Para ser honesto, desde que intentó lo de ser amable sus clases eran más amenas, Sirius había dejado de verlo con odio... o él había dejado de interpretarlo de aquella manera, porque la mirada del chico era la misma, simplemente había dejado de parecerle un reto que él debía ganar. Ese jueves estaba esperándolo en el salón, le había parecido mucho tiempo el que se había tardado, usualmente llegaba a las cuatro en punto, la hora que habían acordado, y tras invocar un tempus vio que estaba diez minutos tarde. Salió para buscarlo, quizá estaba dormido tras las clases del día, o quizá le había pasado algo, sea lo que fuese prefirió quitarse de dudas. Paseaba por los pasillos solitarios que guiaban a la torre de Gryffindor, también pasó por su cabeza esa memoria de su hijo llevándoselo a uno de esos pasillos para besarse. Se sacudió en un escalofrío, aún no le gustaba la idea de que fuesen novios, pero lo sobrellevaba.
Al dar la vuelta en un pasillo el ruido se hizo más fuerte, quizá ahí no estaba Black pero debía ir a ver qué pasaba, esperaba que no mucho porque no quería perder otra hora de su vida cuidando adolescentes idiotas. Escuchó pasos apresurados tras él, volteó, notando a Minerva con el celo fruncido, ella definitivamente se tomaba su trabajo más en serio que él. Ambos llegaron a la escena, el corazón de le hundió hasta el infierno, Severus estaba inmovilizado contra la pared con Sirius y Dominick peleando con magia frente a él, ninguno parecía realmente notar al par de profesores que acababan de llegar. Avery lanzó un hechizo, no supo cuál, era bueno en magia no verbal, y claramente la usaría; vio a Sirius tomarse la mejilla y sangre escurrir, asumió que cual fuese el hechizo había fallado por poquísimo.
— ¡Crucio! —Gritó Sirius.
Dominick calló sobre su espalda, retorciéndose, McGonagall corrió hacia él, cuidando su cabeza y comenzando a gritarle a Black. Tom se acercó, parecía que Sirius no escuchaba los gritos de la mujer, tenía la cara rojísima, el ceño fruncido y temblaba. Se acercó a Severus, tenía las manos hechizadas y la respiración agitada, los ojos llorosos y la mandíbula temblorosa, ahí tenía el claro ejemplo de una persona al borde del colapso nervioso y otra encabronada. Cuando lo deshechizó, el chico se echó a sus brazos, comenzando a llorar de forma inconsolable, Minerva se llevó a Dominick a la enfermería diciéndole a Tom que se llevase a Sirius a su oficina. Los tres se fueron al salón de DCAO, después de tranquilizar a Severus y dejarlo en el cuarto, fue con Black, seguía alterado, ya no temblaba, pero su respiración era pesada.
— ¿Qué pasó?
El chico tardó en responder, a penas iba a abrir la boca cuando la puerta de abrió, la señora Merrythought entró sola, frunció el ceño.
—Ni me mires así —Amenazó levantando el dedo mientras se acercaba—, que no sabes la órdenes y gritos que tuve que dar para venir sola porque a alguien se le ocurrió volver a utilizar maldiciones imperdonables. ¿Qué pasó?
—Eso es lo que estoy averiguando... Sirius.
—Me pelée con Avery.
Dijo a penas, su voz seguía oyendose molesta y su cara no estaba mejor.
—Eso ya lo sé, y no es excusa suficiente para crucear a alguien... ¿por qué Severus estaba hechizado contra la pared?
Le tomó unos segundos, pero al final tomó aire y respondió.
—Intentó abusar de Severus... por eso me pelée con él.
El estómago de Tom le hizo compañía a su corazón allá por el tercer infierno, su respiración comenzó a agitarse y la mano de la señora Merrythought sobre la suya le hizo intentar concentrarse en algo más que sus deseos de matar a Dominick. No pudo relajarse, McGonagall entró azotando la puerta y gritándole al chico.
ESTÁS LEYENDO
Μεταμόρφωση
FanfictionTom siempre pensó en la muerte como una solución, no la propia, claro. Pensaba en la muerte de los demás, lo fácil que sería vivir en el orfanato si todos esos niños que lo tachaban de raro simplemente dejasen de molestarlo, si simplemente se fuesen...