Capítulo 14

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Nadeshiko está saliendo pálida del lugar, en ese momento no le importa cobrar por los servicios que ha brindado esa noche, incluso no le importa que el jefe de cocina la está llamando molesto, solo quiere irse, huir y no ver ese rostro que a pesar de los años, lamentablemente no ha podido olvidar ni sacar de su mente y corazón.

Está a dos cuadras del hotel Brams en busca de un taxi, pero se da cuenta que está sin dinero, lo único que tiene es para el bus, se confió en cobrar el dinero y con eso regresar a casa en un Uber decente. Lo que no se saca de su cabeza es¿Cómo es que ha sido posible que él era el dueño de esa fiesta?

Se golpea mentalmente la cabeza, cuando habló con Anya olvidó preguntar por el dueño del evento, si hubiera sabido es un hecho que no hubiera aceptado. Ahora con esto está sumando un impacto negativo en su carta de recomendación, la próxima vez probablemente Anya no cuente con ella por el bochornoso momento que acaba de pasar.

Cuando estaba caminando hacia el paradero de autobuses, se puso pálida de repente, a los lejos vio a Fujitaka pero no estaba solo, otro joven venía con él jadeando por correr. Rápidamente se escabulló en unos árboles tapando su presencia. Verlo mejor es que su maldito corazón reacciona por él, los años le han sentado de maravilla, sigue estando como ese joven que se robó su corazón cuando entró a trabajar en la mansión Kinomoto. Se pasa los dedos por el cabello y el joven de cabellos castaños le dice algo que lo hace suspirar y desistir de buscarla.

Regresan al hotel y ella suspira con alivio, sale de su escondite y desaparece lentamente sin ser vista. Al llegar al paradero de buses se da con la sorpresa que el último bus a su destino ya había pasado hacía quince minutos, tiempo que estuvo escondida de Fujitaka.

Se lamentó por tener tan mala suerte y no sabe qué hacer para regresar a casa, está tan orgullosa que no es capaz de volver al evento, pedir disculpas por los hechos acontecidos y tratar de ver si hay un chance de que termine su servicio y cobrar. Estando sentada en la única banca vieja de ese destartalado lugar un auto negro de lujo se estaciona frente a ella.

Eso para Nadeshiko es señal de problemas, se levanta con la intención de irse de ahí, escucha que la puerta se abre asomando la presencia de un hombre joven, pero por la oscuridad de la noche es que no puede ver su rostro.

—Buenas noches—saludo con respeto—. Es peligroso que una dama como usted esté sola en un lugar como este.

—Se defenderme sola, gracias por su¿Preocupación?—preguntó con sarcasmo y mordacidad—. Soy yo quien debería preguntarle eso, a leguas se ve que es un hombre rico que no está acostumbrado a lugares como éste.

—Supone bien—el joven estudio con tino a la mujer, y es perfecta para lo que necesita—. Permítame presentarme soy Eizan Daidouji.

Nadeshiko frunce el ceño, Eizan solo sonríe por la posición de la mujer, es desconfiada y eso le gusta. Se endereza y al ver que empieza a ser tarde carraspeo inmediatamente.

—El saludo no quita la cortesía—murmuró—. Creo que tiene un problema muy serio con los de mi clase¿No es así?

—No tengo porqué darle explicaciones—agarró su bolso al hombro y está por irse cuando el joven se pone frente a ella—¿Que quiere ahora?

—Déjeme llevarla a su casa, es tarde—Nadeshiko muerde sus labios, es muy tarde y si no se va pronto a casa pasará la noche en la intemperie, el frío empieza a calar su cuerpo, si vuelve a sufrir un cuadro de bronconeumonía podría ser fatal—. Le aseguro que llegará a su casa sana y salva.

—Estamos lejos de ella—hablo bajito, el frío empieza a ponerla mal—. No se preocupe por mí…

Su cuerpo empieza a temblar como un animalito tiritando de frío, Eizan abre los ojos con sorpresa, ella da unos pasos más y cae desmayada. Él la toma antes de golpearse la cabeza. La sube a su auto para llevarla al hospital más cercano.

𝐸𝑛𝑙𝑎𝑧𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑉𝑖𝑑𝑎𝑠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora