Tom estaba tranquilo... tan tranquilo como una maldita bomba a punto de explotar. No más de un mes le tomó para darse cuenta que estaba siendo indulgente con el chico Black, en un impulso que ni siquiera de adolescente tuvo, se dio la ducha más dolorosa de su vida, talló su piel hasta que quedó roja, pensando que así conseguiría limpiarse de traicionar a sus principios, pero no, después volvió a ser la sombra de lo que un día fue. Sirius Black seguía con aquella cara de no querer seguir ahí, a ratos intentaba distraerse confirmando que lo único que le importaba era la felicidad de su hijo, pero su cara no era mejor, bueno, podía pasar como que estaba aburrido, y lo creyó, realmente creyó que lo estaba, pero ni siquiera él que no solía mostrar sentimientos duraba tanto tiempo con aquella cara, dudaba que Severus sí, él era muy expresivo cuando estaban juntos o cuando lo veía con sus amigos. Últimamente tenía esa mueca que le hacía doler el alma, incluso cuando estaba con Avery, quien se suponía le hacía feliz y por eso eran novios. Ese diciembre habían vuelto a casa, Severus le rogó que lo hicieran, no dudó mucho, y por boca de Bella supo que Sirius también lo hizo, si le preguntaban mentiría, pero se sentía aliviado de que estuviese en un lugar donde no podría morir... o matarse.
— ¿Cómo ha estado tu familia?
— ¿Mmh? —El día anterior, veinticuatro, Bella lo había pasado con ellos en la mansión Riddle, al igual que Aristóteles y Astrid quien trajo a sus padres, pero Bella se había quedado a dormir, estaba recostada sobre el pecho de Tom, cubierta hasta la oreja y abrazándole por la cadera—. Bien, ayer papá y mamá fueron a la casa de mi tía Walburga, creo que Cissy llevó a Lucius; y Andy lo pasó con la familia de Ted. ¿Por?
—Simple curiosidad... ¿y tus tíos? ¿Tus primos? ¿Cómo están ellos?
—Bueno —se incorporó—, han estado bien, los vi hace unos días, Regulus estaba bien, pero Sirius no se despega de mi tío Orión, debiste verlo, lo tenía abrazado como un bebé, y no le había visto actuar así desde los seis años.
—Ya veo... ¿desayunamos?
Bella asintió, levantándose y poniéndose la gran sudadera que Tom le había regalado sobre el pijama, caminando fuera de la habitación con él siguiéndola hasta el comedor de la mansión, donde ya estaban Severus, Meredith y su padre, ambos adultos hablaban de las noticias y temas de la vida muggle, y su hijo escuchaba música en el Walkman que le habían regalado por navidad, Bella fue a sentarse junto a él, haciéndole conversación al instante mientras él iba por sus platos para desayunar juntos. En año nuevo no fue muy diferente, habían ido a la tumba de su madre por la mañana, por la tarde la señorita Tomlinson preparó comida, su padre compró un gran pastel y él recibió cartas y regalos, Astrid y Aristóteles le habían confirmado que irían, Bella le mandó un vociferador deseándole feliz cumpleaños y avisando que no podría ir. También recibió una carta confirmando que los Avery irían, había visto a Severus con la cara larga, así que pensó que sería buena idea invitar a Dominick y su familia, de todos modos, conoció a su padre en su época de colegio y recibía una carta cada cumpleaños y navidades, no era tan descabellado invitarlo a él y a su familia. PERO SÍ FUE UN PUTO ERROR.
Todo fue normal con ellos y sus amigos, lo recordaban y les dio gusto verlo luego de tantos años, después de todo era unos cuatro años mayor que ellos y no supieron mucho de él tras salir del colegio, claro que se alegraron al volver a verlo. Su padre y la señorita Tomlinson estaban contentos, les alegraba cuando llevaba amigos a la casa, y su padre estaba contento de que por fin hicieran las fiestas en la mansión. Quien no se alegró mucho fue Severus, en cuanto terminó la cena se excusó y corrió a su habitación, Tom lo notó, pero tuvo que fingir para no alertar a los invitados. Más tarde todos volvieron a sus casas, con magia levantó los regalos que le habían dado y fue hasta su dormitorio, dejándolos ahí y yendo a la de Severus, llamó a la puerta, entrando tras el suave «pase», viendo al chico recostado sobre la gran cama y tapado hasta la mejilla con la colcha roja de seda. Tenía el televisor muy cerca de la cara, cambiando los canales sin encontrar mucho qué ver. Se acercó más, separando el televisor con magia y recibiendo una queja.
— ¿Quieres hablar? —No obtuvo respuesta, él sólo suspiró—. ¿Por qué subiste tan rápido? Pensé que te alegraría ver a Dominick.
Notó los labios del chico tensarse, le temblaban y su respiración estaba agitada.
—No me siento bien. La comida debió caerme mal.
—No te veías muy cómodo antes de la cena, tampoco.
—Papá...
—Dime...
La mandíbula del chico tembló, Tom se acercó un poco, poniéndose de rodillas y tapando la luz que provenía del televisor.
— ¿Dormirías esta noche conmigo? No quiero estar solo.
Suspiró internamente, asintió y dijo:—Claro, cariño. Iré a ponerme el pijama y vuelvo.
Se levantó, caminó fuera de la habitación, cerró la puerta y se recargó en la pared, dejándose caer y recargando su cara contra las rodillas, él nunca se había equivocado en la escuela, con las personas sabía cómo actuar, así había conseguido amigos hasta que un día no tuvo que fingir con ellos, sabía qué decirle a los maestros, incluso sabía cómo hacer que los vendedores en Hogsmade le hiciesen descuentos sin siquiera pedírselos. Conseguía que sus alumnos se comportasen con sólo una mirada, entonces ¿por qué era tan jodidamente difícil hacer algo bien cuando se trataba de Severus?
— ¿Tom? —Levantó la vista para ver a su padre, quien se inclinó para verle de frente—. ¿Qué pasa?
— ¿Por qué es tan difícil ser papá? —Susurró a penas, cuidando que Severus no le fuese a escuchar—. Entre más crece menos entiendo qué es lo que estoy haciendo mal.
Su padre soltó una risa nasal, él le miró extrañado.
—Dímelo a mí.
— ¿A qué te refieres?
— ¿Ya lo olvidaste?
—Pá, créeme que ahorita mi cabeza no da más.
El hombre volvió a reír.
—Te conocí cuando tenías dieciocho y no de la mejor manera... Tom, ya tenías tu vida hecha... no me necesitabas ni me querías en tu vida, me lo dijiste explícitamente.
—Lamento eso —Interrumpió.
—No importa... no tienes idea de lo difícil que fue ganarme tu confianza, cada vez que sentía que avanzaba un paso retrocedía tres... ambos estamos aprendiendo, y tú lo estás haciendo mucho mejor que yo, no te tortures con eso. Incluso si sientes que no lo haces bien... creciste sin un padre, si yo fuese Severus entendería si no sabes serlo, te aventuraste a tener un hijo sin saber absolutamente nada de cómo lo harías con tal de salvarlo... eres mejor padre que muchos otros, sin duda.
Sintió un par de lágrimas correr por sus mejillas, las limpió rápido y asintió, de nuevo, eso no contaba como llorar... él no lloraba. Su padre se sentó a su lado, abrazándole durante un rato, Tom siguió limpiando esas cuantas lágrimas que no querían dejar de salir, hasta que el hombre le soltó.
—Es tarde, hay que ir a dormir.
Él asintió, levantándose y ayudándole, viéndole caminar hasta su habitación y haciendo lo mismo, volviendo a la de Severus cuando se puso el pijama. Le vio y pensó que ya estaría dormido, aún así se recostó a su lado, metiéndose en las cobijas y estrujándolo en sus brazos.
— ¿Te arrepientes de haberme adoptado?
—Claro que no, ¿po-?
— ¿Me odiarías si termino con Dominick?
—No... obviamente no, Sev... pero ¿por q-?
—Ya no quiero estar con él... me hace sentir tan mal y cansado.
— ¿Por eso subiste al terminar de comer? —Severus asintió, aferrando sus brazos al torso de Tom—. Lo siento, cariño.
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Μεταμόρφωση
FanfictionTom siempre pensó en la muerte como una solución, no la propia, claro. Pensaba en la muerte de los demás, lo fácil que sería vivir en el orfanato si todos esos niños que lo tachaban de raro simplemente dejasen de molestarlo, si simplemente se fuesen...