~Black Swan~ (BTS) (FINALIZADA)

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"Un tal Sr. Moon accede a dar refugio a quienes son buscados por violar la ley que más está interviniendo en los jóvenes: el baile."

"¿Un mito? ¿Una realidad? Nadie que haya pisado su hogar ha sido descubierto."

"¡Es perfecto! ¡No cobra por el alojamiento y tienes acceso a todo! Nos dice un muchacho."

¿Sr. Moon?

¿Debería fiarme de esta dirección?

Su-ji buscó por horas ese nombre en todas y cada una de sus redes sociales, sacando datos de su nombre verdadero tras cada foto que leía.

—¡Su-ji!—llamó Bangchan desde el marco de la puerta de un dormitorio vacío. La ráfaga de viento que delicadamente peinó sus piernas desnudas le dijo que había corrido—. ¡Taehyung está en la tele!

—¿¡De verdad!?

Fue más bien una pregunta retórica, pues cuando Bangchan estuvo a nada de contestar, Su-ji ya le había adelantado.

—Bien, hace cuatro días, anunciamos que los rebeldes más buscados en la actualidad habían sido, finalmente, capturados y puestos entre rejas. Pues, ciudadanos de Corea del Sur, ¡estamos de celebración!

La imagen del hombre desapareció, para dar paso a unas elaboradas tomas de un escenario decorado con tonos rojos y negros. Un escenario que traía malos recuerdos.

—Este escenario fue montado por primera vez en Busan, cuando aquellos rebeldes se volvieron... agresivos. El presidente del Gobierno no tuvo otra opción que coger al toro por los cuernos y mandar a la Policía a aniquilarlos.

Y pusieron unas imágenes de aquel día en la pantalla, justo el momento en el que la cabeza de uno de los chicos reventaba en mil pedazos.

—¡Oh, joder!—gritaron al unísono, incluso escucharon a Hye-yoon maldecir desde su habitación donde seguía vigilando el estado de Yoongi. Ese era su segundo día despierto.

¿Es que no tenían filtro?

¿Cómo pones algo tan violento donde miles de personas de todas las edades pueden verlo?

Oh, claro, todas esas personas deben verlo bien. No tenía sentido llamar psicópata al resto de la población cuando eran ellos quienes realmente lo eran por ser diferentes.

—Mañana es el día, ciudadanos. Gente de todos los rincones de Corea vendrá aquí, a Seúl, para presenciar la mutilación y aniquilación de los rebeldes. ¡Recuérdenlo! A las cinco y media de la mañana se presentarán a los rebeldes, y a las seis, cuando el sol empiece a salir, serán exterminados.

—¿Qué coño...?—oyeron murmurar a Yoongi desde la habitación.

—¿Esta... es nuestra última oportunidad?—la voz de Ni-ki tembló y buscó la mirada de alguien.

Eran cinco personas.

Yoongi, fuera de combate.

Y Jungkook en Busan.

Danbi, embarazada y Eun-yeong era demasiado mayor como para coger y pegarle meneos. Asher era el único que sería una opción viable para lo que fuera que iba a pasar. Oh, y Su-ji.

—A ver—Han se llevó las manos a la cabeza—, tenemos hasta esta madrugada para pensar algo. Esto será más peligroso que lo de prisión.

Unas pisadas se acercaron a Han, entonces, él levantó la cabeza.

—Sea lo que sea que decidamos, yo esperaré en el monovolumen. Será de utilidad si tenemos que huir.

—¿Tenéis los pasaportes?—preguntó de repente Danbi. Todos miraron hacia el sillón sobre el que se sentaba y fruncieron el ceño—. No se me ocurre otra alternativa que cambiar de país si... si no conseguís escapar con ellos.