—No puedo hacerme cargo de ese bebe—la sonrisa de la joven se borra y baja sus ojos a su regazo—. Soy muy joven para ser padre, aún dependo de los míos.
—Tai, ambos somos responsables, yo también soy muy joven pero… podemos salir adelante un bebé no es impedimento para nada—la joven con los ojos acuosos intenta tomar las manos de su novio pero este automáticamente se aleja con algo de indiferencia.
—No Sakura, te amo de eso no tengo dudas, pero no quiero un hijo a estás alturas de mi vida, estamos a la mitad de nuestras carreras. ¿ Te imaginas lo que dirán mis padres cuando se enteren? Me quitarán la ayuda y seré un obrero más en la empresa, y eso no es lo que quiero.
La taza de chocolate de la joven tiembla junto con su cuerpo, sus lágrimas la traicionan y con el calor que reúne lo mira fijamente, dándole una mirada cargada de tanto dolor y decepción.
—Piénsalo por favor, es nuestro bebé, fruto de nuestro amor, el dinero no lo es todo Tai, con amor y apoyo del uno del otro saldremos adelante.
—La única solución que le veo a esto es que…
No pudo continuar hablando la joven lo mira con terror en su rostro.
—¿Te das cuenta lo que dices? ¡Eres un monstruo!—se levanta del asiento de la cafetería, todos los miran por el bochornoso espectáculo, agarra el sobre dónde está la prueba de embarazo y sale sin volver a verlo.
Fuera del establecimiento, se lleva el sobre a su pecho y toma un taxi, ahora tenía que hablar con su madre y explicarle la situación. Sea lo que sea ese bebé que crece en su vientre llegará a término con o sin su papá al lado.
Sakura despertó esa mañana recordando ese doloroso episodio que pasó hace más de un año y medio, tanto ha pasado para poder tener en sus brazos a la pequeñita que dormitaba a su lado. La luz y el motivo fuerte de su vida para salir adelante.
Ahí se hallaba hecha bolita durmiendo con su dedito en la boca, una bebé de hermoso cabello castaño claro, de piel clara, el verla dormir y los gestos que le muestra a su madre hace que sonría y tiernamente la arrope.
Vió su reloj, es hora de empezar el día, más aún cuando al ver la fecha, en dos días en la florería minimarket que trabaja la jornada se pondría mucho más pesada.
Fue a su pequeña cocina, a preparar los alimentos de la nena, su leche en su biberón, su comida cortada en trozos y su fruta picada.
En su bolso metió lo necesario, sus llaves y su monedero. Celular no portaba desde el momento que se fue de casa y para no ser encontrada lo empeñó, aparte que estaba corta de dinero tuvo que tomar esa medida.
Abrió la cortina que separa la cama y la cocina. El sitio donde vive Sakura con su pequeña es un cuarto pequeño pero acogedor, que ella misma lo decoro y arreglo a su gusto.
La renta es módica, el baño es compartido así como la ducha. El lavado de ropa se usa por turnos. En total la dueña tiene cuatro habitaciones, todas ocupadas, solo Sakura tiene su pequeña niña, el resto son estudiantes o trabajadores independientes.
La puerta de su cuarto es tocada, cierra la cortina y al abrir, una bella joven de cabellos negros y ojos grises muy vivaces le sonríen.
—Buenos días Sakura—entra la jovencita sin dejar de sonreír.
—Buenos días Haruka, ¿de verdad no estoy incómodando, ni interfierendo en tus clases?—pregunta con pena y culpa la joven.
—Ya te dije que no te preocupes, mis clases este semestre son más tarde y tú al salir del trabajo es cuando puedo producirme e ir sin problemas a la universidad.
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𝐸𝑛𝑙𝑎𝑧𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑉𝑖𝑑𝑎𝑠
FanfictionSola y con un pasado del cual quiere huir y olvidarse, Sakura llega a Tomoeda a empezar desde cero con una pequeña de un año de nacida. Ser madre soltera no es nada fácil pero no imposible ¿algún día será realmente feliz? ¿Podrá realizarse como muje...