Capítulo 25

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Fujitaka después de salir de la cafetería contactó al investigador privado que había contratado para dar con el paradero de Nadeshiko al principio. Lo citó en su oficina porque en su casa era imposible estar con Touya cerca. Después de veinte minutos está fuera de su empresa y sin ver a nadie subió al último piso donde está la oficina de presidencia, encargó a su asistente que en cuanto llegue el investigador lo haga pasar de inmediato.

Dentro de la inmensa oficina trata de calmarse por la emoción de conocer el nombre de su hija, y más porque tiene un nieto o nieta que es su sangre. Lo que hasta ahora no le queda claro es como Nadeshiko ha permitido que se vaya de su lado y la deje a su suerte. Pero él es principal culpable, si hubiera sabido la infamia que causó su madre jamás habría dejado a la mujer que amaba a su suerte.

Respira profundo y comienza a trabajar mentalmente, Nadeshiko todos estos años ha estado sola y criando a la hija de los dos contra vientos y mareas, eso quiere decir que jamás tuvo ni estuvo con ningún otro hombre. La puerta se abre y la asistente le anuncia que el investigador ha llegado.

—Hazlo pasar—pidió con ansiedad. La joven salió y después un hombre con bigote y cabellos canos se presentó ante él con una reverencia—. Tome asiento.

Ambos se sentaron y Fujitaka fue directo, le dijo que ahora su misión es encontrar a su hija y que por los gastos así como la alimentación y los lugares donde se va a trasladar correrán por su cuenta.

—Señor Kinomoto le prometo que haré todo lo posible por encontrar a su hija—respondió con solemnidad—. Pero sin un nombre o foto será complicado.

—Ella se llama Sakura—se detuvo por un momento y continuó—: Su apellido es Amamiya porque su madre jamás se casó y todo el tiempo estuvieron juntas. Eso hasta hace dos años atrás que ella desapareció.

—Con estos datos entonces podré encontrarla aunque Japón es inmenso y me tomé el tiempo de ir de ciudad en ciudad.

—No me importa el tiempo, solo quiero verla y conocerla, además ella tiene un hijo o hija, espero que ese dato ayude en algo—dijo con esperanza—. Comience de una buena vez.

El hombre se levantó e hizo una reverencia pero antes de irse Fujitaka otra vez lo detiene:

—Ni una palabra de esto con mi hijo, todo lo que encuentres me lo haces saber a mi número personal o aquí mismo¿Quedó claro? No llames a mi casa—pidió con seriedad y el hombre lo entendió.

Cuando se fue botó un suspiro que tenía atorado en su garganta, eso de hacer las cosas a espaldas de su hijo ya se hizo costumbre, desde que Sonomi murió la relación de ambos se volvió distante, Touya carga un resentimiento contra él por jamás haber amado a su madre como ella a él, veía sufrir a su madre y varias veces la escuchó llorar amargamente por ser tan infeliz al lado de él.

Fujitaka todo el tiempo intentaba estar en la oficina, estaba harto de discutir con ella y siempre terminaba con dolores de cabeza terribles, Sonomi no se comparaba con los problemas de la empresa, ella era el principal problema.

Vio su reloj y había olvidado que tenía que tener todo listo en casa, el testamento de su madre será leído en unos días y como última voluntad ambos deben estar juntos y así será. Vio unos papeles antes de retirarse y dejó a su asistente personal con los pendientes.

En su auto comenzó a imaginarse el momento en que vea a su hija estrecharla entre sus brazos y pedirle perdón por haber estado lejos de ella, así como que le dejara compensar el tiempo pedido. Llegó a casa y se encontró frente a frente con su hijo que lo ve con el ceño fruncido como siempre.

—¿Estas de salida?—preguntó Fujitaka con el rostro sereno.

—Es domingo, eso debería preguntar yo¿Dónde estuviste?—Fujitaka empezó a sentirse nervioso pero lo disimuló muy bien.

𝐸𝑛𝑙𝑎𝑧𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑉𝑖𝑑𝑎𝑠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora