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Esa primer semana intentó que Severus no se enterase de la muerte de Dominick, escondiendo el obituario del profeta, aunque el chico nunca leía el profeta ni por asomo, cambiando de canal en el televisor cada vez que pasaba cerca, aunque siempre parecía más interesado en el pequeño teléfono¹ que su abuelo le había comprado, también intentó bloquear los mensajes de noticias que solían llegar, pero ya estaban bloqueados. El sábado pudo respirar tranquilo, Meredith había tenido que ir al orfanato y Severus había ido con ella, Bella había acompañado a la señora Lennox al supermercado y él se quedó con el pequeño Tom, su padre estuvo con ellos hasta las dos de la tarde, cuando tuvo que irse por una llamada de urgencia en el trabajo. No mucho después volvió Severus, pero sin la señorita Tomlinson.

- ¿Y Maw-Maw?

Le dijo cuando estuvo frente a él, dejando una bolsa con comida.

-En la tienda, se le olvidó comprar algo y dijo que me adelantase -Tom asintió, volviendo a darle papilla al bebé, antes de volver a tener su atención en Severus por el carraspeo-. Sabías que Avery murió, ¿no?

Él asintió tras unos segundos.

- ¿Cómo te enteraste?

El chico se encogió de hombros.

-Estaba haciendo manualidades con los niños, estaba rompiendo periódico, normalmente no lo leería, pero me llamó la atención ver «Avery» en el obituario, pensé que era sólo cosa de mi imaginación y quise comprobarlo, decía su nombre y cuándo lo velaron. Después de eso no fue muy difícil recordar que hace unos días saliste de casa y no llegaste hasta el martes, las fechas exactas de su velorio y entierro. Fuiste a verlo, ¿no es así?

-Sí -Le dio una cucharada más al pequeño antes de dejar el plato sobre la barra-. El domingo obtuve una carta de Tadeo, me dijo lo que pasó y que debía ir a Bulgaria urgentemente... pensé que no decirte sería mejor.

- ¿Por qué?

-Por cómo te pudieses sentir.

-Honestamente -hizo una pausa, su mirada estaba perdida, veía un espacio entre Tom y el bebé, pero no sabía qué-, no siento nada... es... raro, saber que alguien de mi edad ha... muerto, en tan desafortunadas circunstancias... pero desde hace meses no he sentido más que asco por él, y nada de esto lo cambia -Tom asintió-. ¿Estoy mal por pensar así?

El adulto se levantó, caminó hasta su hijo, dándole un abrazo, sintiendo cómo había comenzado a llorar.

-No, mi amor -Murmuró, acariciándole la cabeza y enrredando los dedos en su cabello-. No le debes compasión... él no la tuvo contigo.

Los gimoteos y sollozos fueron más constantes, Tom terminando con tres manchas de agua en su camisa y limpiando la nariz de Severus, quién tenía la cara roja e hinchada, con una de las servilletas que estaba sobre la barra.

- ¿Qué pasó? -Dijo la señorita Tomlinson asomándose por la entrada de la cocina.

-Nada -Murmuró Severus con la voz rota, el corazón de Tom se hundía cada vez que lo escuchaba así-. Voy a mi habitación.

Tom asintió, viéndolo marcharse y a la mujer acercarse con una bolsa en mano.

- ¿Todo está bien?

-Sí... todo bien.

Y esta vez no mentía, horas después Severus bajó, se veía mejor, e incluso se sentía más tranquilo. Hacía mucho tiempo Tom dejó de pensar en la muerte de los demás como una solución, quizá desde ese juramento con la señora Merrythought, y no quiso creerle a su mente cuando le gritaba que quizá Bella no había hecho algo malo al asesinar al chico Avery... apretó los ojos, intentando alejar ese pensamiento, teniendo uno intrusivo que le hacía tener curiosidad de cómo había hecho parecer que fue un ataque cardíaco, ni en el libro más oculto de la sección prohibida había información para ello, así que tuvo que haberse inventado al- ¡Tom! Se exigió mentalmente, volviendo en sí antes de sobrepensar la situación.

Nada más relevante sucedió durante esas vacaciones, su aniversario de bodas en el que su padre y la señorita Tomlinson cuidaron a sus hijos para que él y Bella fueran a celebrar en ese restaurante Muggle que a ella tanto le gustaba; uno de esos días en que Alphard los visitó, esa vez junto a Minerva, quien se ganó una mirada curiosa de Tom, últimamente se notaba más expresivo con su círculo cercano, ella lo notó, le dijo con gestos que no dijera nada, y cumplió, al menos hasta esa noche que le mandó un mensaje a la mujer, picándola e insinuando que claramente estaban saliendo, ella no lo negó, sólo le decía que se callase. Lo que restó del verano estuvo así, cuidando y pasando tiempo con su familia, a ratos molestando a Minerva cuando lo recordaba, y ella finalmente diciéndole que sí estaban saliendo cuando iban en el tren camino a Hogwarts, quizá en algún otro momento le habría alegrado que Tom hiciera muecas, canturreara y en general fuese más abierto, en otro momento, quizá no cuando a penas eran las doce del día, y estaba encerrada con él mientras decía «Yo tenía razón» y «No puedes ocultarme nada», sí, quizá hubiese sido mejor idea decírselo cuando estuviesen por bajar del tren.

ΜεταμόρφωσηDonde viven las historias. Descúbrelo ahora