~Black Swan~ (BTS) (FINALIZADA)

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Se aprende de lo que uno ve en casa.

Y desde muy pequeño, Jimin veía que su madre apenas comía. La observaba mucho, curioso por saber el origen o el motivo de eso que su madre hacía. Quería entender por qué cuando entraba al baño después de ella olía mal. Pero ese olor no era como si su madre hubiera estado haciendo del dos, no, no tenían nada que ver. La pestilencia siempre aumentaba cuando el pequeño Jimin se acercaba a la taza del váter.

Quiso saber qué pasaba. Así que empezó a seguir a su madre por todos los rincones de la casa.

Para aquel entonces, Jimin solo tenía once años.

Los foros de internet ayudaron a satisfacer su curiosidad. Según Google, su madre era bulímica, pero no le cuadraba con la descripción. Las personas bulímicas consumían una gran cantidad de comida y luego se purgaban antes de que los alimentos cayeran en el estómago o después se mataban a hacer ejercicio, pero su madre casi no comía.

"Anorexia nerviosa".

Sí, eso encajaba mejor.

Pero también... vomita... Se decía. Su inocente cabeza se enredaba con palabras y definiciones de ambos conceptos, y, entonces, leyó que todo formaba parte de un círculo vicioso. También recordaba haber leído algo llamado trastorno por atracón. Uno de los causantes principales era la ansiedad, las personas con ese trastorno se calmaban comiendo. Esa fue la primera vez que Jimin vio la definición de un TCA. Trastorno de la Conducta Alimentaria.

¿Y su madre tenía un TCA de esos que él leía? Era pequeño, por lo que si algo no le dejaba tranquilo preguntaba a sus padres, pero su madre parecía no saber de qué le hablaba.

—Jimin, cariño, yo llevo una dieta estricta, pero no es nada preocupante. Lo tengo controlado.

"Lo tengo controlado..."

Si su madre decía eso, él debía creerla. Tenía que admitir que su madre era una mujer muy bella y Jimin comenzó a envidiar sus notorias clavículas y su mandíbula bien definida, pues él tenía los mofletes apachurrables.

—Los hombres se le tiran encima a tu madre—solía bromear su padre—. Realmente tengo suerte.

Él también quería esa atención. Quería que las chicas le dijeran lo guapo y delgado que estaba y que dejaran de llamarle gordo cuando su peso era el adecuado para un niño de su edad.

Quería ser como su madre.

Le... gustaba.

Pero parecía que la cocinera sabía algo que él no y, por alguna razón, se negaba a dar la misma dieta al niño. Porque solo era eso, un niño de once años. Pero su madre insistió por las buenas. Estaba feliz de que su hijo quisiera ser como ella, al igual que Jimin estaba feliz de recibir toda esa atención... Solo al principio. Él solo conocía una cara de la moneda. La exterior. La que todo el mundo veía. No contaba con que la otra cara estaría llena de problemas y lo que parecía ser un inicio de una depresión. El peso se volvió su mayor preocupación.

Cuando cumplió los trece años, aprendió a purgarse, y llegó a los quince pesando cincuenta kilos.

No es suficiente, sigo gordo.

Tengo que bajar un poco más, solo dos kilos y paro.

Lo tengo controlado.

Y nunca nadie le explicó nada sobre algún TCA.

Él pensaba que lo que hacía era normal.

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