El primero de septiembre por la mañana estaba ayudando a Bella a hacer el desayuno, claro que ayudar era un término muy grande para lo que realmente estaba haciendo, le pasaba un par de cosas y cuidaba que Mattheo no se hiciese daño con sólo respirar. A unos minutos de la comida estar servida, la señorita Tomlinson entró cargando a Delphine, después Tommy entró corriendo, y tras él estaba su padre.
— ¿Y Severus?
—Fui a despertarlo hace rato, pero escuché que se estaba bañando, no sé si me haya oído, la música sonaba hasta el pasillo.
Dijo su padre.
—Amor, ¿podrías llamarlo? Ya voy a servir y no quiero que se le enfríe.
Tom asintió, dejando a Mattheo en la silla y yendo a la habitación de Severus, la puerta estaba medio abierta, asumió que su padre la había dejado así. Pudo notar a su hijo frente al espejo de pared, tenía la camisa levantada y se acariciaba las costillas, justo donde hacía un par de meses se había hecho el tatuaje. Sonrió, llamando a la puerta y abriéndola cuando recibió la respuesta de Severus, quien se bajó la camisa y volteó para ver a Tom.
—Hola, papá.
—Hola, cariño. Baja a desayunar, ya está servido.
Severus asintió.
Horas más tarde estaban en la estación, su hijo había subido al vagón, sus padres habían corrido tras los niños que encontraron una mariposa y Bella trataba de quitarle a Delphine de encima, quién lloraba y se negaba a soltarlo, balbuceaba cosas apenas legibles, «¡Mi babi!» gritaba, «¿Bombe va mi babi?», ninguno de los demás habían llorado de tal forma cuando se iba al colegio, y le supo mal, pero debía dejarla. Pudo verla llorar por la ventana, suspiró, Severus abrió la puerta llamando su atención, después se sentó a su lado y Tom se recargó en su hombro.
—Delphine en serio te ama.
—Me preocupa que se quede llorando.
—No creo que lo recuerde por mucho tiempo, según los libros de Bella a esa edad no tienen buena memoria.
Tom asintió, cerrando los ojos y disfrutando el camino.
Un par de meses después estaban en Hogsmade, Sirius había ido de visita y Bella había llevado a los niños, los siete fueron a comer y después por postres a la tienda de té de Madame Tudipié. En algún momento Severus y Sirius habían ido a otra tienda, separándose de ellos, que fueron a Honeyducks, dónde compraron regaliz y gomitas para Tommy y Mattheo, le ofrecieron algunos dulces a Delphine, pero se rehusaba a hacer cualquier cosa que implicase dejar de abrazar a Tom. Para la tarde estaban sentados en una banca, con la niña dormida y sus hijos jugando con las escobas para niños. A eso de las cuatro, Bella anunció que debían regresar a casa, los niños asintieron, pero Delphine nuevamente se aferró a su padre, llorando desconsoladamente y jurando que le querían quitar a su papi.
—Mer —Dijo Bella.
— ¿Crees que pueda quedarse aquí un poco más?
—Tom, el lunes hay clase.
—Sí, pero mañana es domingo, y ella quiere quedarse. Podemos dejar que se quede esta noche, mañana la llevaré.
— ¿Estás seguro?
Tom asintió.
— ¿También podemos quedarnos?
Dijeron Tommy y Mattheo al unísono.
—Claro —Bella suspiró—. Si pasa algo llámame, ¿sí? Yo debo volver a casa.
—Está bien, te veo mañana.
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Μεταμόρφωση
FanfictionTom siempre pensó en la muerte como una solución, no la propia, claro. Pensaba en la muerte de los demás, lo fácil que sería vivir en el orfanato si todos esos niños que lo tachaban de raro simplemente dejasen de molestarlo, si simplemente se fuesen...