Capítulo 60

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La mañana siguiente se sintió extraña, empezando por el hecho que cuando desperté, Jungsoo ya no se encontraba en la casa, y al buscarlo me di cuenta de que tampoco había dejado el desayuno preparado como costumbre

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La mañana siguiente se sintió extraña, empezando por el hecho que cuando desperté, Jungsoo ya no se encontraba en la casa, y al buscarlo me di cuenta de que tampoco había dejado el desayuno preparado como costumbre. Traté de ignorar el silencio pesado que deambulaba en el lugar poniendo la cafetera a hacer trabajar, y mientras esta estaba en lo suyo, volví a la habitación y me cambié de ropa por algo más abrigado, después de todo, el invierno apenas había dado inicio. 

Volví a la cocina al escuchar el aparato, anunciar que su labor había culminado mediante un pequeño pitido, indicando que mi café ya se encontraba listo. Me tomé las pastillas y comí un par de rodajas de pan untadas con mermelada de naranja que había encontrado en la alacena, fue entonces cuando alguien llamó a la puerta. Me apresuré a atender, y aunque no esperé que fuera Jungsoo el que estuviera al otro lado de esta, de igual modo, me sentí decepcionado al confirmarlo. Emma me dedicó una sonrisa pequeña mientras metía sus manos a los bolsillos como manera de saludo, gesto que correspondí. 

—Hey, ¿Estás bien? —preguntó en un tono extraño, como si estuviera dirigiéndose a un niño pequeño que se encontraba muy asustado. Tal vez no estaba muy lejos de la realidad. Porque lo estaba. 

—Estoy bien, con mi trasero congelado, pero supongo que deberé acostumbrarme hasta que el invierno termine. —Me forcé a sonreír. 

Emma rio haciendo que un ligero vapor abandonara su boca, el cielo aún estaba oscuro, asumí que ni siquiera eran las seis de la mañana en ese momento. 

—Me imagino que la noticia de la evacuación ya llegó a ti. —Asentí de forma lenta—. Te recomiendo que empaques algunas de tus pertenencias. 

Al mirar por encima de su hombro noté que sus padres se encontraban subiendo algunas maletas a Petro mientras mantenían una conversación, al observar las casas vecinas, me di cuenta de que los vecinos hacían lo mismo, al parecer todos se encontraban evacuando de modo tranquilo como si fuera algo de lo que ya estaban acostumbrados, detalle que aumentó mis dudas. 

—¿Sabes de casualidad...? 

—¿Sobre la existencia de ellos? Sí, por supuesto. Todo el pueblo lo sabe, somos conscientes que vivimos en un lugar que es habitado por estos seres a pesar de que intentan negarlo, así que estamos acostumbrados a evacuar cuando hay conflictos que afecten nuestra seguridad. —Volví mi vista a esta frunciendo el ceño—. Me imagino que también los conoces. 

—¿Y aun así están conformes con eso?, ¿no se sienten amenazados?, ¿por qué no los han expuesto al mundo? —Escucharla reír solo aumentó mi incertidumbre. 

—Cuando eres criado, siendo rodeado y protegido por esas criaturas, dejas de verlas como una amenaza. La mayoría de los pobladores de Northesden han nacido y crecido en este sitio, están familiarizados a estos eventos y han jurado mantener sus secretos si ellos los mantienen a salvo de los riesgos que conllevan sus especies; además, si el mundo se da cuenta lo que pasa en el pueblo no tardaran en querer venir y crear todo un revuelo. Odiamos eso, nos gusta la tranquilidad y no pensamos cambiar eso consta de la codicia de la humanidad. —Miró mi rostro de forma analítica—. Sin mencionar que sería casi imposible demostrar que ellos son lo que son, son seres poderosos, siempre se salen con la suya. 

EN DISTINTA SINFONÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora