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Entre risas y bromas, pasaron cinco días en un abrir y cerrar de ojos.

La convivencia entre tantas personas estaba siendo complicada. Muchos de ellos tenían una hora fija en la que su reloj estomacal sonaba y tenían que ir sí o sí al baño. Pero al llegar a la puerta, tranquilamente podrían haber unas seis personas antes.

En fin, la convivencia.

Y eso sin contar las calurosas noches, donde todos los sudores se evaporaban y asfixiaban a la masa tirada por el salón. A pesar de las ventanas abiertas, el aire no circulaba, lo que dejaba que el calor que se había acumulado en las habitaciones durante todo el día se mantuviera por las noches.

Hoseok despertó con la camisa pegada a su torso y chorretones de sudor cayendo por su frente.

Asqueroso.

Se incorporó en el suelo con la espalda agarrotada, teniendo que aguantarse un quejido cuando toda su espina dorsal crujió al ponerse de pie. Pasó por encima de varios cuerpos también tumbados en el suelo y cuando llegó al marco de la puerta, observó con envidia a Heeseung dormir a pata tendida en la única cama de la habitación, roncando como una puñetera ametralladora.

Ese blando y suave colchón ahora ensuciado por las babas del muchacho.

Asqueroso, otra vez.

Se deshizo de la camiseta y la hizo bola entre sus manos, yendo a por un vaso de agua y, probablemente, a darse una ducha. Se pasó la mano por el pelo antes de entrar en la cocina y ver una delgada silueta de espaldas a él.

—¿Su-ji?

Al escuchar su nombre, pareció que algo hubiera empujado a la chica contra el fregadero. Se dio la vuelta con los ojos abiertos, soltando un suspiro de alivio al ver a Hoseok.

—Eres tú.

—¿Quién pensabas que era?

—No lo sé, en cualquier momento entra alguien en el apartamento y nos mata a todos—sus ojos inspeccionaron a Hoseok, quien recordó que estaba sin camisa y entró en pánico, buscando el agujero por el que meter la cabeza.

Su-ji soltó un par de carcajadas cansadas, dándose la vuelta.

—Ya está, no te miro.

—Perdona, no pensaba encontrarme a nadie.

—Yo tampoco. Me estaba muriendo de calor y vine a por un vaso de agua. ¿Puedo darme ya la vuelta?

Hoseok dio luz verde y Su-ji volvió a encararlo con la linterna de su móvil cegándolo. El alto pudo ver los ojos caídos de Su-ji, cansados y con unas grandes ojeras debajo. Llevaba una cola alta y lo que solía ser un flequillo, ahora era dos mechones de pelo más cortos que el resto del cabello. Hoseok se acercó al frigorífico y sacó una botella de agua fría.

—Deberías estar durmiendo, considerando que mañana Hye-yoon tocará campana bastante temprano para irse a Busan.

—Oh—soltó Hoseok, sirviéndose el esperado vaso de agua fría—, ¿se va? Le preguntaré a ver si me deja ir con él. Quiero saber si mis padres están bien—Su-ji frunció el ceño.

—Hoseok—llamó con la mirada fija en su teléfono—, ¿tu madre está aquí?

—¿En Seúl?—preguntó, con burla—. No lo creo.

—No sé si deba ser yo la que te diga esto, pero ella sí que está aquí.

—¿Qué dices? ¿Estás segura?

~Black Swan~ (BTS) (FINALIZADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora