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Era incapaz de abrir los ojos.
Nota mental: no volver a hacerlo.
Fue asqueroso. Repugnante, ver a aquel degenerado disfrutar del coqueteo de una muchacha de diecisiete años. No tardó ni dos minutos en volverse... loco. Literalmente. Loco por meter la pelota en la canasta. Y ella no podía detenerlo llegados a ese punto del plan. Sería egoísta de su parte.
Sí, se había prometido no volver a abrir los ojos, pero era necesario si quería localizar el manojo de llaves. De esta manera, situando sus ojos hacia abajo para al menos, evitar verle la cara. La desesperación de aquel hombre le permitió toquetear todo lo que quiso su cintura sin que se diera cuenta, tratando de coger las llaves. Las yemas de sus dedos rozaron el hierro de una de las llaves en el momento en el que dejó de sentir la presión sobre sus labios, dando paso a unas manos descendiendo a la velocidad de la luz por su cintura, su trasero y finalmente, sus muslos, cogiéndola en brazos. Literalmente la golpeó contra los barrotes de la celda de Jin, este se apartó del susto. Su-ji soltó un quejido por la fuerza en la que el policía la atrapó contra los barrotes.
Y presionaba.
Presionaba y seguía presionando.
Su-ji sentía su espalda moldearse junto a los barrotes.
Le dolían los labios, y era muy probable que el tono rojo que el hombre tenía en ellos fuera el mismo que manchaba los suyos.
—Tú ex no volverá a tocarte. De eso me encargo yo—dijo arrastrando las palabras.
De verdad, una arcada subió por su garganta que fue parada por el puto pervertido que la cogía.
No, no más, por favor. No lo soporto.
—¡Su-ji, sal de ahí!—gritó Han a través de la llamada.
Pero todavía no se hacía con las llaves.
Suficiente.
Y cuando se dijo suficiente, era que había sido suficiente.
Golpeó su cuerpo contra el del hombre para alcanzar el manojo de llaves. Sus ojos derramaron felicidad: las poseía entre sus finos dedos y largas uñas. Esquivó el brazo que sujetaba su muslo izquierdo e intentó que las llaves no chocaran contra el hierro de las barras al pasarlas por el medio, aunque dudaba que el sujeto fuera a darse cuenta de algo. Jin, paralizado por la situación, detuvo el cerebro, y no se movió en cuanto vio las llaves ser ofrecidas por la espalda de Su-ji.
Pero ¿será idiota? Pensó ella.
Agitó el material con enfado, y ahí fue cuando Jin por fin despertó, las tomó con sigilo y las guardó. No podría abrir nada si el policía estaba de cara a él.
La muchacha esperó en brazos del sujeto a que Jin saliera y la salvara, pero eso nunca ocurrió y en cuanto el baboso bajó los besos a su cuello giró la cabeza en busca de explicaciones. A Jin le hervía la sangre, y en la celda contigua a la suya se escuchó a Taehyung vociferar insultos y nombrar todos los sinónimos que pervertido y degenerado podían tener.
—Ya...—respiró hondo, escuchando su propia voz—... creo que ya se ha ido.
El hombre detuvo sus besos y la miró con una sonrisilla que la hizo estremecer.
—No... Yo creo que nos está viendo.
—Bájame, por favor—pidió, fallando en el intento de no tartamudear.
Pero el hombre hizo caso omiso y activó todas las alarmas de Su-ji cuando su mano bailó por dentro de su camisa, en dirección a su pecho. Entonces se agarró de las barras y le pegó una patada en el pecho con la que él se fue hacia atrás. Se golpeó la espalda contra la barandilla y ella se torció el pie al caer.
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~Black Swan~ (BTS) (FINALIZADA)
Fanfiction"2012. Cuando todo parece estar destinado, y velar por la libertad parece imposible, resulta que no termina siendo así. Un mundo donde el baile es considerado pecado en los hombres, siete chicos se arriesgan por seguir haciendo lo que tanto aman aún...