Epílogo

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Diez años después:

Sakura:

Verla salir de la escuela me llena de orgullo, su andar es extremadamente marcado por donde vaya y su belleza tampoco es de pasar desapercibida. Con sus casi catorce años Liang es una de las alumnas más aplicadas de la secundaria Tomoeda, la más importante del lugar.

Esa noche que Shaoran y yo celebramos la llegada de nuestro bebé decidimos instalarnos definitivamente en esa casa que para los dos estaba llena de recuerdos maravillosos. Mi amado se sorprendió al saber que todos sabían de mi estado y por ello pedí que él y yo lo celebremos solos al principio. A la semana siguiente hicimos una cena donde toda la gente más importante estuvo a mi lado.

—Hola cariño—salude con amor—¿Qué tal las clases?

—Ahí mami—la mire fijamente, conozco a Liang cuando me responde así, algo pasa o ha pasado.

—¿Estás segura?—pregunté, me miró y vaciló mirando por la ventana—. Liang.

—Se trata de algo que me avergüenza—su sonrojo me recuerda tanto a mí cada vez que Shaoran me dice algo lindo—¿Cómo puedes comprobar si un chico siente lo mismo que tú?

—Oh—atine solo a decir aquello, me acaba de agarrar desprevenida—. Así que mi pequeña está creciendo.

—Mamá—rogo bajando la cabeza—¿Podemos irnos ya?

—Te quería preguntar por Damián—sus ojos se abrieron de par en par al mencionar al hijo de una de mis mejores amigas—. Nina me pidió recogerlo.

—¡No!—abrí los ojos con sorpresa—. Es decir, creo que no podrá irse a su casa todavía, lo que pasa es que…

—¡Ahí está, Damián!—veo a ese guapo jovencito que con la mirada tierna y cariñosa se acerca a mi auto, el lenguaje corporal de mi hija solo me indica algo, un hecho que desde pequeños lo veía venir—. Cariño cómo estás.

—Cómo está señora Sakura—me saluda con su bella sonrisa—. Mamá me mandó un mensaje diciéndome que me recogería.

—Así es, sube por favor—veo la interacción entre ambos, Liang está muy nerviosa sin poder evitarlo y él la observa con una hermosa sonrisa. Lamentablemente no puedo descifrar si a él también le gusta Liang.

Arranque el auto y en todo el camino trate de hablar de la escuela y de las actividades que se darán pronto en ella. Damián con su hermosa manera de ser me explico muchas cosas como por ejemplo las actividades familiares y un paseo a la playa donde también irán los padres. Liang sigue sin casi decir nada y de vez en cuando sus ojos café se le iluminan viendo a Damián.

Él es el chico que le gusta a mí hija.

Llegamos a casa y Liang es la primera en bajar del auto casi huyendo. Damián solo la miró y suspiró profundamente, veo tristeza en su mirada. Algo que me confunde, no sé si él la ve de otra manera o solo se comporta como un hermano más.

—Damian—giro para verme y esa sonrisa que tanto lo caracteriza vuelve guardando su tristeza—¿Ha pasado algo entre Liang y tú?

—Pues desde hace algunas semanas Liang me ha estado evitando—le pedí que continúe—. Desde niños siempre ha sido muy importante y especial para mí. Ahora con el tiempo pues…

—¿Con el tiempo que?—pregunté expectante, veo vacilación y eso me confunde más—. Cariño¿Sientes algo especial por Liang?

—Bueno yo…

—¡Mamá!—la voz infantil de mi Xin me saca de la conversación con Damián—¡Mira mi examen, saque una excelente nota!

—Mi amor es maravilloso—revolví su cabello que es idéntico a su padre. Xin es idéntico a Shaoran, como dos gotas de agua, tras él mi amado aparece con la camisa blanca, su corbata semiabierta y las mangas remangadas hasta los codos. Esa pose es tan sexy que acaba de mojar mis bragas—. Hola.

𝐸𝑛𝑙𝑎𝑧𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑉𝑖𝑑𝑎𝑠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora