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—Pasajeros del vagón ocho, por favor, abandonen el tren.

Yoongi abrió lentamente los ojos, encontrándose con el mozo que les había llevado las maletas cerca de él, solo que a él le parecía un manchurrón borroso. Se sorprendió al girar la cabeza y encontrarse con un radiante sol, digno de un caluroso día de verano. Se quitó sus auriculares disimuladamente y agitó repetidas veces a Hoseok que dormía junto a él. Este se removió y rehusó a abrir los ojos todas las veces que Yoongi trató de despertarlo.

—Voy a tirarte del asiento como no te despiertes—amenazó con la voz ronca.

Te moverás a las buenas o a las malas, pensó Yoongi. Había dormido poco, demasiado poco para su sistema, por lo que no tenía ni ganas ni paciencia para lidiar con la vagancia de Hoseok.

—¿Todo bien?—preguntó Namjoon introduciendo la cabeza en medio de ambos asientos.

—Sí, sí, un momento.

Yoongi desató su cinturón, se giró en su asiento, apoyando la espalda en la ventana. Cogió impulso y pateó a Hoseok, que terminó por abrir los ojos, seguido de un pequeño grito que logró despertarlos a todos.

—Te he avisado—soltó con arrogancia y una sonrisita ladina ante la confusión del menor.

El vagón quedó vacío tras pocos minutos de subidas y bajadas de maletas y bolsas. Llenaron sus pulmones con el aire de Daegu y emprendieron una caminata hacia la humilde terraza de Eun-yeong. Se felicitaron por haber optado por el modelito veraniego en cuanto el sol estuvo en su punto más alto. ¿Ya era mediodía?

—Gracias por llevarnos.

—De nada, Jungkook, es un placer participar en esto—sonrió Eun-yeong, volviendo la mirada al frente.

—¿Alguna novedad, Jiminie?

—Veinticuatro llamadas perdidas de mis padres y un mensaje de Jake que decía que nos esperaban en Donghwasa. Los chicos nos lo enseñaron la última vez que vinimos.

—¿Ese templo antiguo?—Jimin asintió ante la pregunta de Jin.

—¿Y con los otros?—añadió Jungkook incorporándose en las piernas de Namjoon.

—También.

Jimin sonrió, no sabría deducir si era por puro nervio o porque de verdad le emocionaba encontrarse con esos chicos. Se podría definir como a un remolino de emociones, de manera que ninguna se quedara fuera.

Hoseok tomó sus manos y les dio unos ligeros golpes manteniendo los ojos cerrados. Por culpa de Yoongi, había tenido un mal despertar y, descontando el moretón que seguramente se le había quedado en la cadera, el susto al estar a punto de comerse el suelo lo cansó el triple. Jimin descargó todo su estrés en el pecho de Hoseok en cuanto se apoyó en él, sintiéndolo más que a un mejor amigo, como si fuera la única estrella en el cielo o la última gota de agua en el desierto. Su motivación.

Diamonds de Riahnna los envolvió en una cálida y reconfortante burbuja de buenas vibras en las que tuvieron una seria conversación con ellos mismos. Si querían entender a los demás, debían empezar por entenderse a ellos mismos y, en menos de veinticinco minutos, estuvieron en el templo Donghwasa.

—Cuando queráis iros, me avisáis. Pasadlo bien, guapos.

Eun-yeong marchó en su coche, dejándolos a todos allí plantados, con las maletas en la mano y los ojos abiertos como crías de cervatillo. Parecían turistas que habían perdido a su guía hasta que la rubia cabellera de Jay se hizo ver caminando hacia ellos, sosteniendo su teléfono pegado en la oreja.

~Black Swan~ (BTS) (FINALIZADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora