—¡Tienes que creerme, Hal! ¡Jungsoo está vivo! —Le seguí a la cocina haciendo caso el hecho de que el muy cabrón estaba haciendo esfuerzo sobrehumano para evadir el tema.
Y no era la primera vez. Al principio estuve de acuerdo de que el nombre de mi exnovio fuera el tema prohibido en casa, aquel que no se debía nombrar bajo ninguna circunstancia. Aunque ambos éramos conscientes de que esa decisión no traería ningún beneficio, para el final del día mandábamos al diablo lo que estaba realmente bien o mal sobre ese asunto. Pero esa noche desde que regresé a casa, después de haber visto al supuesto difunto Jungsoo Park en aquel lugar, supe que si no hablaba de ello culminaría por perder la cordura y terminaría como mi padre, o incluso peor.
Sin embargo, ese era el maldito problema.
Hal Dawson se negaba a hablarlo y cada que nombraba al azabache este cambiaba el tema de forma descarada, o incluso, me dejaba con la palabra en la boca el muy hijo de puta, y eso no solo aumentaba mi molestia, sino que me hacía sentir frustrado como el demonio.
¿Por qué se negaba a tocar el tema? ¿Acaso me estaba ocultando algo?
—No vas a empezar de nuevo, Gong. ¡Ya hemos hablado de esto!
—¡Maldición, Hal! ¡Lo vi! ¡No estoy tan putamente loco como para tener alucinaciones! —Este finalmente me encaró, con su usual cara inexpresiva.
—¿Me vas a negar que estabas ebrio? ¿Te encontrabas en tus sentidos cuando eso ocurrió? —Entreabrí mis labios, dispuesto a defenderme, pero el cabrón tenía razón.
Había una gran posibilidad de que lo que vi hubiera sido solo parte de mi mal estado de aquella noche, empezando por el hecho de que Jungsoo fue la principal motivación por la que decidí beber en aquel momento.
—Podemos ver las cámaras de seguridad. —Este bufó ante mi propuesta.
—No tenemos ninguna orden policial para hacer eso, además. Dudo que estos den ese tipo de información a cualquier persona, ¿Acaso eres tonto? —Fue mi turno de soltarle un bufido.
—¿Por qué demonios no me crees? Sé lo que vi, hay una posibilidad de que Jungsoo Park esté vivo, ¿Entiendes?
—Por supuesto que lo entiendo, Yeonsuk. Entiendo tu punto, pero tú lo viste, viste una parte desmembrada de Jungsoo, yo mismo presencié su muerte, así que es imposible que esté con vida. —Negué con la cabeza sintiendo ese nudo asfixiante nacer en mi garganta—. Tienes que aceptar el hecho de que él ya no está.
—No. —Este soltó un suspiro pesado antes de que yo saliera de la cocina rumbo a la habitación, necesitaba preparar la maleta para tomar mi primer vuelo con destino a Tokio.
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EN DISTINTA SINFONÍA
FantasiaUn escritor de romance con el corazón roto, decide escapar a Estados Unidos en búsqueda de inspiración. Allí, en un pueblo peculiar, conoce a cierto hombre, que es adorado por todos, pero esconde un secreto perturbador que, accidentalmente, el prota...