Finalmente el viernes leyó la carta, sentado en el borde de su cama abrió el sobre, tomó el papel dentro y comenzó a leer.
«Hola, Tom. ¿Este sábado estás ocupado? Sé que quizá debas querer preparar bien tu clase del lunes, pero puedes tomarte un descanso para ver a tu tío, ¿no? Te invito a desayunar.»
Tom tomó una hoja y su pluma junto al tintero, escribió una rápida respuesta y cerró la carta. Salió de su habitación, yendo a paso veloz hasta la lechuceria. Amarró el papel a la primer lechuza que se posó sobre su brazo y ésta se fue volando, él volvió al castillo, durmiendo cuando por fin estuvo en su cama.
La mañana siguiente avisó a Dumbledore que estaría con su tío, el hombre asintió y él fue nuevamente a su propia oficina, tomando un poco de polvos flú antes de entrar a la chimenea y decir la dirección de la casa de su abuelo. Apareció segundos después, el hermano de su madre, con quien había estado compartiendo cartas los últimos meses, estaba parado junto a la venta, como si hubiese algo interesante al final de la calle, se aclaró la garganta y el hombre le miró por fin, esos meses sólo le había visto en fotos que le había mandado en las que estaba junto a su madre, sabía que sus ojos hacían viscos involuntarios, tenía unas cuantas marcas en la cara por aquella vez que lo mandaron a Azkaban, y unos cuantos vellos que alertaban la aparición de una barba, pero las fotos nunca le habían mostrado lo alto que era, y vaya que Tom era alto, recordaba que la última vez había medido uno ochenta, pero su tío era incluso más alto, él le calculaba dos metros, aunque quizá exageraba.
—Tom... —Murmuró, caminando lentamente hasta él, como si temiese que fuese una alucinación—. Tienes los ojos de tu madre.
Lo dudó un poco, su madre también tenía los bizcos de su tío, pero no cuestionó nada, le regaló una casi sonrisa y el hombre lo guió hasta el comedor, se sorprendió, era un lugar casi agradable, pero no esperaba mucho, en las cartas se le había sido relatado cómo la familia Gaunt había derrochado la gran parte de su riqueza, así que ver la casa en una mejor situación de lo que se imaginaba, bueno, era sorprendente. Durante el desayuno, Murphy le relató muchas más historias de su juventud, cómo era su madre, también cómo se había enamorado de aquel muchacho muggle que era su padre, cómo él lo había hechizado y había ido a Azkaban por ello, cómo su abuelo repudió a su madre por quedar embarazada de un sangre sucia, cómo sus abuelos paternos fueron totalmente despreciables, cómo su padre había huido de sus responsabilidades, cómo su madre huyó de su abuelo y cómo nunca supieron más de ella, cómo su abuelo murió siendo un alcohólico, cómo pensó que se había quedado solo hasta que Aristóteles lo contactó, cómo era descendiente de Salazar Slytherin.
— ¿Qué?
—Como lo oyes, descendemos de Salazar Slytherin —Tom asintió, tomando un sorbo de su taza de café, su tío se aclaró la garganta, vio de reojo cómo se levantaba y murmuraba—. ¿Me esperas un momento? Quiero traerte algo —asintió, viéndolo nuevamente mientras acomodaba su silla y salía del lugar, dejó su taza de té sobre la mesa, echó un vistazo rápido a la cocina, iba a distraerse contando las baldosas de la pared, pero un estruendo se escuchó al final de la calle, frunció el ceño, levantándose mirando por toda la casa.
— ¿Tío Murphy? —Quería preguntar qué había sido eso o si era común, quizá lo era ya que el hombre no fue a buscarlo corriendo... en realidad, no estaba, la casa no era muy grande así que no fue misión imposible darse cuenta de ello. Bajó las escaleras que antes había subido, volviendo a la sala, se acercó a la ventana por otro estruendo, ¿ése era su tío? Se apareció junto a la casa en la que suponía lo había visto, afortunadamente no había nadie mirándolo o tendría que practicar con el obliviate. Paseó su vista por el frente de la casa, no se había equivocado, el hombre estaba parado frente al gran portón, la varita seguía en su bolsillo así que no entendía por qué había escuchado esos estruendos, era muy grande para tener explosiones de magia—. ¿Qué haces?
El semblante del hombre se relajó al mirar a Tom.
—Estos son los bastardos por los que tu madre y mi pequeña hermana ha muerto —Los miró rápido, había dos ancianos y un hombre que acababa de salir de la mansión, a penas se había dado cuenta de lo grande que parecía la casa. Ese hombre se parecía demasiado a Tom, asumió que era su padre, sino no entendería por qué era muy parecido al sujeto que Tom veía cada mañana frente al espejo—. Regresa a la casa, Tom.
— ¿Tom? —El hombre por fin se dignó a hablar, acercándose un par de pasos, pero Murphy lo detuvo, apuntándole con la varita—. ¿Me amenazas con un palo de madera? ¿En serio, Gaunt?
—No es sólo un palo de madera, Riddle — ¿Riddle? Sí, quizás ése era su padre. Murphy dejó de apuntar al hombre y apuntó a uno de los viejos, al hombre específicamente—. Avada kedavra —Murmuró, Tom a penas y lo escuchó, de su varita salió una luz verde, chocando contra el anciano y haciéndolo caer estrepitosamente contra el suelo, entonces así era como se veía la maldición asesina. La mujer cayó a su lado, gritando excepcionalmente alto, si no fuese porque la única casa cercana era la de su abuelo le sorprendería que nadie los estuviese viendo. El, asumió, hijo de los ancianos tenía una cara de terror, miraba a su tío como si todo hubiese sido obra de su imaginación, claramente no lo era.
—Deberías bajar la varita, los aurores ya han de haber sido alertados.
Murphy no volteó a verlo, pero la respiración y los músculos tensos le alertaron que estaba enfurecido, lo creía lógico, su hermana había muerto después de parir a la descendencia de esas personas... ¿no debería odiarlo a él también? Los aurores aparecieron de repente, lo vieron unos segundos, después un auror desapareció, los demás manejaron la situación como mejor les pareció, inmovilizado a ambos magos, el hombre Riddle por fin había salido del shock y corrió hacia los ancianos. Unos minutos después apareció Dumbledore junto al otro hombre y la señorita Merrythought... ¿ella no había dejado de ser aurora?
— ¿Quién ha lanzado el hechizo? —Dijo ella con su estruendosa voz. Nadie le respondió—. He dicho: ¿¡Quién ha lanzado el hechizo!? —esta vez no esperó respuesta, inmediatamente caminó entre todos ellos, imponía respeto, con sus expresiones firmes y pasos pesados—. ¡Después de inmovilizar al presunto criminal se le revisa la varita! ¿¡No aprendieron nada en la academia!? —mitaba a todos los aurores que había, llegando hasta estar frente a él—. Suéltalo —dijo al hombre que lo había amarrado—. Tu varita, Tom.
Sin dudar se la dio a penas pudo moverse, ni siquiera entendía por qué se la pedía si ella sabía que no podía hacer ese hechizo, pero la revisó, su último hechizo realizado fue para aparecerse en la casa Gaunt. Se la devolvió, dando una mala mirada a los aurores. Después se acercó a su tío, no pidió que lo soltasen, ella misma tomó la varita de la mano del hombre, revisándola y mostrando que él asesinó al anciano.
—Llév... —Empezó, pero Murphy la interrumpió, mirando a Tom.
—La casa es tuya, cuídala bien —Separó los labios para responderle, pero no se lo permitió —. Moriré en Azkaban, jamás me dejarán salir luego de esto, todo dentro de ella es tuya, la llave está a un lado de la puerta, cuídala bien, es lo único que queda de nuestra familia.
Tom asintió, los aurores se llevaron a su tío, la señorita Merrythought le miró, le sonrió y después desapareció, Dumbledore se acercó a él, con toda esa vibra que le aseguraba estaba por consolarlo, afortunadamente para él, el otro hombre que había quedado se acercó a ellos, su cara estaba inchada, ¿así se vería él si llorase? Sorbió su nariz, Dumbledore se alejó, acercándose a la anciana mujer, quizá para consolarla a ella.
— ¿Escuché bien? —Hizo una pausa—. ¿Tu nombre es Tom? —Asintió—. ¿«Tom» qué?
—Riddle.
Las lágrimas del hombre volvieron a brotar, pero está vez no parecía triste.
—Tu mamá se llama Merope Gaunt, ¿no?
—Se llamaba.
— ¿Qué?
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Μεταμόρφωση
FanfictionTom siempre pensó en la muerte como una solución, no la propia, claro. Pensaba en la muerte de los demás, lo fácil que sería vivir en el orfanato si todos esos niños que lo tachaban de raro simplemente dejasen de molestarlo, si simplemente se fuesen...