Capítulo 58

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Sakura:

Sigo sin poder creerlo, estoy de nuevo en una universidad y no es cualquier universidad. Ésta es la más grande y prestigiosa de Tokio. Me siento como si fuera mi primer día, con paso firme es que voy a la oficina del director para poder recibir mis credenciales y horarios.

Cuando entré a la oficina había más jóvenes que estaban entrando y saliendo con papeles y documentos en sus manos. Con el corazón retumbando en mis oídos pedí mis cosas. Después de dar mis datos afortunadamente no hubo tanto que esperar. Recibí lo que necesitaba para dirigirme a mi primera clase.

Mientras voy a los edificios donde están las facultades voy pensando en lo que me dijo Tomoyo sobre Liang, en estos días me he sentido un poco extraña, como si un mal presentimiento me acechara. Shaoran no me ha vuelto a proponer darle el apellido a mi hija y ahora creo que sí se lo voy a aceptar. Y no lo hago por lo que él posee si no porque se ha ganado el cariño y el amor de padre.

Alguna vez oí el dicho que dice: padre es el que cría y no el que engendra. Eso es lo que Shaoran es para Liang, su padre y yo me siento tan feliz de haberlo elegido. Al fin llegue a la facultad de administración de empresas y gerencia. Veo mi horario y tengo la primera clase de matemáticas financieras.

Ingrese al salón y ya hay varios alumnos en espera de recibir las clases, busco un asiento vacío, siempre me ha gustado sentarme atrás, cuando vi un asiento cerca a la ventana alguien me levantó la mano para darme con la sorpresa que Tomoyo está cerca a ese asiento. Sonreí acercándome y sentándonos juntas.

—Bienvenida Sakura—me saludo con la bella sonrisa que tiene—. Llegas a tiempo. El profesor está por ingresar al salón.

—Lo siento mucho, había tráfico además que…—un alboroto se forma en la entrada del salón, Tomoyo también lo nota—¿Qué está pasando?

Hay mucha conmoción en especial de las chicas. Seguimos viendo detenidamente la puerta y entra un hombre muy bien parecido, ahora entiendo todo. Es del tamaño de Shaoran, cabellos negros azabache, ojos rojizos como el fuego, en conclusión está muy apuesto. Por un momento me sentí aturdida por su presencia pero rápidamente volví a mis sentidos. Veo a Tomoyo pero está muy pálida, sus ojos azules están muy abiertos, en paralelo veo a ese hombre y no le ha despegado la mirada.

—¿Tomoyo?—pregunte preocupada—¿Todo bien?

—Necesito aire—susurro, rápidamente pedí salir con ella, ese hombre nos dio el permiso, con eso está comprobado que es el profesor de matemáticas financieras. Salimos al balcón y estando solas se relaja—. Gracias.

—Te pusiste muy pálida—exclame con preocupación—¿Conoces a ese hombre?

—Lo hice el día de ayer, casi me atropella—abrí mis ojos con sorpresa—. Reconozco que fue muy respetuoso y quiso compensarme pero…

—¿Te intimidó?—negó con su cabeza—¿Entonces?

—Es complicado de explicar—un sonrojo apareció en sus mejillas, al menos ya no está pálida y eso me tranquiliza—. Creo que el destino me está jugando una broma.

—¿Por qué piensas eso?—pregunte extrañada.

—Descuida yo me entiendo—no está preparada para esta conversación aún, voy a hacer todo a mi alcance para hacerle ver que tiene todo el derecho de ser feliz, con el hijo de mi padre eso ya no lo veo posible. Ese hombre es muy guapo y creo que le gusta ella—. Debemos volver, es tu primer día y…

—Para mi eres más importante—respondí con cariño—. Si no estás bien llamamos a tu hermano.

—Lo estoy—respondió decidida y con una bonita sonrisa—. Me sigues sorprendiendo, muchas gracias Sakura, estoy segura que llegaremos a ser excelentes amigas.

𝐸𝑛𝑙𝑎𝑧𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑉𝑖𝑑𝑎𝑠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora