~Black Swan~ (BTS) (FINALIZADA)

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Una pequeña parte de ellos empezaba a creer que ver las noticias era un grave error. Eso solo alimentaba su angustia.

Tantas cosas se habían dejado por el camino... Tantas...

Sí, pensar en positivo y creer que sus amigos seguían con vida era muy bonito, pero ¿valía la pena engañarse? ¿Seguir haciéndose daño cuando nada ni nadie daba información?

¿Seguir... con eso era adecuado?

A nadie le quedaba salud mental, y si solo se hubieran detenido a pensar en las consecuencias de su capricho...

Un capricho.

Eso es lo que realmente era.

Un maldito, y descabellado capricho que los había llevado donde estaban: en la mierda.

Eun-yeong no fue capaz de seguir los consejos de Asher, y en un cuarto de hora, tanto ella, como Su-ji y Danbi se plantaron frente a la puerta del apartamento. Unas caras mustias fue lo único que recibieron, además de las voces provenientes de la tele.

Pero ellas... parecían felices.

—Cariño, ¿qué son todas esas caras?—preguntó dulcemente Danbi, adentrándose en el apartamento.

Asher besó el dorso de sus manos.

—No es nada, no te estreses con eso, honey.

Eun-yeong sonreía antes de pisar el suelo del apartamento.

Y Su-ji saltó al frente de Eun-yeong con una gran sonrisa y la emoción que siempre cargaba.

—¡Taehyungie-!—exclamó, y los chicos se miraron.

El grito despertó a Jungkook, quien al escuchar ese nombre se levantó de golpe.

—¿Taehyung? ¿Está vivo?

Su-ji se quedó helada, con sus labios decayendo poco a poco. Dio unos pasos al frente ahora, contando a los chicos. El número seis ocupó todo su cerebro.

—¿Taehyung...?—les preguntó con un hilo de voz, los chicos desviaron la mirada.

—Oh, mi niña.

Danbi no tardó ni dos segundos en estrechar a Su-ji entre sus brazos y acariciar su sedoso cabello, esperando a que comenzara a llorar sobre su hombro. Eun-yeong se unió a consolar a la pequeña chica, sobando su espalda y poniéndole la mirada encima a Ni-ki, quien no pudo aguantarla. Las lágrimas que Su-ji derramó no fueron ni la mitad de su dolor. Quería gritar, matar al que le hubiera puesto la mano encima a su hermano.

Aunque todo fuera ahogado en un silencioso llanto contra el hombro de Danbi. Ella misma fue la que le dijo a Eun-yeong que se alejara sin articular palabra.

—¿Dónde está Yoongi, querido?

—No creo que sea buena idea...

—Oh, querido—Eun-yeong tomó una de sus manos—. Ya nada en este mundo puede sorprenderme.

Asher acarició la mano de la mujer y asintió una vez con la cabeza baja, así guiándola hasta la habitación. El señor Kim ni se inmutó en cuanto escuchó la puerta abrirse.

Asher notó cómo Eun-yeong tragaba saliva frente a tal escena. Tan violenta. Tan horrible.

—Kim Hye-yoon—llamó sin alzar la voz. El hombre giró la cabeza. Su frente seguía manchada—. ¿Está...?

—No, no—aclaró con rapidez al ver el miedo en los ojos de Eun-yeong—. Se ha desmayado hace un rato. Disculpe por no haberlas saludado, no puedo irme de su lado.