Μεταμόρφωση

Μεταμόρφωση III

Toda su vida había sido horrible, no recordaba un solo momento en que su madre no le diese un bofetón por cualquier cosa, ella se enojaba incluso cuando dejaba caer una gota de agua sobre la mesada, mientras creció la veía inhalar polvo blanco sobre la mesa, después enterándose que se drogaba, con su padre un poco más de lo mismo, aunque no solía explotar como su madre lo hacía, eran menos los recuerdos que tenía de él dándole golpes que los que tenía de su madre, incluso cuando él se drogaba tanto como ella; gracias a ello le tenía más aprecio a él, tanto que a sus nueve años le rogó llorando que dejase de hacerlo, después que la profesora les hablase de los efectos de estas. Su padre le miró mal, pero no le dijo nada, pasados los días ya no le veía inhalar la mesa, aunque su madre seguía haciéndolo.

_________________________

El día siguiente fue sábado, la noche anterior André le había dicho que fuesen a perder el tiempo al lago negro, y hacia allá se dirigía, cruzando por el pasillo que daba al patio se chocó contra un hombre, cayendo al suelo y haciendo una mueca de dolor, la golpiza ya no dolía tanto y los moretones estaban desapareciendo, claro, si no los presionaba con fuerza.

— ¿Estás bien? —Preguntó el profesor Riddle, ayudándole a levantarse, causando otra mueca de dolor, que hizo que el profesor frunciese el ceño, viéndole el brazo, específicamente entre la manga del sueter y de la camisa, donde se veía su piel entre morada y verdosa, rápido se acomodó, desviando la mirada, intentó responder pero el hombre fue más rápido—. ¿Quién te hizo eso?

—Nadie —Murmuró.

El profesor se sostuvo en su rodilla, estando a la altura de Marcus.

—Si alguien te está molestando no tienes por qué encubrirlo, puedes contármelo y yo me encargaré —Su respiración se agitó, sus ojos se llenaron de agua y su labio tembló, seguía sintiéndose sensible y el profesor siendo amable no le ayudaba a mantener la compostura... «no creo que pueda encargarse de mi mamá» pensó. Sintió la mano del hombre en su cara, limpiando la lágrima que había salido de uno de sus ojos—. No tienes por qué contarme de una vez, cuando estés listo sabes dónde encontrarme.

Marcus asintió, pensándolo demasiado, el profesor se levantó, limpió su ropa y avanzó, su cabeza daba vueltas mientras el hombre se alejaba, en un impulso corrió— ¡Profesor! —llamó su atención, el aludido se detuvo, dándose la vuelta para verle.

— ¿Sí?

—Nadie del colegio me molesta.

No se atrevió a mirarlo, estaba seguro que de hacerlo se echaría para atrás, el profesor no dijo nada, Marcus sólo esperaba que le preguntase quién lo hacía, le diría todo... por fin podría sacarlo.

— ¿Tu padre o tu madre?

_________________________

Pronto la tarde llegó, y con ella su padre y los de sus compañeros, sintió la garganta seca, sus manos volvieron a sudar y su corazón amenazaba con romperle las costillas, mesa tras mesa fueron con cada uno de sus profesores, muchos decían que era un chico inteligente y que podía sacar una mayor calificación si se lo proponía, aunque sus notas eran buenas, otros tantos no hablan más que maravillas de su rendimiento, entre ellos el profesor Riddle, que contaba a su padre sobre su ejemplar desempeño en pociones. Su padre asentía, nunca había sido mucho de palabras, y tras terminar el recorrido salieron del gran comedor, ambos inclinándose sobre uno de los ventanales, observando los verdes campos del colegio.