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Acababa de abofetearle con todo el morro del mundo. Vale, era su madre y todo ese tema, pero eso no le daba ningún derecho a ponerle la mano encima, y menos por algo tan inofensivo.

Tenían a toda la población con el cerebro lavado.

Hoseok tenía la oportunidad de cabrearse y dejar claro que eso es lo que había le gustara o no, pero fue imposible. Él le tenía demasiado cariño a sus padres, sería un pecado más grave que el de bailar darles la espalda aunque eso significara, en cambio, la culpa. Exactamente. El chico se culpó de todo. Se dijo a sí mismo que esa bofetada se la había buscado y que él no podía molestarse. En cambio su madre sí lo hizo, aprovechando la dulce personalidad de Hoseok para darle donde más le dolía y con lo que más le dolía. Ella se echó a llorar en los brazos de su marido que solo se enfocó en consolarla sin reparar en lo roto que había dejado a su hijo.

—¡No permitiré que sigas con esto! Si tú no lo paras, lo haré yo, y te aseguro que no te conviene.

—Alto, alto—intervino Goo Yeong, padre de Taehyung. Se levantó del sofá bajo las húmedas miradas de la pareja y pensó bien qué decir para no calentar más la situación—, si los delatas, todos nuestros hijos estarán en peligro. Y por ahí sí que no paso, Rae-gun.

—¡Pero entonces todos nosotros también moriremos por cómplices! ¡Por cubrirlos después de saberlo!—el señor Kim abrió tanto la boca como los ojos.

—¡Rae-gun! ¡¿Cómo puedes pensar tan egoístamente?! ¡Estamos hablando de tu hijo!

—No te metas, Ji-mun, eres la menos indicada para hablar de egoísmos—le contestó fríamente a la madre de Jimin.

—Pero vamos a ver, so lela, que no puedes delatarlos.

—Sin insultar, ¿eh?—avisó el padre de Hoseok hacia la subida de tono de la madre de Jin.

—Es que si tu mujer tiene ideas de bombero ¡que llevarán a la muerte a siete chicos, digo yo que tengo que decir algo al respecto!—explicó, subiendo cada vez más el volumen de su voz hasta el punto de gritar.

El nudo en la garganta de Hoseok estalló con un suave sollozo y una lágrima que limpió nada más empezar a correr por su mejilla. Quizás estaba malinterpretando las palabras de su madre, o quizás realmente solo le importaba más sobrevivir que ayudar a su hijo. Aunque, pensándolo mejor, no podía asegurar que lo estuviera entendiendo mal. La había escuchado hablar sin pelos en la lengua múltiples veces de lo repulsivo e irrespetuoso que le parecía el asunto de saltarse las normas. No notaban que cada vez se sentía más incómodo junto a ellos y que sus comentarios le dolían. Pero, por alguna razón, creía que su padre apoyaba el tema por cómo defendía el asunto, pero allí se dio cuenta de que solo era un cobarde y un perrito que seguía y hacía todo lo que su dueña decía. Ambos le repugnaban ahora.

Con la cabeza gacha, contuvo un jadeo que hizo temblar su pecho unas milésimas de segundo antes de buscar los zapatos negros de Jimin y recorrerle las piernas hasta que dio con sus ojos, clavados como chinchetas al corcho. Lo miraba con tristeza, casi pudiendo asegurar sentir su misma angustia, la cual hizo desaparecer en cuanto tomó su cabeza y la pegó a su cuello, provocando una liberación total en el cuerpo de Hoseok.

—Estamos aquí para ti, Hobi—susurró en su oreja.

—No me quieren...—dijo con un hilo de voz que solo logró destruirle más.

—No, Hoseok... Ellos te adoran—consoló Namjoon posando una mano sobre el tembloroso hombro de Hoseok—. Pero, a veces, los padres no saben expresarse.

Taehyungie—llamó en voz baja Su-ji, escabulléndose del caos de gritos e insultos en el que estaba casi camuflada—. ¿Está bien?

—No estoy seguro, princesa—miró hacia atrás, preocupado por el estado de su amigo—. Esto nos está destruyendo.

~Black Swan~ (BTS) (FINALIZADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora