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—¡Eh, vosotros!—chilló Jin. No supo si es que no lo escucharon o solo lo habían ignorado, pero no se detuvieron.

Corrió hacia aquellos dos chicos y le pegó un puñetazo al que le sujetaba del pelo a Su-ji.

—Oh—musitó sin querer cuando Jin la apartó y refugió tras su espalda.

—Llama a la policía—le dijo Jin—. Tengo tu móvil en el bolsillo derecho.

—Vale—tartamudeó ella cogiendo el móvil y separándose un poco—. Ten cuidado, por favor...

Joder, con Seokjin. Les dio a los dos chicos lo que sus madres no cuando eran pequeños. El primero al que golpeó se le tiró encima cuando recuperó la altura. Jin esquivó ágilmente el puñetazo y se cubrió con el cuerpo del chico para que el otro no llegara a tocarle a él. Mientras tanto, Su-ji intentaba entenderse con el policía, el cual terminó por decirle que se esperara. Pero claro, ella no le entendió y comenzó a insultar a su móvil cuando nadie le respondía de vuelta. Estuvo a punto de colgar pensando que estaban pasando de ella cuando un "¿Qué ocurre?" en coreano salió por el altavoz.

—Por favor, dense prisa—suplicó sin quitarle la mirada de encima a Jin.

Colgó y, por un momento, pensó que los dos chicos eran las víctimas. Jin se las podía apañar muy bien solo, y si no fuera porque ya había llamado a la policía, solo habría esperado a que Jin terminara su trabajo para recoger la comida y volver a la sala de baile.

Casi diez minutos después, el coche policía llegó y se llevaron a los dos chicos más muertos que vivos.

—Gracias por vuestra valentía.

Su-ji lo reconoció: ese era el policía que la atendió. Le echaron en cara a Jin que no debería haber actuado de esa manera, pero él insistió que era en defensa propia: aquellos tíos intentaron secuestrar a su chica.

"Su chica", repitió Su-ji en su cabeza. ¡Jin la había llamado su chica! Ya está, todo lo que tenía que cumplir en la vida estaba ahora completo gracias a esas dos palabras. ¿Podría ser más feliz?

Los policías terminaron sus preguntas y, mientras uno de ellos aseguraba que las puertas traseras estuvieran bien cerradas, el otro se acercó a ambos muchachos.

—¿Cómo habéis logrado salir de Corea?—les preguntó.

—Tenemos recursos.

—Disculpa, lo que quería no era molestarte—aclaró, levantando un poco las cejas—. Solo era curiosidad—hizo una leve reverencia—. Aquí estaréis a salvo.

—Muchas gracias, y perdone la confusión.

El policía se quitó su gorra en señal de saludo y ahora sí subió al coche policía.

Jin puso los brazos en jarra y se dio la vuelta con la cabeza un poco inclinada. Su-ji lo miraba con las manos juntas en medio del pecho y el móvil entre ellas. Seguía asustada y Jin no supo porqué su rostro le pareció tan adorable cuando sus ojitos lo miraban. El azabache sonrió tontamente y abrió los brazos. No pasaron más de dos segundo que Su-ji ya estaba entre ellos, estrujando la parte posterior de su camisa entre la mano que tenía libre.

Vale, Su-ji lo aceptaba: estaba esperando a que Jin abriera los brazos para poder abrazarlo.

—¡Gracias, gracias, gracias! Jin oppa... Eh... Jin—corrigió rápidamente cuando escuchó la risa del mayor—, me has salvadooo.

—Pues claro que sí, preciosa. ¿Pensabas que te dejaría a merced de esos gilipollas?—ella negó con una sonrisa sobre su pecho.

—No, no. No puedo dejar que me arrebaten lo que es mío. Ya lo hicieron con mi primer beso. Aunque en verdad, fui yo, pero... ¡Agh!—se quejó—. ¡Qué asco me da recordarlo!

~Black Swan~ (BTS) (FINALIZADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora