Capítulo 55

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Sakura:

Estoy nerviosa, lo reconozco, es la primera vez que entraré a la empresa de mi padre y no sé cómo sus empleados me irán a recibir. Siento la mano de Shaoran apretando la mía en señal de apoyo, sonreí transmitiendo tranquilidad pero desde que salimos de casa no me he sentido cómoda.

El auto se estaciona en una cochera exclusiva para los dueños del lugar. Papá baja primero seguido de Shaoran, rodea el auto para ayudarme a bajar y entrar al gran rascacielos que se ve ante mis ojos. Pasé saliva por el inmenso coloso que está ante mí. Tiene aproximadamente diez a doce pisos, las ventanas son de color azul verdoso y en la punta de la azotea está con letras negras Kinomoto y asociados SC.

—Bienvenida hija—mi padre me sonríe con gentileza—. Este es tu legado, a conocerlo ya.

Suspire hondo, Shaoran tomó mi cintura con cautela y juntos es que vamos siguiendo a mi padre, cuando entramos a la recepción todos le hacen una marcada reverencia. A Shaoran y a mi nos ven con curiosidad y los rumores empiezan. De reojo veo a mi amado que está insondable ante tanta chisme y conociéndolo está fastidiado por qué está gente no está trabajando.

—Su atención a todos—papá habló y todo el lugar quedó en profundo silencio—. Les quiero presentar a Shaoran Li, uno de mis socios mayoritarios de esta empresa.

Los murmullos así como los gritos conmocionados me están poniendo muy complicada. Algunos me miran en espera de ser presentada pero ruego que no lo haga aún. Shaoran toma mi mano con posesión y hace una reverencia a todos. Mi padre pide que regresen a sus obligaciones sintiendo alivio.

Pero las miradas seguían clavadas en mi persona. Llegamos a la oficina de papá donde una secretaria muy bonita de ojos y cabellos castaños y lentes de botella nos recibe. Ve a mi padre y lo reverencia con mucho respeto.

—Naoko es mi mano derecha en todo—habló mi padre sonriendo, la joven se sonroja por ese comentario—. Traenos café por favor, y que nadie nos interrumpa.

—Si señor—habló profesionalmente—. Bienvenidos.

Asentí en señal de gratitud,entramos al gran espacio que pertenece a presidencia, es una oficina amplia y con muy buen gusto en lo que a cuadros y diseños se trata. La ventana es de cristal de zafiro azul, me fascina porque la luz del sol se traspasa con naturalidad.

—¿Qué opinas cariño?—pregunto mi padre con cariño—¿Te gusta?

—Siento que es este mi lugar papá—conteste con tantas ganas, solo con entrar es que ya me estoy sintiendo en mi zona de confort—. Te prometo que seré una buena empleada.

—¿Empleada?—frunció el ceño—¿Y quien dice que vas a entrar como mi empleada? Lo harás como mi hija y dueña del lugar.

Abrí mis ojos con sorpresa, no quiero que los empleados hablen cosas que no son y lo que es peor, que piensen que estoy usando mis encantos para seducir a mi propio padre. Moví la cabeza impotente. Shaoran pone una mano en mi hombro dándome seguridad y protección.

—Agradezco que desees ponerme en ese puesto padre pero no me siento preparada aún para tomar un cargo tan grande, sigo siendo una simple estudiante—hablé con impotencia porque la beca es muy probable que ya la haya perdido—. Deseo empezar desde abajo.

—Hija…

—Disculpe—la secretaria entra con tres tazas de café, los coloca encima de la mesa del centro que curiosamente no había visto—. Buen provecho.

Se retiró haciendo una reverencia. Me senté oliendo el delicioso café, Shaoran se sienta a mi lado y mi padre frente a los dos. Con su taza de café nos observó detenidamente, probó un sorbo y está vez me vio fijamente.

𝐸𝑛𝑙𝑎𝑧𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑉𝑖𝑑𝑎𝑠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora