Capítulo 46

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Sakura:

Me siento atrapada en medio de una neblina espesa y blanca, escucho voces de muchas personas que por más que trato de abrir los ojos es imposible hacerlo. Me veo de blanco y girando alrededor.

De repente la voz siniestra de alguien que estoy segura que conozco me pone la piel de gallina y un estremecimiento se apodera de mi ser. Siento una opresión en el pecho, una que sí no despierto ahora será tarde después.

Trato de abrir los ojos pero es inútil, escucho el pitido de máquinas cerca de mi y una risa malvada burlándose de mí. Cuando estoy por caer en un vacío inmenso, un empujón hace que suba directo a una luz brillante que a medida que me acerco se vuelve más nítida.

Mis ojos se abren de par en par tratando de acostumbrarme a la luz, veo la sombra de alguien cerca de mi algo borrosa, sigo tratando de enfocar bien la vista y es ahí donde la veo.

Está demasiado pálida y su mano está en el aire temblando así como su cuerpo. Pase saliva por sentirla seca y solo logré decir dos palabras:

—¿Señorita Hang?—ella solo mueve la cabeza mostrando palidez y temor, en eso su rostro se pone tan feo que me asusta, tomó una almohada con rapidez poniéndolo encima de mí cara. En ese momento me doy cuenta de sus intenciones.

Estaba ahí para matarme.

—¡Mil veces maldita, te vas a morir en este instante, Xiao-Lang es mío!—salir de este cuadro me tiene débil y es casi imposible defenderme—¡Nunca debiste cruzarte en la vida de mi hombre!

En el fondo de mi corazón rogaba un milagro, quería ver a Shaoran, a mi hija y a todos los demás, no podía volver del coma y morir para siempre. Como si mis ruegos fueran escuchados, voces fuera de la habitación se oían. Esa mujer dejo la almohada y cubriendo su rostro salió huyendo de ahí golpeando a las enfermeras que ingresaron para verme. Cuando me vieron aturdida y tosiendo llamaron urgentemente al médico. Quería pedir que esa mujer sea atrapada pero mi garganta estaba cerrada.

—¿Señorita se encuentra bien?—preguntó una de ellas—. El médico está en camino, por fin salió del coma.

En coma, estuve en coma, ahora entiendo porque estaba en ese lugar, pedí agua y enseguida me lo dieron. Tomé un sorbo y en ese momento el señor Kinomoto ingreso preocupado y al verme despierta su rostro se iluminó y me abrazó dejándome atónita.

—¡Por fin estás despierta hija mía!—pase saliva¿Porque está tan emotivo conmigo?—. Nos tuviste muy preocupados.

—Señor Kinomoto—respondí agradecida de saber que está ahí—. Gracias por estar aquí.

—¡Hija!—mi madre entró y al verme se acercó dándole unas tazas de café al señor Kinomoto dejándome perpleja por eso—¡Al fin estás de regreso con nosotros cariño!

—Siento mucho preocuparlos, estoy bien ahora—respondí mirando a la puerta—¿Donde está Shaoran, no está aquí?

Ambos se miraron haciendo que me pregunte algunas cosas, siento que ellos dos ya se conocían desde antes. Lo miro confundida a la espera de una respuesta.

—Shaoran estuvo aquí hace un momento, tuvo que salir pero lo voy a llamar ahora—respondio el señor Kinomoto—. No me tardo.

Cuando salió mi madre rompe a llorar sintiéndome muy mal, conociendo como es ella se siente culpable y no es así. Tomé sus manos sorprendiendola, una sonrisa cálida es la que le brindo, ahora que acabo de experimentar esto me ha servido para no acarrear con resentimientos y malos entendidos, mi madre se equivocó y así como se equivocó también se arrepintió de corazón. Se seca las lágrimas y me da un abrazo que corespondi de la misma manera. Para mí ya está olvidado el pasado, ahora solo quiero saber quién es mi padre y cerrar este ciclo de vida que me ha tenido inquieta desde que era una niña.

𝐸𝑛𝑙𝑎𝑧𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑉𝑖𝑑𝑎𝑠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora