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Durante toda la semana apenas vieron a Severus, se la pasaba en un cuarto que el padre de Tom había adaptado específicamente para que el chico crease pociones sin probabilidad de morirse intoxicado. Con suerte salía para comer y dormir, la habitación tenía baño propio así que no había necesidad de salir para usar el bather o darse una ducha si es que algún ingrediente le caía encima; constantemente Tom, su padre, la señorita Tomlinson y Bella tenían que obligarle para que durmiese un poco, todos ellos sabían lo bueno que era en pociones, y consideraban que estaba exagerando en la práctica, pero Severus era ambicioso y obstinado, la señorita Tomlinson decía que le recordaba mucho a él.

— ¿Recuerdas cuando dejaste de dormir porque no fuiste el mejor en encantamientos? —Dijo ella con una pequeña sonrisa, no lo había notado antes, pero su rostro estaba más arrugado que la última vez que se fijó, y era normal, tenía ya cincuenta y ocho años.

—No me lo recuerdes. Adelaide no dejó de mandar cartas al respecto todo ese verano.

— ¿Sigues enojado? Tom, después de eso no dejaste de ser el primero de todas las clases.

—Sí, pero jamás voy a poder borrar que en segundo año fui el segundo mejor estudiante de encantamientos.

—Espera —Dijo Bella—. ¿Eso fue a los doce? —Ambos asintieron—. No inventes, a mí a esa edad sólo me interesaba aprobar, si era la mejor o no me daba igual —Severus entrando les interrumpió, se dejó caer sobre la silla al lado de Tom, y se recostó sobre la mesa—. ¿Todo bien, cariño?

Severus asintió, dando un gran bostezo y viéndolos a todos.

— ¿Listo para mañana? —Murmuró su padre.

—Eso creo —Respondió, cargando al pequeño Tom que le pedía que lo levantara, sentándolo sobre la mesa y recargándose en el pequeño hombro, cerrando nuevamente los ojos.

—Cariño —Tom por fin habló—, ve a dormir, pareces agotado.

—No... estoy bien, tomaré un café y dormiré en la noche... sino no podré dormir por la noche.

Dijo, sus ojeras eran casi negras y su piel más pálida de lo normal, suspiró, entendiendo ese sentimiento y dejándolo comer en paz... en realidad, lo vio luchando por no quedarse dormido hasta que por fin fueron las diez de la noche, lo encontraron profundamente dormido en el sillón de la sala, el pequeño Tom estaba recostado encima de él y Severus no se inmuntaba. Bella recogió al niño, llevándolo a su habitación, mientras tanto Tom intentó despertarlo, pero no funcionó. Suspiró, cargándolo como cuando tenía doce años y se quedaba dormido en la sala de la casa Gaunt, recordó la poca confianza que el chico tenía en ese momento para moverse sin pedir permiso, soltó una risita, concentrándose para no dejarlo caer, obviamente pesaba más que a los doce años... también no es como que Tom pudiese cargar más de cincuenta kilos sin que le temblasen los brazos. Con cuidado le llevó hasta su habitación, siendo recibido por el flash de una cámara Muggle cuando llegó al segundo piso, gracias a Bella, tuvo que parpadear varias veces para darse cuenta que era ella.

—Espera, necesito tomar otra, salieste haciendo una cara rara.

Susurró.

— ¿Tal vez porque me tomaste por sorpresa y con un flash?

Dijo de igual forma.

—Detallitos, ahora no hagas caras y déjame tomar la foto —Tom le regaló una mirada de pocos amigos, ella torció los ojos y aún así la tomó—. Que sepas que es tu culpa si sales con cara de culo en mi álbum.

—Lenguaje.

Le dijo, volviendo a avanzar.

—Pero-... si tú eres más grosero que yo.

ΜεταμόρφωσηDonde viven las historias. Descúbrelo ahora