Capítulo 27

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Gotas de sudor caían desde mi barbilla mientras mi pecho subía y bajaba en jadeos fuertes a causa del esfuerzo, estaba agotado; sentía mis extremidades exhaustas, y, aunque temí derrumbarme, me negué a tomar un descanso

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Gotas de sudor caían desde mi barbilla mientras mi pecho subía y bajaba en jadeos fuertes a causa del esfuerzo, estaba agotado; sentía mis extremidades exhaustas, y, aunque temí derrumbarme, me negué a tomar un descanso. Hal se había empeñado en exprimirme desde el primer día, obligándome a realizar entrenamientos físicos y mentales lo suficientemente agotadores, trayendo como resultado que cuando llegaba a casa caía en coma una vez me lanzaba a la cama. Los chicos estaban preocupados por mi bienestar, temían que no pudiera soportarlo, no querían que terminara lesionado, o peor aún, que concluyera perdiendo la poca cordura que me quedaba. 

 Pero aun así, me negué a bajarle al ritmo. 

¿Qué me motivaba a llevarme al límite? Sencillo, respuestas. Más allá de mantener el secreto de Jungsoo y sus amigos a salvo, necesitaba entender los motivos por los que mi padre había pasado sus últimos años fuera de sí, necesitaba saber las razones por las que lo hizo hacer ese tipo de atrocidades con sus propios hijos. Por más que intenté pensar que solo se trataba de una enfermedad mental, al saber que realmente existía esas criaturas que tanto él juró con interactuar. Me abrí a la posibilidad de que mi progenitor al final de día siempre tuvo la razón, que solo fue un alma torturada por seres "celestiales" y que al igual que él como nosotros, fuimos víctimas de un algo que no se podía explicar sin ser visto como un desquiciado. 

Otra parte de mí, más allá de querer obtener los motivos por las que tuve que pasar. Quería venganza, anhelaba golpear a esos idiotas que tanto atormentaron a mi padre, deseaba torturar aquellos seres que hicieron de mi corta vida un infierno, y, aunque tuviera todas las de perder, habría valido la pena haber llegado hasta ese punto. 

Por esa razón, me esforzaba como el demonio. 

Parece que hubiera sido ayer el primer día en que inicié mi entrenamiento con Dawson. El arcángel, a pesar de ser un cretino de mierda con aires de grandeza, era bastante astuto, de modo que cada pelea cuerpo a cuerpo, él ya sabía qué movimiento yo iba a realizar, así que debía poner el doble de esfuerzo para mantenerme en guardia esquivando mis propios ataques que él imitaba. Decidí usar la misma técnica imitando los suyos. 

 Eran jornadas bastante exhaustivas. 

Jadeé con cansancio un segundo después que Hal anunciara la culminación del entrenamiento de ese día, mi cabeza palpitaba y mis piernas temblaban por el esfuerzo, lo único que tenía en mente en ese instante era tomar una ducha y dormir, pero tenía que mandar el borrador a Yongban, necesitaba hablar con mis correctores, y finalmente, arreglar las cosas de modo oficial con Yujeong. 

—Lo hiciste bien. —Me quedé congelado en mi lugar ante esas palabras, Hal se encontraba a un paso frente a mí y en su semblante había una pequeña sonrisa, algo poco común, porque cuando el sujeto estaba conmigo mantenía su cara de culo gran parte del entrenamiento—. Tienes determinación, eso te ayudó bastante a mejorar en todos los aspectos. 

EN DISTINTA SINFONÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora