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Nunca se sabe qué tan mala o dolorosa es una cosa hasta que se vive.

Dos míseros días.

Dos míseros días en los que perdió la cabeza.

Hasta aquí.

—¡Yoongi, a comer!

—¡No tengo hambre, déjame en paz!—respondió con duelo a su madre.

Levantó la mirada y se observó con atención en el espejo. Gotitas de agua lo decoraban, gotitas que empezaron a dejar carreras de agua hasta llegar a los pies del reflejo, pareciendo eso una ley de vida para el muchacho. No debería haber empezado aquello.

—Joder...—masculló, cayendo en cuenta de lo que estaba haciendo.

¿Había valido la pena destrozarse las manos?

Dejó caer el mechero en el lavamanos y se vendó las heridas como llevaba haciendo últimamente. Tal era el enfado de su madre, que ni siquiera preguntó el motivo de aquellas vendas, motivo también por el que había empezado a quemar su piel, para escapar del dolor emocional. Supuso que su madre también debía estar pasándolo mal. Chun-ho había desaparecido de sus vidas mientras Yoongi estaba en Daegu. Preguntó mil veces a su madre, quien decía no saber dónde se encontraba su esposo hasta que le gritó que dejara ya el tema. Yoongi tuvo que obedecer, ella seguía molesta, y podía escuchar sollozos por las noches. Él dejó de insistir, creyendo saber qué había pasado. Siempre supo que el perfume que su ropa desprendía al volver del trabajo no era familiar.

La señora Min no fue la excepción en cuanto a castigos, reproches y demás. Entre todo aquello, la decisión de mandar a Yoongi al servicio militar, tema que en su día habían tocado y tema sobre el que Yoongi ya había dejado claras sus ideas. Pero Min Je Yoo creía conocer a su hijo, por lo que, mandarlo al servicio militar, le aseguraría quitarle todas esas tonterías del baile de la cabeza al formarse finalmente, como un adulto de verdad. Y traerle el vestuario reglamentario sería una gran ayuda para que Yoongi entrara en razón.

—No.

—¿No? ¿Cómo que no?

—Que no.

—La decisión ya está tomada, no importa que no quieras. Esto... es solo para informarte. Pero si tú dejaras esa tontería del baile...

—¡Ya vale! No lo digas como si te doliera, mamá. Los dos sabemos que no lo hace—la señora Min abrió ligeramente la boca, sorprendida por el carácter que había adoptado su hijo. La misma sorpresa se llevó él en cuanto sintió, segundos después, un manotazo en su boca—. ¿¡Qué te pasa!?

—No me hables así. Soy tu madre—ordenó con el ceño fruncido, apuntándolo con su dedo índice. Dedo que pronto descendió al igual que su enfado—. Yo solo quiero lo mejor para ti...

Mentira.

Sí, lo pensó. Pero en vez de empezar una pelea que no le solucionaría nada, prefirió respirar profundo, levantarse del sillón con total tranquilidad e irse de aquella casa.

—Calma, calma. Piensa y piensa en qué harás.

¿Ir al servicio es una opción?

No, por supuesto que no.

¿Sufrir en silencio porque no me quiere entender?

No, tampoco.

¿Renunciar a mis sueños?

Nunca.

—¿Hola? ¿Jin? Estoy teniendo problemas en mi casa y... quiere que haga el servicio militar cuanto antes. Por favor, necesito que vengas más tarde, cuando no esté. Yo te avisaré.

~Black Swan~ (BTS) (FINALIZADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora