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Tras el baile, estuvo vigilando de cerca a su hijo y al chico Black (que ahora le parecía tonto no haber considerado que fuese pariente de Bella), compartían sonrisitas tontas, se tomaban de las manos y se susurraban cosas en el oído, honestamente eso no era señal de que tuviesen algo, pero para él que Black siquiera lo viese era una alerta roja. El punto: no tenía ni una sola razón para creer que estaban saliendo, al menos hasta ese viernes, él iba entrando al gran comedor tras despertar tarde, el chico se había acercado a su pequeño Severus, dándole un beso que éste no se molestó en romper; cuando se separaron y su hijo abrió los ojos, le miró pasar su vista primero por Black, luego salir de su ensoñación y verlo ahí parado en el umbral. Él no hizo nada, avanzó hasta la mesa de profesores, hablando con Minerva como si no hubiese pasado nada, pero sentía cómo le hervía la sangre; de vez en cuando miraba a la mesa de Slytherin con el rabillo del ojo, Black le acariciaba la mejilla, le acomodaba el cabello y susurraba algo que claramente no alcanzaba a escuchar, Severus ni siquiera se movía, sólo para terminar su comida y cuando finalmente salieron del gran comedor. Tom suspiró, terminando su comida y despidiéndose de Minerva, caminó un rato por los pasillos, no buscaba nada en particular, sólo estaba seguro que en el patio estaban Severus y Black, por lo que prefería evitarlos un rato.

—Profesor Tomate —Lily le saludó.

—Señorita Ivy¹, qué gusto verla de nuevo.

Ella había sido una de las muchas personas que volvieron a casa unos días después del baile, dispuestas a celebrar navidad con sus familias.

—El gusto es mío —Corrió para abrazarlo dejando la formalidad—. ¿Cómo fue el resto diciembre, tío?

—Ya ves, sobrina —se encogió de hombros—, un estrés tras otro.

— ¿Por?

—No quiero agobiarte con eso, ¿cómo lo pasaste en casa? —la chica cambió rápidamente su semblante a la emoción de un primer momento, le habló se todos los regalos que había recibido por navidad, la cena que tuvo con su familia extendida y lo bien que no pasó en año nuevo—. Me alegra que lo hayas pasado bien. Disculpa, debo irme a preparar la clase del lunes.

—Oh, de acuerdo, lo veo en la cena entonces.

Se despidió con el mismo abrazo y comenzó a caminar.

—Lily, espera.

— ¿Sí?

—Si ves a Severus, ¿podrías decirle que venga a mi salón? Necesito decirle algo, no es urgente, pero quisiera hacerlo hoy mismo.

—Claro, tío.

—Gracias.

Y ambos se fueron por su camino. Tom llegó al salón, se sentó frente al escritorio, tomó la pluma, acercó el tintero y comenzó a escribir en un papel. Hacía años su padre le había sugerido plasmar lo que sentía en lugar de esperar a explotar y terminar con una peligrosa explosión de magia; al principio no lo tomó en serio, pero después de la primera vez se sintió más ligero, su cabeza ya no daba vueltas y no tenía que controlarse para no hacerle daño a cierto personaje que le ponía los pelos de punta, simplemente no quería y ya. Notaba cómo cada que mencionaba su nombre apretaba más la pluma, se marcaba más la tinta e incluso llegaba a rasgar el papel. Estaba a media escritura cuando alguien llamó a la puerta, la abrió y por ella entró Severus—Siéntate —dijo y continuó, unos tres minutos más y por fin pudo levantar la vista, el menor veía al piso y jugaba con sus dedos sobre su regazo, se notaba nervioso.

—Dijo Lily que querías verme.

—Sí... necesito hablar contigo.

—Pues aquí estoy, dilo.

Tom suspiró, se levantó del asiento y caminó hasta su hijo, tomó la silla de al lado y se sentó frente a él, frotándose las manos sobre sus propias piernas y después recargándose en la mesa.

—No me agrada Sirius Black... puedo aceptar que sean amigos, pero no que sean novios.

El chico se irguió con la cara colorada.

— ¿¡Quién te...?

—Lo descubrí por mi cuenta... aunque besarse en medio del gran comedor tampoco es muy discreto de su parte —Severus suspiró—. No quiero que salgas con él.

— ¿Y si lo hago qué?

—Nada... cumplirás quince en unos días, ya no eres un niño, no puedo decirte con quién salir o con quién no. Pero sí puedo decirte que no quiero que salgas con tu novio, aunque al final de cuentas tú decides con quién estar. Ya no se escondan, ya sé que están juntos.

Severus asintió, tomó su mochila y se fue rápido, él volvió a suspirar, levantándose y acomodando ambas sillas, volvió al frente de su escritorio, acomodando los papeles y guardando la tinta, pensaba si había sido buena idea decirle a Severus su opinión, pero ya era tarde, por más que lo pensase no podía cambiar sus palabras por unas menos bruscas. Una hora después fue la hora de la cena, Lily se había sentado en la mesa de Slytherin junto a Severus, quien picoteaba su comida sin a penas probar bocado, sintió un nudo en el estómago, miró la mesa de Gryffindor y no se veía por ningún lado al chico Black; negó con la cabeza, seguramente se estaba haciendo ideas por la charla que habían tenido.

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¹.- Ivy significa hiedra.

ΜεταμόρφωσηDonde viven las historias. Descúbrelo ahora