~Black Swan~ (BTS) (FINALIZADA)

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—¡Arriba! Ya es de día, so marmotas.

Hoseok intentó empezar la mañana con buen pie, pero lo único que consiguió fue que le cayera una almohada voladora en la cara. Pero él era Jung Hoseok, el hombre más positivo en la faz de la Tierra, así que no se dejó vencer por una simple almohada y lo intentó de nuevo. De nada sirvió. Los interesados de sus amigos solo se levantaron cuando el servicio de la casa llamó a la puerta anunciando que el desayuno estaba listo. Ah, ahí sí que todos se levantaron en estampida, llevándose al pobre chico por delante.

—¡Puto el último!—gritó Yoongi bajando de dos en dos las escaleras mientras Jimin le ofrecía una mano amiga a Hoseok.

—Gracias, Jiminie.

—De nada—respondió sin él, sin más. Él era el único, sin contar al castaño tirado en el suelo que quedaba en el segundo piso. Total, no tenía nada esperándole abajo.

Jimin dejó solo a Hoseok en cuanto hizo su buen acto y desapareció a paso lento. El castaño ladeó la cabeza y frunció el ceño, recordando a aquel Jimin risueño que a veces llegaba a ser pesado. ¿Qué le había pasado?

—Chicos, hay buenas noticias—escuchó decir a Namjoon y Hoseok se apresuró a llegar a la cocina.

—Sorpréndenos.

—Pudimos hablar con uno de esos chicos—concluyó Jimin, revolviendo la cucharilla en su café con leche.

El rubio apoyado en la negra encimera olisqueó el líquido y, enseguida, una arcada le subió por la garganta, así provocándole una mueca y un poco de ácido en su boca llevado por la misma arcada que terminó con su hambre por el resto de la mañana.

—Y ¿qué más?—indagó Taehyung, hincándole el diente a un bollo de vapor.

—Se llama Yang Jung Won. De momento, no sabemos nada más.

—Y ¿eso de qué nos sirve?—preguntó Jungkook frunciendo el ceño.

—Espera, que me pongo la gorra del FBI. ¿Qué más narices necesitas?—espetó Jin con total normalidad haciendo que los más bromistas rieran.

—¿Qué esperabas que contestara? No nos conoce de nada.

—Y, sin embargo, les has dicho de dónde somos y lo que hacemos—soltó Jimin con cierto sarcasmo—. Oficialmente, estamos en desventaja. Y en peligro—remarcó bien remarcada la palabra "peligro", abriendo los ojos y mirándolos a todos.

Jimin lo veía todo negro. Muy negro, y sus amigos no se atrevieron a contradecirle. Conocían su mala hostia y no les apetecía empezar de esa manera el día. El rubio chasqueó la lengua y desapareció del campo visual de los chicos, así subiendo al segundo piso en busca de tranquilidad. Mientras, el ambiente en el primer piso se había enrarecido. Lo único que se escuchaba eran los cubiertos repicar contra los platos y los sorbos que de tanto en cuanto sonaban cuando alguien se llevaba una taza a los labios. Y el motivo de ese silencio, no era nada más ni nada menos que la incomodidad de saber que esos chicos conocían más de ellos que ellos de los chicos.

—¿Qué hacemos ahora?—se atrevió a preguntar Namjoon, rompiendo aquel extraño, pero no incómodo silencio.

Los primeros segundos, los chicos parecieron pensarse dos veces sus palabras por primera vez en sus vidas, siendo el cachondo de Yoongi el que dio con la solución.

—¿Os hace una visita a Daegu?

—Y ¿dónde dices que os vais de acampada, pequeño?

—A Daegu, mamá—respondió Jin.