le mandó entrar, así lo hizo, un hombre de barba larga volteó para verlo, estaba sentado frente a la directora, quien comenzó a hablar.

—Tom, querido, te presento al señor Albus Dumbledore, es el director de un colegio privado, Hogwarts, dice que tus profesores le hablaron de ti y quiere ofrecerte una beca completa para que estudies ahí, ¿no es asombroso?

—Lo es —Dijo a penas, viendo a ambos adultos, realmente no se lo creía.

— ¿Cómo estás, Tom? Estaba explicándole a la señora Cole que el colegio es un internado, en él podrás desarrollar tus habilidades y tus conocimientos.

Tom asintió.

— ¿Puede explicarme cómo exactamente? ¿En privado?

El hombre asintió, levantándose y siguiendo al niño hasta el patio frontal del orfanato, frente a las bancas que habían cerca del gran ventanal de la oficina de la directora, cumpliendo aquella regla de no estar solo con adultos desconocidos. El hombre se sentó en el banco de cemento, Tom frente a él pronunció:

—Usted es doctor, ¿verdad?

—No, soy un profesor.

—Eso no es verdad. Quieren que me examine. Dicen que soy diferente.

—Puede que sea cierto.

—No estoy loco.

—Hogwarts no es un hospital psiquiátrico, Hogwarts es una escuela. Una escuela de magia... haces cosas. ¿No es cierto, Tom? Cosas que otros niños no pueden hacer.

—Hago que las cosas se muevan sin tocarlas. Hago que animales hagan lo que quiero sin entrenarlos. Hago que le pasen cosas malas a los que son malos conmigo. Los lastimo... ¿quién es usted?

—Soy como tú, Tom. Soy diferente.

—Demuéstrelo.

Comenzó a sentir un calor insoportable en los bolsillos, metió las manos para sacar lo que llevaba, y en cuanto cayeron al piso comenzaron a incendiarse, Tom dio un brinco, viendo cómo el fuego se apagaba al momento.

—Los robos no son tolerados en Hogwarts. En el colegio te enseñarán no solo a usar la magia, también a controlarla. ¿Me comprendes?

El niño asintió, con el corazón alterado y mirando al hombre.

—También hablo con las serpientes. Ellas me buscan, me susurran cosas. ¿Eso es normal para alguien como yo?

El hombre no respondió y Tom no insistió, estaba acostumbrado a nunca tener respuestas.

—El primero de septiembre vendré por ti, temprano, prepara tus cosas.

Asintió, el hombre se levantó y ambos entraron nuevamente a la oficina de la directora.

— ¿Qué decidiste, Tom? —Habló suave la señora Cole.

—Está bien... estudiaré en Hogwarts.