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Seguía siendo jodidamente extraño, pero trataba de acostumbrarse... claro que no tenía opción, teniendo en cuenta que en su cumpleaños Bella les había anunciado su tercer embarazo, tenía a penas un mes cuando se los dijo.

— ¿En serio?

Dijo Tom, levantándose del sofá donde estaba con sus padres, en uno de los más pequeños estaban los padres de ella y en el otro sus hijos. Se acercó a la mujer, abrazándola.

—En serio —Respondió cuando se separaron, sonriéndole—. Tendremos un cuarto, y último—amenazó con una mirada profunda— hijo —terminó, volviendo a su mirada dulce y sonrisa alegre.

Tom sonrió, besándole la frente y murmurando.

—Hay que tener cuidado, recuerda lo que dijo la doctora.

—Que era riesgoso volver a tener un embarazo... lo sé, pero eso fue hace dos años, y es nuestro último hijo, así que no debería ser un problema.

Sonrió ante la lógica de su esposa, los padres de ambos se acercaron a ellos, felicitándolos, quedándose especialmente con Bella, tocando su estómago donde su hijo empezaba a gestarse. Vio al pequeño Tommy pararse y correr para abrazar a su madre, Mattheo le siguió sin realmente entender qué pasaba. Severus se acercó a él, recargando su nuca sobre el pecho de su padre, siendo abrazado al instante.

— ¿Sabes? Es raro ser veinte años mayor que tu último hermano.

—Hay cosas peores.

—Como ser doce años mayor que tu hijo.

—Oye —Reclamó en un susurro, toda su conversación estaba siendo así—, yo no dije eso.

—No, lo dije yo... a veces pienso en eso.

—Ven —Lo llevó hasta su oficina, cerró la puerta tras ellos y vio a su hijo sentarse sobre el escritorio—. ¿Quieres contarme qué piensas?

—Siento que a veces hubieses preferido no adoptarme.

— ¿Por qué?

Se acercó un poco más, apoyándose en el escritorio a un lado de Severus, quien lo miró fijamente, recordaba la primera vez que le preguntó si se arrepentía, ese día estaba claramente triste, pero ahora no, sólo pensaba, había aprendido a leer sus ojos sin darse cuenta.

—No lo sé... —Se encogió de hombros—. Todas las cosas que haz hecho por mí... me metí en muchos problemas durante el colegio... me salvaste de muchos castigos y nunca me dijiste nada... a veces me sentía como una molestia... pensaba que si me portaba mal decidirías que estabas harto de mí y me regresarías con Tobias.

Tom lo abrazó, apretujándolo fuerte, siendo correspondido de la misma forma. Estuvieron así un rato hasta que él rompió el contacto, acarició el rostro de su hijo, quitando un cabello rebelde de su rostro y memorizando cada lunar y peca que tenía.

—Antes de tus hermanos y el incidente de Bella, habías sido la primer y única persona que me daba miedo perder.

— ¿Hablas en serio?

Él asintió.

—Nunca había sentido nada por nadie, ni siquiera por tus tíos... sólo eran amigos que en cualquier momento iba a dejar de ver por la razón que fuese... a tus abuelos... a Meredith juraba que la iba a dejar de ver en cuanto saliese del orfanato, y estaba bien con eso... a mi papá no lo conocí hasta los dieciocho, y honestamente no lo quería en mi vida.

—No lo sabía.

—Pero contigo siempre fue diferente. Desde ese primer día de clase en que entraste a mi salón sin dirigirme la palabra supe que había algo en ti, y no importaba qué, te iba a cuidar... incluso si hubieses hecho el peor desastre en el colegio, te habría defendido a capa y espada. Aunque no te hubiese podido adoptar, hubiese hecho lo que fuere por mantenerte a salvo —Hizo una pequeña pausa, soltando una risa nasal y después diciendo:—. Ofrecerte casa fue una de las primeras desiciones que he tomando sin pensar y es de la única que no me arrepiento, y jamás lo haría.

ΜεταμόρφωσηDonde viven las historias. Descúbrelo ahora